29 agosto, 2007

LA NUEVA ESPAÑA 29-08-07 Pena de muerte para el Nonaya


Celsa Díaz
Unos ajos puerros que UNA amiga me regaló para sembrar, venían envueltos en algunas hojas del álbum de colorines con el que el Consistorio nos obsequió hace unos meses, presuntamente como resumen de sus logros y realmente como hortera campaña electoral. Y hete aquí ¡oh casualidad! que tales hojas no eran otras que en las que se señalaba como inminentes las obras de “Acondicionamiento medioambiental del río Nonaya”. Si bien antes el pobre río bajaba totalmente turbio con la más leve lluvia a causa de las obras de la autovía Salas La Espina, una vez comenzado el cacareado acondicionamiento medioambiental esa turbidez se ha hecho permanente. Si no fuese por el tufo a alcantarilla hubiéramos podido pensar que la bruja del cuento de Hansel y Gretel vivía aguas arriba y su casita de chocolate se adornaba con un fantástico río de iguales suculencias. Pero no es teobromina todo lo que es marrón ni los malos son brujas malas con verrugas, vestiduras ad hoc y escoba (por supuesto tampoco ningún otro artilugio apropiado para tareas de limpieza).
Lo que enturbia las aguas del Nonaya todos los días es el barro removido por maquinaria pesada que arrasa los taludes, remueve el fondo y vierte escombros en el cauce, parece que con el consentimiento de algunos organismos que en otras ocasiones se caracterizan por su celo sancionador. La destrucción de la endeble comunidad viva que hubiera sobrevivido a las difíciles e insalubres condiciones anteriores, no se circunscribe solo a las zonas de trabajo, se extiende aguas abajo, donde la constante turbidez tapa la luz, tapona y arranca, no quedando nada.
Siempre supuse que un acondicionamiento ambiental del río podría consistir en un saneamiento para evitar que todas las alcantarillas del valle viertan en el, una limpieza de las numerosas basuras de su cauce y alrededores, un sistema de recogida de basuras más eficiente, evitando que montañas de residuos se acumulen en los escasos contenedores que para mas delito se sitúan en su orilla, un punto limpio donde los residuos peligrosos estuvieran controlados, incluso una concienciación de algunos vecinos que con su indiferencia o sus actitudes contribuyeron a dejar este río convertido en agonizante cloaca y basurero
Lo que veo además del cartelito en el que se nos cuenta el montonazo de euros que cuesta la obra por don y gracia del Gobierno del Principado de Asturias y el Ayuntamiento de Salas, son excavadoras por el cauce del río removiendo tierras y abriendo zanjas donde continúan rezumando las pestilentes alcantarillas, con el fin, ahora no cabe duda, de hacer nuevos diques y un coqueto paseo que bien puede convertirse en una ruta del colesterol ¿Tendrá tamarindos o magnolios? A esto se le puede denominar urbanización del río Nonaya mintiendo mucho menos, ya que si desechamos la mala fe, la torpeza o la ignorancia, solo nos queda la mentira.
El Nonaya ya habrá muerto definitivamente para entonces, pero que tarjeta de presentación para Salas con su paseito fluvial y su canesú, seguro que tendrá bonitos paneles posmodernos e interactivos informándonos de la maravillosa fauna y flora de los ríos asturianos. O tal vez un centro de interpretación, aunque solo se pudiera interpretar al marcha fúnebre.
Solo nos queda un enigma. Si no es la bruja de Hansel y Gretel ¿Quiénes son los malos?

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

No estoy de acuerdo con tu artículo en absoluto. Esta obra es lo mejor (o lo único bueno) que ha hecho este ayuntamiento y precedentes en muchos años. El río dejará de ser una cloaca y además se aprovechará un espacio totalmente perdido para la villa. Lejos de morir creo que el Nonaya resucitará.
Un saludo

9:36 a. m.  

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