LA NUEVA ESPAÑA 25-02-06 Río Narcea Gold Mines recibió al menos 14,6 millones en subvenciones de la Administración
La Consejería de Industria exigirá la devolución de las ayudas del Ministerio de Economía en el caso de que los técnicos encuentren incumplimientos de la empresa
Oviedo, María ALONSO
La empresa extractiva de oro Río Narcea Gold Mines recibió al menos en 2000 una subvención del Ministerio de Economía y Hacienda de 14,6 millones millones de euros para crear 150 puestos de trabajo, tal y como aparece reflejado en el «Boletín Oficial del Estado» del 18 de abril de hace seis años. Tras el repentino anuncio de cierre de la empresa que explota las minas de oro de El Valle (Belmonte) y Carlés (Salas), la Consejería de Industria ha iniciado una investigación para determinar si la empresa ha cumplido las condiciones marcadas para la concesión de las ayudas. El cierre se efectuará a lo largo de este año y se produce diez años después de haberse asentado en Asturias.
En caso de que el Principado encontrase algún tipo de incumplimiento, el Gobierno regional solicitará la devolución de las ayudas públicas. La investigación se enmarca dentro del debate que existe a nivel europeo sobre deslocalización de empresas que han recibido distintas ayudas para su implantación y que posteriormente buscan nuevos lugares en los que asentarse.
Una de las voces más críticas con el cierre de la empresa minera de Belmonte y Salas fue ayer la del consejero de Industria y Empleo, Graciano Torre. «Ninguna empresa debería de utilizar elementos de presión para permanecer o no» en la región, aseguró. Además, el Consejero envió un mensaje claro a Río Narcea Gold Mines: «Cuando se abrió la primera explotación se negoció un expediente para explotar esa mina en determinadas condiciones, por lo que si se quiere iniciar otro proyecto se deberá realizar otro expediente que sea independiente». Graciano Torre señaló que el Principado estará «vigilante» para que esta empresa cumpla con lo firmado en el expediente de apertura de la mina, en relación a la restauración medioambiental de la zona explotada. El mayor impacto ambiental se ha producido en la explotación de Boinás (Belmonte), donde se sitúan además dos balsas para residuos contaminantes.
Junto a la investigación sobre los 14,6 millones en ayudas que, al menos, recibió la empresa, queda por esclarecer la situación laboral en la que quedarán los doscientos doce trabajadores que tiene en la región, así como la resolución de los problemas medioambientales que se puedan generar en Salas y, sobre todo, en Belmonte, donde está ubicada una balsa de lodos que ya está llena y otra que aún precisa el permiso del Principado para su puesta en marcha. Sin embargo, según la propia Consejería de Medio Ambiente, ya se están produciendo vertidos del «líquido sobredrenante» de la balsa ya colmatada.
Pese al anuncio de cierre de Río Narcea, el permiso del depósito continúa su tramitación. De hecho, la Consejería de Medio Ambiente se mantuvo ayer ajena a la noticia del cierre de Río Narcea. Fuentes de este departamento aseguraron que seguirán desarrollando el actual expediente para la nueva balsa, ya que «no tienen constancia ni información oficial de la intención de la empresa de cerrar».
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LOS ECOLOGISTAS TEMEN QUE LA EMPRESA USE LA "VÍA JUDICIAL"
Oviedo, M. A.
Contentos por el fin de unas explotaciones que considerar contaminantes, pero alerta ante la situación en la que quedarán las dos zonas afectadas por las minas. Así se manifestaron ayer los grupos ecologistas asturianos. Los Verdes de Asturias advirtieron, además, de que las intenciones de la empresa al anunciar el cierre pueden tener un componente judicial.
