24 julio, 2010

LA NUEVA ESPAÑA 23-07-10 ¿La autovía que nunca existió?

Sobre la rescisión del contrato de la autovía Salas-La Espina







LUIS ARIAS ARGÜELLES-MERES Se hablará en el futuro de la autovía que nunca existió, por mucho que en las pasadas elecciones autonómicas y municipales de 2007 se discurseó con llevarla a Ponferrada, incluso a Lisboa? ¿Se hablará en el futuro de la coherencia de unos alcaldes que en 2003 se quejaban del lento avance de las obras de esta autovía y que en 2010 guardan silencio no sólo ante retrasos inesperados incluso para los más optimistas, sino también ante la rescisión de un contrato que, para empezar, modifica el título de la autovía, pues, tras el recorte anunciado por Pepiño Blanco, la susodicha sólo llegará a Salas? Será la autovía Oviedo-Salas. Será la autovía de la tomadura de pelo más burda que pueda concebirse.
¿No recordamos que una de las críticas que se le hacían a Cascos consistía en que su proyecto no contemplaba la autovía propiamente dicha, sino una sola calzada, también en ese tramo? Pues bien, ¿qué se puede argüir ahora cuando se incurre en lo mismo que se reprochaba?
Supongamos que pudiera ser suficiente una sola calzada que tuviese carriles habilitados para vehículos lentos. En tal caso, resulta injustificable que se haya invertido dinero y se haya empleado tiempo en un desdoblamiento que no va a hacerse. Se recorta, sí, por un lado, con la rescisión del contrato, pero, al mismo tiempo, se despilfarra por haber acometido unas obras que no tendrán continuidad. ¿Quién asume la responsabilidad de ese dispendio de un dinero público que sale de los impuestos de los ciudadanos? Pregunta retórica donde las haya.
Y, por otra parte, con la reciente experiencia que se tuvo por estos lares a resultas del corte de carretera en Villazón que se subsanó hace dos días, hay algo en verdad preocupante, y es el estado que presenta la nacional 634 entre Salas y La Espina, motivado, al menos en parte, por las obras de esa autovía cuyo contrato acaba de rescindirse como venimos diciendo. Está muy claro quién pagará las consecuencias y quién sufrirá las incomodidades.
Si algo está claro en esta rocambolesca historia es, en primer término, la nula consideración que se le tiene al suroccidente de Asturias no sólo desde Madrid, sino también desde el Gobierno autonómico. ¿Se pronunciará al respecto el señor Buendía que, con tanta satisfacción, cortó la cintita en compañía del ministro Blanco en el tramo Grado-Doriga?
¿Encontrarán un hueco en su agenda los dirigentes del PP astur que bastante tienen con sus enfrentamientos internos? Menos mal que se ha mostrado muy beligerante don Isidro Fernández Rozada, llamando a la ciudadanía a expresar su disconformidad ante los recortes del Ministerio de Fomento en Asturias. Siempre nos quedará don Isidro.
¡Qué alivio!
Así las cosas, un mazazo más. Así las cosas, la certidumbre de que sobre el suroccidente asturiano la maldición del aislamiento está lejos de terminarse. Si no son argayos, son recortes, pero los proyectos de infraestructuras no parecen concluir nunca.
La autovía que nunca existió, que, como el jinete lorquiano, nunca llegará a su destino, en este caso a La Espina. La autovía que nunca existió tras retrasos continuos y prolongados.
Leyendo los comentarios de los lectores a esta noticia en la edición digital de LA NUEVA ESPAÑA, me pregunto cómo estarán en este momento los ánimos en Tineo, que será un concejo muy afectado por esta rescisión. Ya no se contaba con la autovía hasta Cangas que vertebrase el Suroccidente, pero, al menos, el concejo en el que nacieron Campomanes, Riego y Maldonado se vería muy mejorado con esta infraestructura que, hasta nueva orden, se queda en veremos.
¿Presentará la ciudadanía su factura política a quien corresponda en el momento de depositar su voto en las urnas? Lo cierto es que, si unos merecen la derrota electoral, los otros no están haciendo méritos para la victoria. Lo cierto es que, en el actual estado de cosas, el problema no es fácil que se resuelva ni con un cambio de personas, ni siquiera con un cambio de partido en la gobernación municipal, autonómica y nacional. Aquí el problema es más grave, porque lo que se espera es que todos pueden hacer lo mismo mientras el listón de exigencia de la ciudadanía no se eleve considerablemente.
Habrá quien haga una lectura jubilosa de esto. Mire usted, Asturias no salió malparada, toda vez que se rescindió un solo contrato de las obras en marcha. Pero, vaya por Dios, el susodicho recorte tuvo que producirse en el Suroccidente, un incumplimiento más, un mazazo más, apenas hará mella, pues ya tenemos malheridas las alas de la ilusión, las alas con que iniciar el vuelo de un futuro más o menos sostenible.
Y, bueno, se puede pensar en una visita turística la mar de atractiva para quienes disfrutan, al azoriniano modo, con las ruinas. Recorran ustedes a orillas del Narcea lo que queda de aquel proyecto ferroviario entre Cangas del Narcea y Pravia que nunca se llevó a cabo. Contemplen ustedes el abandono en que se encuentra el monasterio de Cornellana. Regocíjense con las obras de un desdoble que no sabemos si en algún momento tendrán continuidad. Y, después de unas experiencias tan excitantes e incitantes, acérquense a Obona en el concejo de Tineo.
¡Qué unidad didáctica más clarividente sobre la geografía de una voluntad y sobre la voluntad de una geografía!


http://www.lne.es/opinion/2010/07/23/autovia-existio/946056.html