14 febrero, 2008

LA NUEVA ESPAÑA 14-02-08 Cuestiones urbanísticas


CELSA DÍAZ ALONSO
¡Cuánto labio de púrpuras teatrales, exageradamente pecadores!
¡Cuánto vocabulario de cristales,
al frenesí llevando los colores
en una pugna, en una competencia
de originalidad y de excelencia!
Miguel Hernández

Estimados conciudadanos, todos sabéis de las últimas tendencias urbanísticas, y nuestro bien amado territorio no va a quedarse atrás en la carrera de la modernidad y la eficacia.
Debe de ser este anómalo calorcillo invernal lo que provoca en el gallinero una euforia desconocida durante las épocas frías. Fermín y su equipo están imparables, y cada dos por tres reúnen a los habitantes de Paraxes para exponerles nuevos planes.
-Con la colaboración de las mentes más preclaras de la arquitectura gallinácea actual, hemos diseñado un nuevo Paraxes, que va a ser la envidia del mundo mundial. Mi huella quedará indeleble en los corazones de muchas generaciones, y mi nombre recordado más allá de nuestras fronteras.
-Paraxes ya tiene un Plan General de Ordenación Campestre (PGOC) muy sensato, y que no permite demasiadas fantasías -clamó alguna voz entre los asistentes.
-¡Puff, menos mal! -pensó aliviada Elvira.
-Eso no es problema. Con la ayuda del eminente jurista Picoscuro hemos hecho los cambios oportunos para solventar ese pequeño escollo de un plumazo.
-¿Sin consultarnos?
-¿Para qué? No lo ibais a entender. Estos temas requieren mentes abiertas y amplitud de miras, además de una experiencia en gestión que sólo yo poseo.
-¡A ver! -cacareó Ramiro con firmeza desconocida- ¿Se puede saber en qué consisten esos cambios?
-Trataré de explicarme con claridad meridiana. El gallinero colindante, que es viejo y obsoleto, está ocupando un espacio valiosísimo. Nos hemos hecho con esos terrenos, pensando siempre en el bien público, y después de dar muchas vueltas a nuestras necesidades hemos dispuesto que se ocupará con un edificio de oficinas.
-¡Pero si Paraxes necesita de todo menos oficinas! -se oyó como un rumor general.
-Hemos tenido unos primeros contactos con el famosísimo arquitecto Gallo Claudio, que nos ha presentado un proyecto novedoso y singularísimo.
-¿Y cómo le vamos a pagar? -volvió a insistir Ramiro.
- Todo resuelto. Nos presta el pecunio una urraca constructora, a la que a cambio le hemos cedido una pequeña parte de nuestro gallinero
(Airadas protestas)
-É en realidad pequeñísima, en donde se edificarán dos coquetísimas torres de diez pisos que conjugan perfectamente con el olivo de la esquina oeste, e interaccionan de maravilla con la malla metálica que los circunscribe. Se accede a ellos por unas fantásticas escaleras que, vinculadas a una pluralidad de usos, confieren al conjunto un carácter eminentemente cívicoÉ
-¿Pero qué dice?
-¿Y qué pinta en medio de Paraxes semejante edificación?
-¿Cómo voy a subir yo con esta minusvalía?
-¿Y el 30% de gallinero protegido?
-Calma, calma. Pensad en la revalorización y las plusvalías. De hecho estamos pensando en venderle también el terreno para el edificio de oficinas. En realidad, pensándolo bien, no lo necesitamos para nada.
-Ya me perdí -cacareó Consuelo bizqueando ligeramente.
-Ya os dije que no lo ibais a entenderÉ
-¡Se acabó! ¡Esto no hay quien lo aguante!
-¡Cómo se te ocurra tocar el gallinero, te acuerdas!
Éstos y otros comentarios semejantes hicieron a Fermín retirarse discretamente y finalizar la reunión. No se ha atrevido todavía a plantear nuevos proyectos, pero sigue dándole vueltas a su sueño de hacer de Paraxes un referente urbanístico de la modernidad.
-¿Y cómo iba a subir yo diez pisos con mi minusvalía?
-¡Cállate ya, Etelvina!