«Si esta multinacional cierra sus instalaciones, es, quizá, porque pretende orientar su negocio por la vía judicial, su estrategia puede ser acusar al Gobierno regional (que representa a toda la sociedad asturiana) de haberle impedido realizar sus legítimas actividades empresariales mineras y solicitar por ello una cuantiosa indemnización de muchos millones de euros». Fuentes de Los Verdes señalaron ayer el alto coste medioambiental y económico que ha supuesto la empresa, a la que acusan de recibir subvenciones millonarias. «Caros han salido estos empleos a las administraciones, si han servido para causar daños ambientales, y en 2006 desaparecen». Para la organización, el anuncio de cierre realizado por la empresa pone de manifiesto que la implantación de Río Narcea «nunca debería haberse autorizado, porque los beneficios económicos que generan a corto plazo a la sociedad asturiana son menores que los costes económicos».
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EL COMITÉ DE EMPRESA ASEGURA QUE LA MINA TIENE RESERVAS PARA FUNCIONAR TRES AÑOS MÁS
Oviedo, M. A.
«Deleznable». Así calificó ayer el secretario general de UGT de Asturias, Justo Rodríguez Braga, la forma en la que Río Narcea ha planteado el cierre de sus explotaciones. Para Rodríguez Braga es «deleznable que las empresas utilicen medida drásticas para presionar a Gobierno».
Una postura ratificada por el comité de empresa de Río Narcea que criticó duramente el hecho de que la compañía no haya comunicado a los trabajadores sus planes. «Desde hacía semanas había rumores, pero no teníamos un conocimiento directo y claro del asunto. Todo ello muestra el absoluto desprecio que Río Narcea manifiesta por sus trabajadores, así como por sus derechos y legítimas reclamaciones», afirman los representantes de los trabajadores.
«Hay reservas»
El comité de empresa asegura que no cree las argumentaciones de la empresa a la hora de explicar los motivos del cierre de las explotaciones auríferas. Es decir, los representantes de los trabajadores consideran que la mina es tan rentable como hace años y que «el volumen de reservas aún existente y los estudios técnicos realizados, a petición de la propia dirección de la empresa, ponen de manifiesto la viabilidad futura de la misma más allá de 2008».
La empresa se reunirá con los trabajadores a finales de la próxima semana, y desde el comité señalaron «su intención de mantener la lucha en defensa de todos los puestos de trabajo y la continuidad en el tiempo de todos los centros existentes en Asturias». En todo caso, fuentes del comité de empresa aseguraron ayer que están «barajando» distintas opciones para intentar frenar la intención de la compañía de cerrar las instalaciones en la región.
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El cierre de una actividad extractiva de gran impacto medioambiental
"TODO EL MUNDO FUE CONTRA LA EMPRESA"
Mineros de Río Narcea creen que se ha «perseguido» su actividad
El alcalde de Salas (PSOE) habla de «cobardía política» del Principado
Boinás (Belmonte) / Carlés (Salas), V. DÍAZ PEÑAS
El pasado verano, los vecinos de Tapia llenaron la carretera general con multitud de carteles que decían: «Oro, no». Rechazaban la apertura de una nueva mina de oro en Salave. Ayer, en Belmonte y Salas -donde se enclavaban las explotaciones de la empresa Río Narcea Gold Mines, que ha anunciado su cierre- sólo se escuchaba una idea de fondo: «Oro, sí. Paro, no».
La noticia del cierre de Río Narcea afectaba muy directamente a los vecinos de Belmonte y Salas, les llega al bolsillo. La incertidumbre se cernía ayer sobre los 212 empleados que esta empresa de matriz canadiense tiene en Asturias. Y a estos dos centenares de empleados se suman los empleos indirectos en empresas subcontratadas, transportes, talleres, bares y restaurantes de la zona: más de 300 familias afectadas y con la amenaza del paro llamando a la puerta de su casa.
