25 octubre, 2006

LA NUEVA ESPAÑA 25-10-06 Un salense de lujo: Jaime Menéndez Fernández

LUIS ARIAS ARGÜELLES-MERES

Viernes, 20 de octubre. En una de sus dependencias municipales, el Ayuntamiento de Salas acoge una exposición sobre la vida y la obra de un salense de lujo: Jaime Menéndez Fernández. Su trayectoria es tan admirable como desconocida en la tierra donde vino al mundo. Nacido en Cornellana en 1901, hijo del maestro de la localidad, como tantos otros asturianos de su tiempo, las circunstancias lo llevaron a emigrar a Cuba. El poco tiempo libre de que disponía trabajando en un almacén de papel lo aprovecha para estudiar idiomas y periodismo. El resultado de su esfuerzo es recompensado, pues, como consecuencia de ello, en 1925 empieza a colaborar en el diario estadounidense «La Prensa», el primer rotativo de habla hispana en la ciudad de Nueva York. Se incorporaría en 1928 a la redacción del «The New York Times», siendo el primer periodista español que colaboró en ese diario.
Regresa a España en 1932 como corresponsal del referido periódico. Llegaría a ser el director en nuestro país de «El Sol». En 1934, la editorial Espasa-Calpe le publica el libro «Vísperas de catástrofe». Terminada la guerra, en 1939 es detenido en Alicante mientras esperaba por un carguero ruso que no llegó. Permanece en prisión hasta 1944. Como fruto de tan poco envidiable experiencia escribió un libro, «La cárcel», que sus descendientes publicarán pronto. Reincorporado al periodismo tras su salida de prisión, va a parar a Tánger a trabajar en el diario «España», como redactor jefe de política internacional de ese periódico. Regresa a Madrid en 1957. Miren ustedes por dónde, Fraga lo contrata como redactor de la revista «Política Internacional». Fallece en 1969, trabajando hasta el último suspiro.
Sabedor de estos datos biográficos de Jaime Menéndez, que acabo de exponer telegráficamente, me preguntaba en la tarde noche del viernes, mientras se proyectaba un vídeo en la referida exposición donde hablaron de nuestro personaje, además de sus familiares, Carrillo, Vázquez Azpiri y Concha Cuetos, entre otros, cómo acoge la Asturias oficial este intento de recuperación tan necesario y apremiante de una figura de la relevancia del personaje que nos ocupa. La Asturias oficial, empezando por los representantes municipales salenses y finalizando con las autoridades culturales de esta tierra. ¿Con frialdad? ¿Con desconocimiento? ¿Con inconsciencia de lo que Jaime Menéndez representa?
¡Qué cosas tiene el azar! La exposición se inauguró el mismo día en que tenían lugar los fastos principescos en Asturias. Es decir, pintiparado para aplicar aquello tan orteguiano de contraponer la España oficial frente a la España real, extrapolando esto a la Asturias de nuestros días. La referida exposición podrá ser visitada hasta el día 26. Esperemos que antes de esa fecha se acerquen al salón de actos de la Veiga de la capital del concejo salense representantes de los ámbitos políticos, culturales y universitarios. Que no desperdicien la ocasión de testimoniar su respeto a una de las figuras más eminentes del periodismo asturiano.
Pero, más allá incluso de la honda significación de este personaje, tendríamos que reparar en la enorme utilidad que su memoria puede tener para percatarnos de que esa confianza en nosotros mismos que necesitamos rescatar puede venir dada en una medida nada baladí al saber que nuestra tierra ha dado al mundo personajes tan insignes.
Por encima de la mediocridad que nos circunda, de la superficialidad de quien sólo ve en los eventos culturales una oportunidad de salir en la foto, de la inconsciencia de aquellos que no van más allá de la adulación rastrera y de los topicazos afrentosos contra la inteligencia, se encuentra la necesidad de rendir homenaje a paisanos nuestros que representan lo mejor que hemos tenido.
En esta tierra (Salas y Asturias) nació uno de los periodistas más brillantes y pioneros del siglo XX. Eso es lo que en verdad tiene importancia. Los individuos y los pueblos necesitan acudir al asidero que nos permite encontrar motivos para sentirnos orgullosos de personas y de episodios que jalonan nuestro pasado. Así, Jaime Menéndez, un salense universal, una trayectoria acreditada y brillante conseguida con esfuerzo, talento y entusiasmo, armas, como diría el poeta, cargadas de futuro. Le debemos gratitud a este ilustre salense, así como a sus familiares que inician su rescate histórico en la tierra que lo vio nacer.
Sólo falta que la Asturias oficial sepa estar a la altura deseada.