LA NUEVA ESPAÑA 28-02-12 Una fuga en un depósito de gas alarma a los vecinos de un barrio de Cornellana

Hugo Jesús Cuervo, junto al depósito de gas. s. arias

Los habitantes de El Curillón llevan varios años solicitando la retirada del tanque, situado junto al colegio

Cornellana (Salas), Sara ARIAS
«Vivimos con miedo», aseguran los vecinos del barrio El Curillón, de Cornellana. Los temores llevan varios años llenándoles de intranquilidad y el pasado domingo se materializaron: una fuga en el depósito de gas, situado en las cercanías de las viviendas, sembró la alarma en el vecindario e hizo necesaria la intervención de los Bomberos, que la controlaron en torno a las cinco de la tarde. El tanque de gas está instalado en una finca propiedad del Ayuntamiento, cerca del colegio infantil y de Primaria de Cornellana. La alerta la dio un vecino que bajaba del cementerio, situado a escasos metros de la instalación, quien observó que el tanque emitía espuma y humo.
Según les informaron in situ los técnicos de la empresa propietaria del depósito, la fuga se produjo por la dilatación de una junta. Al parecer, habían rellenado con gas este depósito hace unas semanas y con el cambio de temperaturas la pieza se dilató. Los técnicos trataron de indundir calma a los vecinos y les aseguraron que no corren peligro y que la avería fue controlada. No obstante, los vecinos temen que pueda ocurrir una desgracia.
«Me parece que nos dieron una excusa muy pagana, porque huele muchos días, sobre todo en verano», detalla Ana Clara García, una de las afectadas.
Los vecinos temen que cualquier día se pueda producir una explosión y «entonces saldrá todo el pueblo por los aires», manifiesta Alicia González, que vive a escasos cincuenta metros de la instalación. También se inquietan ante la posibilidad de que «nos acostemos un día a dormir y amanezcamos todos fritos», señala Hugo Jesús Cuervo.
Además del miedo a una deflagración, explican que, cuando huele a gas por la zona, sufren «terribles dolores de cabeza». García asegura que una vecina, desde la ventana de su casa, «puede ver destellos, una especie de arco iris de gases». Aparte de las cefaleas, García afirma que ayer tuvo que tomarse pastillas para el vértigo de los mareos que sufrió por la noche, que achaca también a la fuga de gas.
Ante el miedo de que se produzca un accidente, los vecinos de El Curillón quieren que la empresa traslade el depósito a otra parte, lejos de las viviendas. «Que lo manden bien lejos porque aquí no lo queremos tener», clama Alicia González. Con ese fin van a iniciar una campaña para recoger firmas de apoyo y enviarlas al Ayuntamiento de Salas y a la empresa propietaria, tratando de conseguir que se cambie la ubicación del tanque. «El problema es que en este país, hasta que no pasa algo grave nadie toma medidas y nosotros estamos ya cansados de reclamar al Ayuntamiento que lo quiten de ahí, porque creemos que supone un peligro».
Además de los olores y de los dolores de cabeza que afirman que están soportando desde la construcción de la instalación, lo vecinos están indignados con la antigua corporación municipal socialista. «Lo mangaron ahí a calladas, sin preguntar a ninguno de los vecinos, yo creo que para que no pudiésemos protestar», proclama Cuervo. Ana Clara García también es de esa opinión: «Nos preguntábamos, ¿qué estarán haciendo ahí? Y, cuando nos dimos cuenta, en cuatro días estaba el depósito armado». También asegura que fueron al Ayuntamiento a protestar y «no nos hicieron caso, a ver ahora el nuevo alcalde», concluye esperanzada.

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