LA NUEVA ESPAÑA 09-12-11 La viruta, inmune a la crisis
Los alumnos del ciclo formativo de carpintería del instituto Valdés-Salas logran prácticamente el pleno empleo gracias a la diversificación de las salidas Salas, Lorena VALDÉS
«Si todos estudiamos para jefes, ¿quién va a trabajar en la obra?». Adán de la Fuente, Daniel Fernández, Alejandro González, Diego Feito y Daniel Rico tienen el futuro en sus manos. Estos aprendices de carpintería cursan, junto a otros tres compañeros, el último año del ciclo formativo de grado medio de madera del instituto Arzobispo Valdés-Salas, un auténtico vivero de empleo. A pesar de la crisis, las posibilidades de encontrar empleo para los alumnos de este módulo ronda el 90%. Así lo dicen las estadísticas de las trece promociones del ciclo, en las que se han formado un centenar de carpinteros.
Mientras fabrican en el taller dos casas de madera, diseñadas por ellos mismos, para los colegios de Cornellana y La Espina, con porche incluido, los jóvenes insisten en que «en la actualidad sobran ingenieros y faltan buenos profesionales». Esta puede ser la clave que explique el porqué de que las empresas de la comarca se rifen año tras año a los mejores alumnos del ciclo. «A ver que pasa este año, porque somos muchos y no sé si con lo mal que están las cosas, que sobra gente de todas los negocios, habrá trabajo para todos», comenta preocupado Daniel Fernández, de Moutas (Grado).
Para que la recesión económica no empañe sus ilusiones de acceder al mercado laboral en los próximos meses, «y así ganar el primer sueldo», los futuros carpinteros optan por diversificar las opciones. «No todo es fabricar muebles: a mí, por ejemplo, lo que me gusta es el sector de las estructuras», explica el salense Diego Feito.
El pionero modelo de aprovechamiento forestal planteado por el Ayuntamiento de Salas para el concejo, que contará a corto plazo con dos plantas de producción eléctrica a partir de madera y residuos, ha despertado también el interés de los jóvenes por este campo. «Es una forma de aprovechar el serrín y generar riqueza y puestos de empleo», apunta Adán de la Fuente, de El Fresno (Grado). El moscón ha realizado junto a algunos de sus compañeros el proyecto del ciclo formativo sobre esta energía limpia obtenida a partir de madera y de masa vegetal de alta calidad. La empresa se llama «Virubrick».
De que esta nueva generación de carpinteros vea el vaso siempre medio lleno a la hora de afrontar su futuro se ocupa especialmente una de sus profesoras, Margarita Llorente, que insiste en que «esta es una profesión, además de preciosa, que cuenta con muchísimas salidas. Ahora está muy de moda la rehabilitación de casas en la zona rural y en ese campo hay un nicho de empleo muy importante», señala la docente.
Tanto el profesorado como los alumnos echan en falta la presencia de chicas en el ciclo. «Nosotros las animamos a que se matriculen, hace falta más mujeres en este gremio», bromean los jóvenes. «Hemos tenido dos chicas en anteriores promociones y ambas tienen trabajo actualmente, una de ellas se ha establecido por su cuenta», concreta el director del instituto, Ángel de la Fuente.
La opción de crear su propia empresa o ser trabajadores autónomos no entra dentro de los planes de este grupo. «Ahora ni se nos pasa por la cabeza, hay que ir a lo seguro, establecerte por cuenta propia es muy arriesgado», comenta Daniel Rico, de Pola de Allande, que tiene previsto matricularse en el ciclo superior de madera.
Orgullosos de sus muebles de fabricación propia, entre ellos un banco para la cafetería del instituto, los jóvenes aspiran a convertirse en unos buenos carpinteros. «Lo más importante es que te guste, seas hábil y tengas imaginación. Y por supuesto que te den la posibilidad de coger experiencia», concluyen.
http://www.lne.es/occidente/2011/12/09/viruta-inmune-crisis/1168448.html
«Si todos estudiamos para jefes, ¿quién va a trabajar en la obra?». Adán de la Fuente, Daniel Fernández, Alejandro González, Diego Feito y Daniel Rico tienen el futuro en sus manos. Estos aprendices de carpintería cursan, junto a otros tres compañeros, el último año del ciclo formativo de grado medio de madera del instituto Arzobispo Valdés-Salas, un auténtico vivero de empleo. A pesar de la crisis, las posibilidades de encontrar empleo para los alumnos de este módulo ronda el 90%. Así lo dicen las estadísticas de las trece promociones del ciclo, en las que se han formado un centenar de carpinteros.
Mientras fabrican en el taller dos casas de madera, diseñadas por ellos mismos, para los colegios de Cornellana y La Espina, con porche incluido, los jóvenes insisten en que «en la actualidad sobran ingenieros y faltan buenos profesionales». Esta puede ser la clave que explique el porqué de que las empresas de la comarca se rifen año tras año a los mejores alumnos del ciclo. «A ver que pasa este año, porque somos muchos y no sé si con lo mal que están las cosas, que sobra gente de todas los negocios, habrá trabajo para todos», comenta preocupado Daniel Fernández, de Moutas (Grado).
Para que la recesión económica no empañe sus ilusiones de acceder al mercado laboral en los próximos meses, «y así ganar el primer sueldo», los futuros carpinteros optan por diversificar las opciones. «No todo es fabricar muebles: a mí, por ejemplo, lo que me gusta es el sector de las estructuras», explica el salense Diego Feito.
El pionero modelo de aprovechamiento forestal planteado por el Ayuntamiento de Salas para el concejo, que contará a corto plazo con dos plantas de producción eléctrica a partir de madera y residuos, ha despertado también el interés de los jóvenes por este campo. «Es una forma de aprovechar el serrín y generar riqueza y puestos de empleo», apunta Adán de la Fuente, de El Fresno (Grado). El moscón ha realizado junto a algunos de sus compañeros el proyecto del ciclo formativo sobre esta energía limpia obtenida a partir de madera y de masa vegetal de alta calidad. La empresa se llama «Virubrick».
De que esta nueva generación de carpinteros vea el vaso siempre medio lleno a la hora de afrontar su futuro se ocupa especialmente una de sus profesoras, Margarita Llorente, que insiste en que «esta es una profesión, además de preciosa, que cuenta con muchísimas salidas. Ahora está muy de moda la rehabilitación de casas en la zona rural y en ese campo hay un nicho de empleo muy importante», señala la docente.
Tanto el profesorado como los alumnos echan en falta la presencia de chicas en el ciclo. «Nosotros las animamos a que se matriculen, hace falta más mujeres en este gremio», bromean los jóvenes. «Hemos tenido dos chicas en anteriores promociones y ambas tienen trabajo actualmente, una de ellas se ha establecido por su cuenta», concreta el director del instituto, Ángel de la Fuente.
La opción de crear su propia empresa o ser trabajadores autónomos no entra dentro de los planes de este grupo. «Ahora ni se nos pasa por la cabeza, hay que ir a lo seguro, establecerte por cuenta propia es muy arriesgado», comenta Daniel Rico, de Pola de Allande, que tiene previsto matricularse en el ciclo superior de madera.
Orgullosos de sus muebles de fabricación propia, entre ellos un banco para la cafetería del instituto, los jóvenes aspiran a convertirse en unos buenos carpinteros. «Lo más importante es que te guste, seas hábil y tengas imaginación. Y por supuesto que te den la posibilidad de coger experiencia», concluyen.
http://www.lne.es/occidente/2011/12/09/viruta-inmune-crisis/1168448.html
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