LA NUEVA ESPAÑA 05-03-07 Osoro ensalza la figura del misionero mártir José Manuel Díaz Rubio
El arzobispo de Oviedo resaltó «la entrega a Dios y los demás» del sacerdote salense.
Salas culminó una semana de actos en memoria del misionero mártir José Manuel Díaz Rubio con la celebración eucarística oficiada por el arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, en la iglesia parroquial de Malleza. Osoro resaltó la tenacidad del sacerdote salense, su trabajo y «su entrega a Dios y a los demás», dijo.
El Arzobispo, ayer, durante el homenaje al sacerdote José Manuel Díaz. e. pelàez
Malleza (Salas), E. PELÁEZ
El arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, ensalzó ayer en Malleza (Salas) la figura del misionero José Manuel Díaz Rubio. En la celebración eucarística que ofició en la iglesia parroquial de la localidad salense definió al sacerdote mártir, que falleció treinta años atrás, como «un hombre tenaz, trabajador, cumplidor del deber, entregado a Dios y a los demás, valiente, sensible, abierto, claro y sincero».
La figura del sacerdote José Manuel Díaz Rubio, nacido en La Arquera, y su entrega a la causa del Evangelio hasta el martirio en la antigua Rodesia (actual Zimbabue) fue el eje central de las actividades celebradas en el concejo salense durante toda la semana. Unos actos que clausuró ayer el arzobispo de Oviedo con la misa en el templo de Malleza, que reunió a familiares, amigos y vecinos del sacerdote de La Arquera.
Osoro hizo hincapié en la labor desarrollada por Díaz Rubio en la antigua Rodesia, «en su entusiasmo especial por crear escuelas», pero también en su trabajo sanitario en los hospitales y en la formación de nuevos sacerdotes. «Tenía un interés especial por la educación y por la formación», dijo el arzobispo de Oviedo. «Nos reúne en Malleza el recuerdo y memoria de un hombre de fe», aseguró Osoro, que repasó la vida del misionero salense. José Manuel Díaz Rubio nació el 15 de octubre de 1919. Cuando tenía 21 años, al comenzar el curso 1940-41, ingresó en el Seminario Diocesano de Valdediós y al año siguiente solicitó su entrada en el Seminario de Misiones de Burgos, al que se incorporaba poco después. En el año 1943 José Manuel Díaz Rubio entró en el Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), hasta que en 1949 parte junto a otros cuatro compañeros hacia la antigua Rodesia, la actual Zimbabue. Allí el sacerdote Manuel Díaz Rubio se integró en el trabajo pastoral de varias parroquias de Wamkie, donde permaneció desde 1949 hasta 1957. En los años siguientes recorrió diversas zonas y parroquias del país. La vida del misionero salense está recogida en «Vivir y morir por el pueblo. Manuel Díaz Rubio, mártir asturiano en Rodesia», libro escrito por Agustín Moreno Muguruza y promovido por la Delegación Diocesana de Misiones de Asturias.
Una biografía en la que Gabino Díaz Merchán, arzobispo emérito de Oviedo, se refiere a Díaz Rubio como a un «misionero ejemplar» y recuerda que dos años antes de su muerte, a manos de un grupo guerrillero en Rodesia, celebró sus bodas de plata sacerdotales en la colegiata de Pravia.
La exposición gráfica de la vida de Díaz Rubio se trasladó a la iglesia de Malleza
La iglesia parroquial de Salas acogió los últimos días una exposición gráfica centrada en la vida del misionero. Una muestra que estaba integrada por seis murales y que ayer se podía contemplar en el templo de Malleza, con motivo de la celebración eucarística. Fue una de las actividades organizadas en el marco de la semana misionera, que incluyó una conferencia del profesor José Santos el pasado miércoles, en el salón de actos del centro municipal de La Veiga. Las actividades, que fueron organizadas por la Delegación de Misiones, llegaron a centros educativos y sociales de las diferentes parroquias del municipio salense durante la pasada semana
Salas culminó una semana de actos en memoria del misionero mártir José Manuel Díaz Rubio con la celebración eucarística oficiada por el arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, en la iglesia parroquial de Malleza. Osoro resaltó la tenacidad del sacerdote salense, su trabajo y «su entrega a Dios y a los demás», dijo.
El Arzobispo, ayer, durante el homenaje al sacerdote José Manuel Díaz. e. pelàez
Malleza (Salas), E. PELÁEZ
El arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, ensalzó ayer en Malleza (Salas) la figura del misionero José Manuel Díaz Rubio. En la celebración eucarística que ofició en la iglesia parroquial de la localidad salense definió al sacerdote mártir, que falleció treinta años atrás, como «un hombre tenaz, trabajador, cumplidor del deber, entregado a Dios y a los demás, valiente, sensible, abierto, claro y sincero».
La figura del sacerdote José Manuel Díaz Rubio, nacido en La Arquera, y su entrega a la causa del Evangelio hasta el martirio en la antigua Rodesia (actual Zimbabue) fue el eje central de las actividades celebradas en el concejo salense durante toda la semana. Unos actos que clausuró ayer el arzobispo de Oviedo con la misa en el templo de Malleza, que reunió a familiares, amigos y vecinos del sacerdote de La Arquera.
Osoro hizo hincapié en la labor desarrollada por Díaz Rubio en la antigua Rodesia, «en su entusiasmo especial por crear escuelas», pero también en su trabajo sanitario en los hospitales y en la formación de nuevos sacerdotes. «Tenía un interés especial por la educación y por la formación», dijo el arzobispo de Oviedo. «Nos reúne en Malleza el recuerdo y memoria de un hombre de fe», aseguró Osoro, que repasó la vida del misionero salense. José Manuel Díaz Rubio nació el 15 de octubre de 1919. Cuando tenía 21 años, al comenzar el curso 1940-41, ingresó en el Seminario Diocesano de Valdediós y al año siguiente solicitó su entrada en el Seminario de Misiones de Burgos, al que se incorporaba poco después. En el año 1943 José Manuel Díaz Rubio entró en el Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), hasta que en 1949 parte junto a otros cuatro compañeros hacia la antigua Rodesia, la actual Zimbabue. Allí el sacerdote Manuel Díaz Rubio se integró en el trabajo pastoral de varias parroquias de Wamkie, donde permaneció desde 1949 hasta 1957. En los años siguientes recorrió diversas zonas y parroquias del país. La vida del misionero salense está recogida en «Vivir y morir por el pueblo. Manuel Díaz Rubio, mártir asturiano en Rodesia», libro escrito por Agustín Moreno Muguruza y promovido por la Delegación Diocesana de Misiones de Asturias.
Una biografía en la que Gabino Díaz Merchán, arzobispo emérito de Oviedo, se refiere a Díaz Rubio como a un «misionero ejemplar» y recuerda que dos años antes de su muerte, a manos de un grupo guerrillero en Rodesia, celebró sus bodas de plata sacerdotales en la colegiata de Pravia.
La exposición gráfica de la vida de Díaz Rubio se trasladó a la iglesia de Malleza
La iglesia parroquial de Salas acogió los últimos días una exposición gráfica centrada en la vida del misionero. Una muestra que estaba integrada por seis murales y que ayer se podía contemplar en el templo de Malleza, con motivo de la celebración eucarística. Fue una de las actividades organizadas en el marco de la semana misionera, que incluyó una conferencia del profesor José Santos el pasado miércoles, en el salón de actos del centro municipal de La Veiga. Las actividades, que fueron organizadas por la Delegación de Misiones, llegaron a centros educativos y sociales de las diferentes parroquias del municipio salense durante la pasada semana
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