Se notaba en el ambiente de Belmonte y de Salas que la noticia del cierre, después de diez años de explotación aurífera, ya estaba empezando a hacer mella en el ánimo de muchos vecinos. La opinión más generalizada -aunque también hay gente partidaria del cierre- era que «para el concejo es algo muy malo», como apuntaba Luis Franco mientras leía el periódico en un bar de Belmonte. «Hay muchos chavales jóvenes que están trabajando ahí arriba, al lado de su casa y que van a ir al paro. Y la verdad es que aquí no hay más alternativas», apuntaba Luis, algo apesadumbrado por el cese de la actividad minera.
Y si los vecinos de Belmonte y Salas no auguraban un buen futuro para su concejo y la comarca en general, la opinión de los trabajadores de la propia empresa no era para menos. Fueron muchos los que expresaron sus quejas y todos evitaron dar su nombre para evitar posibles represalias en el futuro.
«Me parece muy mal por parte del Gobierno, porque no está mirando por los puestos de trabajo cuando no hacen más que decir que lo importante es el trabajo estable. Yo ahora soy fijo indefinido, y, por su culpa, muy pronto voy a estar en el paro», apuntaba uno de los trabajadores de la mina que Río Narcea Gold Mines tiene en Boinás (Belmonte). «Ahora mismo estoy metido en una hipoteca y cuando cierren las minas no sé qué va a ser de mí», lamentaba.
Otro de los trabajadores, también de la misma mina que el anterior, iba más allá que su compañero. Su visión era más negativa. «Para el concejo es una catástrofe, Belmonte va a ser un pueblo muerto, la gente se va a tener que marchar de aquí porque no tenemos otra alternativa y tenemos que alimentar a nuestras familias», decía. Asimismo, sopesaba la idea de ser recolocado en Mauritania -donde la firma cuenta con una explotación-, pero eso es algo que, como decía, «no es tan fácil de decidir, con una familia».
En Carlés
Y de la mina de Boinás, en Belmonte, a la que Río Narcea Gold Mines tiene en Carlés, donde los trabajadores también tenían algo que decir. Según afirmaban, «todo el mundo» ha ido contra Gold Mines. «Ha existido una persecución hacia la empresa. Todo el mundo estaba contra ella y se han dicho muchas burradas sin contrastar, como lo de la lluvia ácida», apuntaba indignado uno de los trabajadores de la empresa minera en Carlés, quien tampoco quería identificarse. Para otro de estos empleados que ahora viven en la incertidumbre, estas minas habían traído un enorme enriquecimiento «a una zona de pueblos de montaña sin apenas recursos, mientras que el Principado no nos da otra opción», decía.
Al fin y al cabo, lo que pretendían estos obreros de Carlés es que se llegara a un acuerdo para que la mina de Salave (Tapia) pudiera ponerse en marcha. «Eso es que es lo único que permitiría seguir adelante con estas minas. De lo contrario, no abastecemos la planta», explicaban. «Cuando se realizan propuestas de trabajo tan serias, hay que dialogar y buscar un punto de encuentro para conseguir el menor impacto visual y medioambiental y mantener el trabajo», apuntaban. A los trabajadores les preocupa la situación de Río Narcea, pero ésta se extiende fuera del perímetro de la propia empresa. Bares, mesones y, en definitiva, pueblos en torno a las explotaciones también se echan a temblar. «Si no hay minas, no hay negocio. Vivo de ellos, y, si ellos cierran, yo también lo tendré que hacer», apunta pensativa Teresa América Fernández, conocida por los trabajadores de la mina de Belmonte como Merche. Ella es la que hasta ahora les daba de comer y de beber en Casa Gordo, en Boinás. Pero no sólo Boinás notará el cierre, también Begega, donde María del Carmen Álvarez atiende en el bar Paulino. Era rotunda: «Si cierran, nos tendremos que ir».
«Es un duro golpe no sólo para la zona, también para la región», resumía el alcalde de Salas, José Manuel Menéndez (PSOE). El regidor apuntaba una «falta de valentía, y una cobardía política por ceder ante los ecologistas», en una alusión al Gobierno regional, igualmente socialista. También se preguntaba si en vez de permitir desarrollar los recursos con la extracción era «mejor que hubiera arbustos».
