18 agosto, 2012

LA NUEVA ESPAÑA 16-08-12 Paraguas bajo el sol en El Viso

  Varias mujeres portan la imagen de la Virgen del Viso durante la procesión. | ignacio pulido

Los romeros hicieron frente al calor para acompañar a la Virgen en procesión y compartir una comida campestre


El Viso (Salas), I. PULIDO
El paraguas fue uno de los aliados de los devotos de la Virgen de El Viso, en Salas. Sin embargo, no llovió ni una sola gota. Todo lo contrario. Los asistentes disfrutaron de una jornada de cielos despejados donde cada metro cuadrado de sombra se cotizó caro. De este modo, se resarcieron después de que el año pasado el festejo se empañase por la lluvia y la niebla. Por su parte, la romería en el área recreativa sigue acaparando cada edición más atención por parte de los jóvenes.
«Vaya, el sol casca de lo lindo», enfatizó un asistente a la misa, oficiada justo después de que la imagen de la Virgen fuese sacada en procesión. Muchos fueron los que optaron por un paraguas para protegerse del astro rey. Los más prácticos, se pusieron a la sombra de la vegetación. Otros incluso llegaron a cubrir su cabeza con un socorrido parasol hecho con papel de periódico.
De todos modos, ningún ingenio fue capaz de competir con la sidra. «Esto se resuelve con unos culinos», comentó César Polea, de Olloniego, que acudió a la romería acompañado por veinticuatro familiares. Por su parte, los salenses Daniel Castro, Conchi González, Noé Fernández y Laura Castro tendieron en el suelo unas toallas y disfrutaron de una jornada apacible. «Me encanta esta fiesta. Durante años fui el encargado de sortear la xata aquí», explica Castro. Este año fue especial, su esposa Conchi subió caminando desde Salas en promesa a la Virgen.
Los jóvenes se están convirtiendo en los protagonistas del festejo. Naiyara Caceres y sus amigos de Salas y Pravia llegaron a El Viso pertrechados con 40 filetes de pollo, 30 de ternera, una empanada, dos bollos de chorizo, dos tortillas y tarta de chocolate. «Todo esto es para diez personas», precisó.
Muchos fueron los que trasnocharon y tras dormir apenas unas horas prosiguieron con la fiesta. Javier Pérez fue uno de los más madrugadores. «Llegué a las ocho y media de la mañana», comentó. Entre sus amigos se encontraba Lorena Fernández, una joven pontevedresa que no participaba en el festejo desde hacía dos años. De noche, la folixa prosiguió en Salas.

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