08 agosto, 2006

LA NUEVA ESPAÑA 08-08-06Asturias es la segunda comunidad con más pueblos abandonados

El Principado tiene 1.373 aldeas deshabitadas o con menos de 4 habitantes, cifra que sólo supera Galicia

Oviedo, María ALONSO

Asturias es la segunda comunidad autónoma con más pueblos abandonados. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la región tiene 1.373 núcleos deshabitados o con menos de cuatro vecinos. Sólo Galicia, con 3.977 aldeas despobladas, supera las cifras del Principado. Estadística estima que en España existen 7.500 pueblos en esta situación. El Occidente y las cuencas mineras aglutinan la mayor parte de núcleos abandonados de la región. El Caudal tiene más de 150 y en el Nalón ya superan el centenar. La despoblación en las comarcas mineras se ha acentuado en los últimos diez años. Los asturianos se concentran en las principales ciudades y los pueblos pequeños siguen un proceso de continuo despoblamiento. Mieres tiene 68 pueblos deshabitados. La lista la continúan Lena, con 41; San Martín del Rey Aurelio, con 40, y Langreo, donde hay contabilizadas 36 núcleos deshabitados.
Teniendo en cuenta el alto número de pueblos deshabitados que existen en Asturias, el Gobierno autonómico ha iniciado en algunas zonas proyectos de recuperación. Es el caso de la comarca Oscos-Eo, donde se lleva a cabo un plan especial para rehabilitar núcleos rurales despoblados. Los primeros concejos que se beneficiarán de esta medida son Taramundi, Villanueva, Santa Eulalia y San Martín de Oscos. En estos municipios existen muchas casonas de alto valor arquitectónico que se encuentran en estado de abandono.
Cada concejo rehabilitará una de sus aldeas abandonadas más emblemáticas. En el caso de Villanueva de Oscos, el núcleo rural elegido es San Cristóbal; en San Martín, el núcleo de Piorno y, en Santa Eulalia, el de Ferreira, un pueblo que ya está siendo objeto de una recuperación integral. El objetivo principal de la iniciativa es que los núcleos rurales que en la actualidad sufren abandono en las zonas más deshabitadas de Asturias puedan recuperar vecinos. Además, con el plan se pretende conservar la estructura original de los enclaves y la arquitectura de las edificaciones más antiguas, como las existentes en Oscos-Eo.

El éxodo rural
Desde principios del siglo pasado los asturianos empezaron a concentrarse en las comarcas urbanas de Ciudad Astur. Avilés, Gijón, Oviedo, Mieres y Langreo crecían al ritmo de doscientos mil habitantes cada treinta años. Un crecimiento perfectamente acompasado y con un esquema que se repetía de forma continua. Así, en 1900, los municipios del centro tenían 256.209 habitantes; en 1930, un total de 416.336; en 1.960, hasta 634.996, y en 1981 se alcanzaban los 854.924. Con los ochenta llega el cambio y la situación empieza a variar. Los pilares que sustentaban el sistema cambian: la construcción naval, la siderurgia y la minería empiezan a fallar, Asturias se reconvierte y lo hace hacia el sector terciario. La población del centro se estanca y abandona su crecimiento, pero la sangría en los pueblos y aldeas más pequeños continúa y siguen perdiendo vecinos. La emigración ya no se produce hacia Oviedo o Gijón, sino que es interna. Las aldeas se despueblan y muchos de sus habitantes se concentran en las cabeceras de sus comarcas, que comienzan a crecer a fuerza de aglutinar la población que van dejando los pueblos. De 1960 a 2001 la población de Pravia crece un 128 por ciento; la de Nava y Salas, un 104 por ciento, y la de Grado, un 76 por ciento. Y aunque los concejos, porcentualmente decrecen, entre otros motivos por el envejecimiento de la población, las villas se refuerzan en el cambio. El lento goteo continúa hoy y las aldeas más pequeñas y remotas van quedando en el olvido.