Esto no ha echo más que empezar, mientras tanto los trabajadores dicen: «Oro, sí. Paro, no».
Oviedo, María ALONSO
La empresa extractiva de oro Río Narcea Gold Mines recibió al menos en 2000 una subvención del Ministerio de Economía y Hacienda de 14,6 millones millones de euros para crear 150 puestos de trabajo, tal y como aparece reflejado en el «Boletín Oficial del Estado» del 18 de abril de hace seis años. Tras el repentino anuncio de cierre de la empresa que explota las minas de oro de El Valle (Belmonte) y Carlés (Salas), la Consejería de Industria ha iniciado una investigación para determinar si la empresa ha cumplido las condiciones marcadas para la concesión de las ayudas. El cierre se efectuará a lo largo de este año y se produce diez años después de haberse asentado en Asturias.
En caso de que el Principado encontrase algún tipo de incumplimiento, el Gobierno regional solicitará la devolución de las ayudas públicas. La investigación se enmarca dentro del debate que existe a nivel europeo sobre deslocalización de empresas que han recibido distintas ayudas para su implantación y que posteriormente buscan nuevos lugares en los que asentarse.
Una de las voces más críticas con el cierre de la empresa minera de Belmonte y Salas fue ayer la del consejero de Industria y Empleo, Graciano Torre. «Ninguna empresa debería de utilizar elementos de presión para permanecer o no» en la región, aseguró. Además, el Consejero envió un mensaje claro a Río Narcea Gold Mines: «Cuando se abrió la primera explotación se negoció un expediente para explotar esa mina en determinadas condiciones, por lo que si se quiere iniciar otro proyecto se deberá realizar otro expediente que sea independiente». Graciano Torre señaló que el Principado estará «vigilante» para que esta empresa cumpla con lo firmado en el expediente de apertura de la mina, en relación a la restauración medioambiental de la zona explotada. El mayor impacto ambiental se ha producido en la explotación de Boinás (Belmonte), donde se sitúan además dos balsas para residuos contaminantes.
Junto a la investigación sobre los 14,6 millones en ayudas que, al menos, recibió la empresa, queda por esclarecer la situación laboral en la que quedarán los doscientos doce trabajadores que tiene en la región, así como la resolución de los problemas medioambientales que se puedan generar en Salas y, sobre todo, en Belmonte, donde está ubicada una balsa de lodos que ya está llena y otra que aún precisa el permiso del Principado para su puesta en marcha. Sin embargo, según la propia Consejería de Medio Ambiente, ya se están produciendo vertidos del «líquido sobredrenante» de la balsa ya colmatada.
Pese al anuncio de cierre de Río Narcea, el permiso del depósito continúa su tramitación. De hecho, la Consejería de Medio Ambiente se mantuvo ayer ajena a la noticia del cierre de Río Narcea. Fuentes de este departamento aseguraron que seguirán desarrollando el actual expediente para la nueva balsa, ya que «no tienen constancia ni información oficial de la intención de la empresa de cerrar».
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LOS ECOLOGISTAS TEMEN QUE LA EMPRESA USE LA "VÍA JUDICIAL"
Oviedo, M. A.
Contentos por el fin de unas explotaciones que considerar contaminantes, pero alerta ante la situación en la que quedarán las dos zonas afectadas por las minas. Así se manifestaron ayer los grupos ecologistas asturianos. Los Verdes de Asturias advirtieron, además, de que las intenciones de la empresa al anunciar el cierre pueden tener un componente judicial.
