26 marzo, 2008

LA NUEVA ESPAÑA 26-03-08 Una estirpe de triunfadores

La saga de los Álvarez ha logrado destacar en EE UU en campos como la medicina, la física y la geología

Tres generaciones de los Álvarez: Walter Clement, Luis Walter y Walter, una imagen tomada del libro «La saga de los Álvarez», del periodista y escritor asturiano Carlos Rodríguez.

Oviedo
Un emigrante asturiano, Luis Fernández Álvarez, constituye el eslabón inicial de una estirpe de científicos que a lo largo de cuatro generaciones ha logrado destacar en Estados Unidos en campos como la medicina, la física y la geología. Uno de ellos, Luis Walter Álvarez, recibió en 1968 el premio Nobel de Física. Otro, Walter Álvarez, será investido pasado mañana, viernes, doctor honoris causa por la Universidad de Oviedo. Ambos son coautores de la teoría que más plausiblemente ha explicado hasta el momento la extinción de los dinosaurios, acontecida hace 65 millones de años.
Luis Fernández Álvarez fue uno de los miles emigrantes asturianos que marcharon a Cuba a mediados del siglo XIX. Natural de la aldea de La Puerta (en Mallecina, Salas), quedó huérfano y a los 13 años llegó a la isla caribeña de la mano de un tío suyo. Años más tarde, dio el salto a Estados Unidos, donde estudió Medicina y dio origen a una saga de investigadores en diversos campos de la ciencia que llega hasta su bisnieto, Walter, que el viernes será laureado por la Universidad de Oviedo, inmersa de lleno en la conmemoración de su cuarto centenario.
Nobel y bomba atómica
Luis F. Álvarez (el primer apellido acabó perdiéndose al firmar él de ese modo), dedicó buena parte de su carrera a investigar y tratar en Hawai enfermedades infecciosas como la lepra y las patologías venéreas. Dejó cientos de tratados escritos sobre la materia. El segundo de sus hijos, Walter Clement Álvarez, tomó el testigo. Destacado internista en la Clínica Mayo (de Rochester, Minnesota), fue uno de los mayores divulgadores de la medicina en Estados Unidos, en las primeras décadas del siglo pasado. Se le conoce como el «médico de familia de América».
En la tercera generación, Luis Walter Álvarez obtuvo en 1968 el Nobel de Física por sus estudios sobre el hidrógeno líquido. Durante la II Guerra Mundial fue uno de los científicos que participaron en Los Álamos en el proyecto «Manhattan» (el desarrollo de la bomba atómica). A su muerte, en 1988, dejó más de medio centenar de patentes relacionadas con el radar, su principal campo de trabajo. También desarrolló junto a uno de sus hijos, el geólogo Walter Álvarez (catedrático en la Universidad de California, en Berkeley), la teoría de que la extinción masiva de los dinosaurios fue provocada por el impacto de un meteorito en el golfo de México.