21 febrero, 2008

LA NUEVA ESPAÑA 21-02-08 Campaña electoral


CELSA DÍAZ ALONSO

La República Independiente de Paraxes no es ajena a la vorágine que se desarrolla a su alrededor. Aprovechando la coyuntura electoral de su país vecino, también se prepara una gran consulta popular. Todos los candidatos de los partidos gallináceos están desplegando una actividad frenética y los mítines, declaraciones y entrevistas se suceden tan vertiginosamente que los habitantes de gallineros y huertas no dan abasto para asimilar tanta información y promesa.

-¡Votadme, aves y hortalizas! ¡Si así lo hacéis cada uno de vosotros recibirá cuatrocientas panoyas de maíz gratis! Fermín, con su funda de cresta más proletaria cacarea a grandes voces su propuesta.

-¿Y de dónde piensas sacar tantas panoyas? -le susurró Ernesto, su mano derecha- Sólo con que te voten diez congéneres lo llevamos claro. ¿Y tú crees que a las lechugas les gusta el maíz?

-Lo de las panoyas ya lo arreglaremos. Una cosa es lo que se diceÉ Pero lo de las lechugasÉ ¡Ah, sí!

-¡Y diez kilos del mejor abono para cada vegetal que me vote!

-Fermín, que te estás pasando -insiste Ernesto un poco avergonzado.

Osgüal por su parte, no se queda atrás. Vestido de lagarterana, arremete en similares términos.

-¡Ciudadanas y ciudadanos! ¡Si me votáis prometo plantar quinientos millones de berzas para consumo interno!

-¿Dónde las pensará plantar? ¿En las torres de diez pisos que va a construir Fermín?- se carcajeaba un grupito.

-No me salen las cuentas. Demasiadas plantas de berza por piso -calcula pensativa Renata. Ramiro, subido al cubo de grano, mitineaba a grandes voces.

-¡Votadme, amigas y amigos! Yo os daré libertad en el horario de cacareo, restringido ahora por el capricho y albur de unos pocos queÉ

-¡Yo prometo una ración extra de pienso por cada pollito nacido!

-¡Yo os daré dos, y a las familias monoparentales tres raciones por cada natalicio!

Fermín, cuyo objetivo era crear tensión y dramatismo, se impuso con un tremendo bramido de voz por encima de sus oponentes, echando rayos por los ojos.

-¡No os creáis nada de lo que os están diciendo! ¡Si no me votáis, todo lo logrado hasta ahora gracias a mis desvelos en la gestión y funcionamiento de Paraxes se irá al garete!

-¿Y las eternas colas de espera en los ponederos? -preguntaban algunas gallinas.

Procurando aparentar calma y seguridad, Fermín improvisó una respuesta.

-No me he olvidado en absoluto de esa contingencia, y llevo tiempo buscando solución. Pienso elaborar un decreto queÉ

-Pues si lo vas a solucionar con un decreto ¿por qué no lo hiciste antes?

-Es más complicado de lo que suponéis. Un decreto lleva su tiempo.

-Ya, ya.

Así estaban las cosas cuando decidí largarme, harta de tanta patochada. Elvira, también asqueada, me acompañó a dar una vuelta por la huerta y ver cómo crecían los guisantes. Por supuesto, no hablamos de elecciones.