«Si esta multinacional cierra sus instalaciones, es, quizá, porque pretende orientar su negocio por la vía judicial, su estrategia puede ser acusar al Gobierno regional (que representa a toda la sociedad asturiana) de haberle impedido realizar sus legítimas actividades empresariales mineras y solicitar por ello una cuantiosa indemnización de muchos millones de euros». Fuentes de Los Verdes señalaron ayer el alto coste medioambiental y económico que ha supuesto la empresa, a la que acusan de recibir subvenciones millonarias. «Caros han salido estos empleos a las administraciones, si han servido para causar daños ambientales, y en 2006 desaparecen». Para la organización, el anuncio de cierre realizado por la empresa pone de manifiesto que la implantación de Río Narcea «nunca debería haberse autorizado, porque los beneficios económicos que generan a corto plazo a la sociedad asturiana son menores que los costes económicos».
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EL COMITÉ DE EMPRESA ASEGURA QUE LA MINA TIENE RESERVAS PARA FUNCIONAR TRES AÑOS MÁS
Oviedo, M. A.
«Deleznable». Así calificó ayer el secretario general de UGT de Asturias, Justo Rodríguez Braga, la forma en la que Río Narcea ha planteado el cierre de sus explotaciones. Para Rodríguez Braga es «deleznable que las empresas utilicen medida drásticas para presionar a Gobierno».
Una postura ratificada por el comité de empresa de Río Narcea que criticó duramente el hecho de que la compañía no haya comunicado a los trabajadores sus planes. «Desde hacía semanas había rumores, pero no teníamos un conocimiento directo y claro del asunto. Todo ello muestra el absoluto desprecio que Río Narcea manifiesta por sus trabajadores, así como por sus derechos y legítimas reclamaciones», afirman los representantes de los trabajadores.
«Hay reservas»
El comité de empresa asegura que no cree las argumentaciones de la empresa a la hora de explicar los motivos del cierre de las explotaciones auríferas. Es decir, los representantes de los trabajadores consideran que la mina es tan rentable como hace años y que «el volumen de reservas aún existente y los estudios técnicos realizados, a petición de la propia dirección de la empresa, ponen de manifiesto la viabilidad futura de la misma más allá de 2008».
La empresa se reunirá con los trabajadores a finales de la próxima semana, y desde el comité señalaron «su intención de mantener la lucha en defensa de todos los puestos de trabajo y la continuidad en el tiempo de todos los centros existentes en Asturias». En todo caso, fuentes del comité de empresa aseguraron ayer que están «barajando» distintas opciones para intentar frenar la intención de la compañía de cerrar las instalaciones en la región.
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El cierre de una actividad extractiva de gran impacto medioambiental
"TODO EL MUNDO FUE CONTRA LA EMPRESA"
Mineros de Río Narcea creen que se ha «perseguido» su actividad
El alcalde de Salas (PSOE) habla de «cobardía política» del Principado
Boinás (Belmonte) / Carlés (Salas), V. DÍAZ PEÑAS
El pasado verano, los vecinos de Tapia llenaron la carretera general con multitud de carteles que decían: «Oro, no». Rechazaban la apertura de una nueva mina de oro en Salave. Ayer, en Belmonte y Salas -donde se enclavaban las explotaciones de la empresa Río Narcea Gold Mines, que ha anunciado su cierre- sólo se escuchaba una idea de fondo: «Oro, sí. Paro, no».
La noticia del cierre de Río Narcea afectaba muy directamente a los vecinos de Belmonte y Salas, les llega al bolsillo. La incertidumbre se cernía ayer sobre los 212 empleados que esta empresa de matriz canadiense tiene en Asturias. Y a estos dos centenares de empleados se suman los empleos indirectos en empresas subcontratadas, transportes, talleres, bares y restaurantes de la zona: más de 300 familias afectadas y con la amenaza del paro llamando a la puerta de su casa.
Se notaba en el ambiente de Belmonte y de Salas que la noticia del cierre, después de diez años de explotación aurífera, ya estaba empezando a hacer mella en el ánimo de muchos vecinos. La opinión más generalizada -aunque también hay gente partidaria del cierre- era que «para el concejo es algo muy malo», como apuntaba Luis Franco mientras leía el periódico en un bar de Belmonte. «Hay muchos chavales jóvenes que están trabajando ahí arriba, al lado de su casa y que van a ir al paro. Y la verdad es que aquí no hay más alternativas», apuntaba Luis, algo apesadumbrado por el cese de la actividad minera.
