LA NEVA ESPAÑA 18-07-10 El Camino de Santiago entre Grado y La Espina

Francisco Muñoz de Escalona (La Devesa, Salas)

Ignacio Gracia Noriega publicó el domingo en LA NUEVA ESPAÑA su segundo reportaje sobre el Camino primitivo de Santiago, una opción caminera que, después de haber sido la más madrugadora, quedó aletargada en un sueño de siglos del que, afortunadamente, ha sido sacado y devuelto al feliz estado de vigilia que se merece.

Conozco bien el camino de Grado a La Espina. San Juan de Villapañada surge poco después de salir de la villa moscona, y después del bello palacio de Doriga, propiedad de los herederos de uno de mis más queridos profesores de la Facultad de Economía de Madrid, don Valentín Andrés Álvarez. Luego el caminante solaza su espíritu con el monasterio de Cornellana, que pudo ofrecer al mundo un maravilloso claustro románico, pero que por mor de la riqueza de los monjes fue lastimosamente derruido para construir el actual de estilo mazacote neoclásico.

Viene después, sí, la aldea de Villazón, con su templo de Santiago. Afortunadamente, el argayo que cortó la CN-634 a la altura del PK 440 no impide al peregrino continuar hasta la villa de Salas, la antigua Pola del Nonaya, un bello nombre que no debió cometer el error de cambiar por el actual.

El autor escribe que en pasando Villazón «otro pueblo de camino es Casazorrina». Y es aquí donde quisiera hacer un inciso en su detallada y documentada narración.

Parece muy probable que el topónimo Casazorrina sea una extraña derivación del topónimo Casa Sorina (del latín sor, hermana), ya que el término Zorrina, como diminutivo del sustantivo castellano zorra, no tiene raíces en el bable de la zona. Espero que el autor informe a su amiga María Eugenia Yagüe al respecto, ya que si lo hace ella comprenderá algo mejor tan extraño y poco asturiano topónimo.

Pero es que además el autor no menciona la existencia de la casona de La Devesa, la que se ofrece al caminante, majestuosa y sin previo aviso, después de pasar el río por la pasarela que lleva su nombre. La Devesa tiene planta basilical cuyo extremo este lo ocupa una gran torre cuadrada con un portalón dovelado. Se aprecia que fue construida en base a una técnica muy primitiva, tanto que recuerda harto a la iglesia prerrománica de San Martín de Salas. Podría datar la casona del siglo XVI, hipótesis que se basa en los restos de pinturas de color bermeyón que quedan muy deterioradas bajo el alero del muro norte.

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