09 marzo, 2010

LA NUEVA ESPAÑA 09-03-10 ¿Y si llueve a cántaros?


Las condiciones meteorológicas determinan la finalización del tramo de la autovía entre Salas y La Espina






CELSA DÍAZ ALONSO
Otra vez. Otro nuevo retraso anunciado en la lenta autovía de nuestros dolores. Y una vez más «causas naturales» impiden su progreso ¡Aaay!
Elvira me mira escéptica, haciendo gala de su peculiar cinismo gallináceo.
-Oye, maja ¿No es extremadamente natural que en vuestro Paraíso Natural llueva tanto cómo en nuestra modesta república?
-Sí.
-¿Y no se tuvo en cuenta esa pequeña contingencia a la hora de hacer el proyecto?
-No.
-¿Acaso se esperaba que, entre el cambio climático y la desolación paisajística, el occidente astur fuera a estas alturas un remedo del desierto del Gobi?
-No sé.
Una larga historia de demoras, de dimes y diretes, desengaños y falsas promesas, entusiasmos sin cuento y silencios cómplices. Y a todas éstas añadamos la modificación del proyecto original, trasladando el enlace previsto en El Llanón a Bodenaya, que aparte de prolongar en el tiempo las obras y elevar costes, creó un conflicto entre Ayuntamiento y vecinos afectados que vieron impotentes cómo a pesar de sus peticiones de vuelta atrás, después de expropiar y destrozar sus tierras, tendrán que seguir subiendo y bajando el puerto de La Espina, como siempre.
Hartazgo, cansancio, incredulidad, desconfianza? No sólo se trata de la suma de retrasos, sino de las molestias que los usuarios de las carreteras afectadas vienen sufriendo como un fastidioso sarpullido desde hace ya cinco años, cinco, sorteando todo tipo de obstáculos que hacen del viaje una odisea que nada tiene que envidiar a la de Ulises.
Sabiendo como sabemos que una obra pública de tal magnitud implica esfuerzo y paciencia por nuestra parte, la expectativa de mejora que supone nos hace tragar saliva y tirar p'alante, pero cuando la penitencia se dilata en el tiempo años y años y más años, nos invade una desagradable sensación de que nos están tomando el pelo, que el respeto y la consideración a los ciudadanos brilla por su ausencia, y ya el asunto deja de tener gracia.
Siendo así, y en vista de que nuestras observaciones pasan desapercibidas para unos y otros, optaremos por una actitud menos combativa y con lágrimas en los ojos, suplicantes, humildemente pedimos a vuecencias que tengan a bien evitarnos estos males, darnos la paz vial y sacarnos más pronto que tarde del marasmo de barro, piedras, lodos, argayos y retenciones que son el pan nuestro de cada día. Amen.
¿Está bien así?

http://www.lne.es/occidente/2010/03/09/llueve-cantarosbr/883677.html

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Casi siempre llueve a gusto de Casandresín

9:34 p. m.  

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