LA NUEVA ESPAÑA 02-02-12 La Espina se «clava» en el Suroccidente
La actividad en la autovía A-63 es prácticamente nula y tan sólo se centra en el tercer tramo pendiente de ejecución
Primera calzada, a la derecha, ya asfaltada en las proximidades de La Espina.
Doriga / La Espina (Salas), Ignacio PULIDODesmontes sin concluir, argayos y estructuras de hormigón armado mostrando su esqueleto de acero. Esta es, a grandes rasgos, la descripción de las obras en la autovía Oviedo-La Espina. La actividad en el vial es prácticamente nula. Tan sólo se registra movimiento en el tramo comprendido entre Salas y La Espina, donde se prevé abrir a la circulación tan sólo una de las dos calzadas proyectadas inicialmente. El estado de los tajos no deja lugar al optimismo. El suroccidente tiene espera para rato, por lo menos hasta 2014 según las previsiones.
El pasado mes de julio se cumplió el primer aniversario de la inauguración del tramo Grado-Doriga. La rotonda sita en su extremo salense establece la frontera entre la región suroccidental del Principado y el acceso a la zona central a través de una vía de comunicación moderna. El cúmulo de despropósitos que afecta al vial es también palpable aquí. Desde hace más de un año, uno de los carriles de enlace permanece cortado como consecuencia de un argayo aún por retirar.
A poca distancia, en el núcleo conocido como Casas del Puente, las obras de la autovía han permanecido detenidas durante los últimos trece meses. El trazado aún no ha logrado cruzar el río Narcea. La estructura del viaducto de dos kilómetros de longitud que debería comunicar ambas orillas se reduce a dos pilas ejecutadas en su totalidad y tres por concluir. Desde que el andamiaje fuese retirado a finales de 2010 no se ha producido ningún avance. El tajo sigue cerrado a cal y canto.
El pasado mes de noviembre, el Delegado de Gobierno en funciones, Francisco González Zapico, señaló que los trabajos de este tramo serían retomados a principios del presente año. La previsión presupuestaria es de 14,15 millones de euros. Zapico precisó que las dos calzadas del trazado serían ejecutadas en quince meses. Por lo pronto, la actividad sigue siendo inexistente. Mientras, el núcleo urbano de Cornellana soporta a diario el tráfico de centenares de vehículos, entre los que se encuentra el transporte pesado derivado de la actividad empresarial vinculada a los centros de producción de la comarca.
El tramo entre Cornellana y Salas, de apenas siete kilómetros de longitud, carece de fecha de apertura. Después de once meses de trámites burocráticos, el ministerio de Medio Ambiente dio su visto bueno al modificado del estudio de impacto inicial. Fomento tiene vía libre para proseguir con los trabajos, cuya previsión presupuestaria es de 14,1 millones de euros. Las labores aún siguen inactivas. El viaducto sobre el río Nonaya en Cornellana permanece inacabado a la espera de que se tienda su tablero. Igual suerte corren los puentes de Villacarisme y Villazón. En el primero, tan sólo han sido ejecutadas las pilas. Mientras, el segundo cuenta ya con tablero, pero aún espera por la colocación de los jabalcones encargados de sostener el voladizo sobre el que serán dispuestos los carriles.
Por su parte, el resto del trazado se atisba gracias a las labores de desmonte, que en algunos lugares se han concretado tan sólo en la retirada de la cubierta vegetal y la apertura de pistas para la maquinaria de obras. Esta situación es palpable en Cornellana o Villazón, donde la caja de la carretera está salpicada de argayos.
La desidia muestra un rostro más afable a partir del enlace de Casazorrina. En este punto se inicia la única calzada que, por el momento, será inaugurada. Las previsiones sostienen que durante el primer trimestre del presente año se procederá a la apertura de dos carriles, uno para cada sentido, entre la capital salense y La Espina. En total, unos once kilómetros de vial donde se concentra la única actividad registrada en los tres tramos. Hace diez meses, las obras fueron retomadas tras un parón decretado por Fomento para contener el gasto público. Apelando a la situación económica, el ministerio -dirigido entonces por el ministro Pepe Blanco- tomó la decisión de anular la contratación de la segunda calzada.
Las cuentas de 2011 estimaban una inversión de 10,7 millones de euros para la primera calzada de Salas-La Espina en este ejercicio. Actualmente, las labores se centran en la ejecución de remates tales como el sistema de recogida de aguas pluviales, el acondicionamiento del pavimento del vial, el remate de los enlaces y la construcción de pasos a fincas. A pie de tajo no se perciben grandes movimientos de maquinaria y personal. Apenas un puñado de camiones, palas y operarios.
La apertura de una única calzada sabe a poco en la comarca. Más aún si se tiene en cuenta que el total de la infraestructura debería haberse completado en 2011, con arreglo a los plazos iniciales. La rescisión del contrato de la segunda calzada cayó como un jarro de agua fría sobre los vecinos, para quienes el devenir de las obras hace tiempo que sobrepasó la categoría de «tomadura de pelo».
Aunque insuficiente a todas luces, la decisión de abrir sólo dos carriles para ambos sentidos pretende compensar a los vecinos y, en particular, a las empresas ubicadas en el polígono industrial de La Curiscada. Los empresarios sostienen que la inauguración del tramo entre La Espina y Salas contribuiría a reducir en un treinta por ciento los gastos de transporte.
Por lo pronto toca conformarse con una sola calzada. Esta será la única opción al trazado de la carretera nacional 634, cuyo vial acusa la ingente cantidad de tráfico a la que está sometido. Cubrir los veinticuatro kilómetros comprendidos entre La Doriga y La Espina supone unos veinticinco minutos al volante de un turismo. Sin embargo, cabe señalar que esta medición es relativa puesto que la presencia de vehículos pesados ralentiza ostensiblemente la marcha dado el carácter sinuoso del vial. Asimismo, las obras han dejado su impronta en el firme, especialmente dañado en puntos como El Llanón. Recientemente se han llevado a cabo labores mejora en las inmediaciones de Brañameana, donde se han construido nuevas cunetas.
La autovía sigue siendo una «espina» clavada para el suroccidente. La ausencia de planes para recuperar el proyecto de la segunda calzada augura los peores presagios para los usuarios entre los que ya hace tiempo que cundió el pesimismo. Ironías del presente, el trazado se muestra ya concluido en un conocido navegador de internet. Sobre el terreno, la realidad es bien distinta.
http://www.lne.es/occidente/2012/02/02/espina-clava-suroccidente/1193105.html
1 Comments:
No terminada a su debido tiempo, ahora, sin perras, a esperar
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