Y si los vecinos de Belmonte y Salas no auguraban un buen futuro para su concejo y la comarca en general, la opinión de los trabajadores de la propia empresa no era para menos. Fueron muchos los que expresaron sus quejas y todos evitaron dar su nombre para evitar posibles represalias en el futuro.
«Me parece muy mal por parte del Gobierno, porque no está mirando por los puestos de trabajo cuando no hacen más que decir que lo importante es el trabajo estable. Yo ahora soy fijo indefinido, y, por su culpa, muy pronto voy a estar en el paro», apuntaba uno de los trabajadores de la mina que Río Narcea Gold Mines tiene en Boinás (Belmonte). «Ahora mismo estoy metido en una hipoteca y cuando cierren las minas no sé qué va a ser de mí», lamentaba.
Otro de los trabajadores, también de la misma mina que el anterior, iba más allá que su compañero. Su visión era más negativa. «Para el concejo es una catástrofe, Belmonte va a ser un pueblo muerto, la gente se va a tener que marchar de aquí porque no tenemos otra alternativa y tenemos que alimentar a nuestras familias», decía. Asimismo, sopesaba la idea de ser recolocado en Mauritania -donde la firma cuenta con una explotación-, pero eso es algo que, como decía, «no es tan fácil de decidir, con una familia».
En Carlés
Y de la mina de Boinás, en Belmonte, a la que Río Narcea Gold Mines tiene en Carlés, donde los trabajadores también tenían algo que decir. Según afirmaban, «todo el mundo» ha ido contra Gold Mines. «Ha existido una persecución hacia la empresa. Todo el mundo estaba contra ella y se han dicho muchas burradas sin contrastar, como lo de la lluvia ácida», apuntaba indignado uno de los trabajadores de la empresa minera en Carlés, quien tampoco quería identificarse. Para otro de estos empleados que ahora viven en la incertidumbre, estas minas habían traído un enorme enriquecimiento «a una zona de pueblos de montaña sin apenas recursos, mientras que el Principado no nos da otra opción», decía.
Al fin y al cabo, lo que pretendían estos obreros de Carlés es que se llegara a un acuerdo para que la mina de Salave (Tapia) pudiera ponerse en marcha. «Eso es que es lo único que permitiría seguir adelante con estas minas. De lo contrario, no abastecemos la planta», explicaban. «Cuando se realizan propuestas de trabajo tan serias, hay que dialogar y buscar un punto de encuentro para conseguir el menor impacto visual y medioambiental y mantener el trabajo», apuntaban. A los trabajadores les preocupa la situación de Río Narcea, pero ésta se extiende fuera del perímetro de la propia empresa. Bares, mesones y, en definitiva, pueblos en torno a las explotaciones también se echan a temblar. «Si no hay minas, no hay negocio. Vivo de ellos, y, si ellos cierran, yo también lo tendré que hacer», apunta pensativa Teresa América Fernández, conocida por los trabajadores de la mina de Belmonte como Merche. Ella es la que hasta ahora les daba de comer y de beber en Casa Gordo, en Boinás. Pero no sólo Boinás notará el cierre, también Begega, donde María del Carmen Álvarez atiende en el bar Paulino. Era rotunda: «Si cierran, nos tendremos que ir».
«Es un duro golpe no sólo para la zona, también para la región», resumía el alcalde de Salas, José Manuel Menéndez (PSOE). El regidor apuntaba una «falta de valentía, y una cobardía política por ceder ante los ecologistas», en una alusión al Gobierno regional, igualmente socialista. También se preguntaba si en vez de permitir desarrollar los recursos con la extracción era «mejor que hubiera arbustos».
Esto no ha echo más que empezar, mientras tanto los trabajadores dicen: «Oro, sí. Paro, no».
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