30 septiembre, 2009

LA NUEVA ESPAÑA 30-09-09 Paraíso del lobo, infierno del ganado


Paraíso del lobo, infierno del ganado
Con el invierno a la vuelta de la esquina, los ganaderos de las sierras de Salas y Cudillero claman por batidas para frenar los ataques del cánido que ha diezmado sus cabañas

Salas / Cudillero, Ignacio PULIDO
Las estribaciones de Cudillero y Salas se han convertido en un paraíso para los lobos, que campan a sus anchas en manadas, dando lugar a verdaderas carnicerías entre las granjas de la zona. Con la temporada invernal a la vuelta de la esquina, los ganaderos solicitan que se lleven a cabo más batidas y claman por soluciones para un problema que está diezmando su ganado equino, caprino, lanar y vacuno.
Cae la noche sobre las sierras de Los Vientos, La Bordinga o Las Matas. En plena oscuridad, el lobo sale de sus madrigueras y extiende su poder por los pastos donde decenas de reses, ovejas, caballos y cabras, se crían. «En toda mi crianza, y tengo 66 años, nunca hubo tantos lobos. Hace cuatro décadas hubo episodios aislados de ataques, pero ahora es exagerado», comenta Enedina Fernández, natural de Gallinero. Su hijo Manolo Campomanes, ganadero, ha sufrido en su granja los supuestos estragos que está causando el depredador. «En los últimos cuatro años he perdido treinta potros, de los cuales tan sólo pude encontrar los restos de siete u ocho», afirma Campomanes. Y a continuación añade: «La Consejería sólo paga por los ejemplares hallados muertos. Los montes son muy grandes y los animales se desplazan libremente, lo que hace muy difícil encontrar los cadáveres. En pocas horas los buitres no dejan nada».
Pocos kilómetros al norte se encuentra Brañaseca. Los ganaderos del pueblo aciertan en señalar que la situación es la peor que recuerdan. «Todo comenzó en 2001 más o menos. En lo que va de año, el lobo me ha matado quince vacas y terneros», relata Armando Martínez, el cual advierte de que las presas cada vez son de mayor tamaño. «Creemos que hay dos manadas de lobos. No se les pone nada por delante, atacan tanto a novillos, novillas y vacas como a caballos. Todos los días se produce algún ataque», enfatiza.
Manolo Garrido poseía hace tres años un rebaño compuesto por unas doscientas cincuenta ovejas y por unas ochenta cabras. A día de hoy, tan sólo conserva ochenta ovejas y siete cabras. «Nos decían que eran perros asilvestrados y no nos pagaron ni un solo ejemplar muerto durante doce meses aduciendo que ésta no era zona de lobos», comenta, al mismo tiempo que lamenta la pérdida de las crías. «Al ser devoradas las ovejas, es imposible sacar adelante a los corderos que tenemos en la cuadra. Estas pérdidas no son indemnizadas».
Los ganaderos proponen como solución incrementar el número de batidas. «Hicieron dos batidas, una en noviembre de 2008 y otra este verano, pero sólo cazaron tres lobos», matiza Armando Martínez. «Aunque mates tres o cuatro no sirve para nada. Su población se ha incrementado muchísimo», advierte Garrido. «El equilibrio en los montes lo ha mantenido la gente del campo sin la ayuda de los "lobos de corbata", que son peores que los del monte», afirma Campomanes, quien, a pesar de las indemnizaciones del Principado, considera que los vecinos se están viendo abocados a abandonar el ámbito rural al no poder hacer uso de las sierras con total garantía para sus economías.

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