27 junio, 2008

LA NUEVA ESPAÑA 27-06-08 La cantera de Viescas

Cuando éramos guajes, los domingos por la tarde en Viescas -el pueblo de mis abuelos paternos- eran testigos de un acontecimiento deportivo que ríete tú de la Copa de Europa de Fútbol: me refiero al partido en el prao de La Curueta. Allí estaban, y pido perdón por acordarme sólo de unos pocos, Duardín, de Ca Alicia; Carlos y el Peque, de Ca Diego; Vicente, de Ca Rodrigo; Suso, de Ca d´Anxi, y Agustín, de Ca Genara (el único que triunfó en esto del fútbol y que llegó a jugar en el primer equipo del Oviedo... ¡cuando el Oviedo era el Oviedo, ojo!). Agustín se retiró años más tarde en el Mosconia, tras una carrera ejemplar. Gracias a él podemos decir con orgullo que La Curueta fue cantera de futbolistas; algo así como El Requexón o el Mareo de Salas. También aparecía por allí de cuando en vez El Roxu, un espigado chavalón de Carlés el cual me caía bien porque no me tiraba trallos (por ser de los más pequeños, a mí me tocaba ponerme de portero casi siempre). No llegó a ser Villa ni Cazorla, pero apuntaba maneras...
Treinta y pico años después, nadie juega al fútbol en La Curueta. Ya no hay porterías, balones... ni jugadores. Sin embargo, alguien parece empeñado en que Viescas no se quede sin su cantera. El trágico matiz es que en esta ocasión no se trata de una metáfora futbolística, sino que es en sentido literal: una empresa de calizas está a punto de conseguir el permiso del Ayuntamiento de Salas para instalar en Viescas una cantera de áridos, a la que acompañará, por si fuera poco, una planta de tratamiento asfáltico. Una planta que -ironías del lenguaje, de nuevo- secará los acuíferos que abastecen no sólo a Viescas, sino a muchos otros pueblos y lugares cercanos (Cermoño, Ovanes, La Planadera, Ablaneda, Godán). Una cantera y una planta asfáltica que pretenden instalar... ¡a 420 metros de la casa habitada más cercana! Una cantera que se llevará una montaña por delante; que originará una catástrofe humana y ecológica -si es que es posible separar estos dos conceptos-. Una cantera y una planta asfáltica que además de las inevitables voladuras, tráfico de camiones y maquinaria pesada que generará, traerá consigo tal contaminación que convertirá en anécdota lo que supuso la térmica de Soto de la Barca para la zona.
Esta semana se cumple el plazo para que los vecinos de Viescas presenten ante el Ayuntamiento las correspondientes alegaciones a este proyecto. El señor alcalde de Salas se comprometió públicamente (vd. La Nueva España de Occidente, 10/01/2008) a impedir la instalación de esta cantera. Los vecinos se fiaron de su palabra y confiaron en él. Sin embargo, a día de hoy, las cosas ya no parecen tan claras. ¿Por qué se comprometió el señor Alcalde a algo que sabía que no podría, políticamente mantener? ¿Por qué se han puesto tantas pegas cada vez que los vecinos iban a solicitar un papel o algo de información al Ayuntamiento? ¿Por qué no se ha redactado una nueva declaración de impacto ambiental tras el «retrotraimiento» del proceso? Y digo «retrotraimiento» porque ése es el palabro que, literalmente, utilizó el Ayuntamiento en la resolución del recurso de reposición interpuesto por la empresa «calicera». Es decir, que no les denegaron el permiso, tal y como se había comprometido el señor Alcalde, sino que se limitaron a llevar de nuevo al inicio el trámite burocrático (que es como decir «ahora no, pero más adelante, ya veremos...»).
¿Qué significa esto? Un optimista es el que cree que vive en el mejor de los mundos posibles. Un pesimista, el que teme que eso sea cierto. Ser optimista, en este caso, además de una ingenuidad sería una irresponsabilidad. Opino -y esto es sólo una suposición mía- que la cantera será vendida a los vecinos como un mal menor a cambio de no se sabe qué tipo de compensaciones/prebendas y que acabará por instalarse en Viescas. Así de crudo, quiero decir duro, no sea que les dé también por empezar a buscar petróleo en el Nonaya...
Felicito por ello al señor alcalde de Salas. Le felicito, aunque lo suyo tenga poco mérito, porque con la oposición de que disfruta en el Ayuntamiento hasta yo meto goles por la escuadra (¿existe el PP en Salas? Murias: ¿Hemos hecho, de verdad, todo lo que estaba en nuestra mano?).
Esperemos que el señor alcalde de Salas no tenga que pasar a la historia del concejo como el político que, no contento con cargarse su propio pueblo, ahora va a por los que tiene a su alrededor: Sollera, Los Llanos, La Peral, Santullano, Camuño, Villamar, Doriga, Villazón, Penausén y Carlés ya han caído o les falta muy poco. Ahora les toca el turno a Viescas y La Planadera, donde otra empresa acaba de solicitar autorización para su cantera de piedra ornamental -¿para qué viviendas?-. ¿Qué será lo siguiente? ¿Una central nuclear en Cornellana? ¿Una refinería en Malleza? En conclusión: Salas se ha convertido en el pedreru de Asturias. Todo sea por el progreso.
Como despedida, les voy a dar una idea que quizás puedan incluir en la próxima memoria de digestión del Ayuntamiento: aprovechen el furacón que dejó la mina de oro en Carlés para erigir en su interior el estadio de fútbol José Manuel Menéndez. Así, al menos, tendríamos un sustituto para La Curueta; porque me temo que la próxima pachanga en Viescas habrá que jugarla entre cenizas. Y para ese partido, que no cuenten conmigo.
Marcelino Rodríguez Álvarez
Oviedo

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Magnífica carta que deja claro que la política medioambiental en Salas es un atentado contra todo y contra todos.
¿Alguien tomará nota? ¿Alguien saldrá a la palestra?
¿Existe oposición política en este concejo?

5:37 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¡Ay, si hubiese más ciudadanos en este concejo que saliesen a la palestra con textos así!

6:44 p. m.  

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