18 diciembre, 2008

LA NUEVA ESPAÑA 18-12-08 El monte de la discordia

El futuro de Tineo, a debate

Los últimos acontecimientos que se están sucediendo en el concejo de Tineo van mucho más allá del debate sobre la implantación de una mina a cielo abierto. Se están eligiendo opciones para el futuro a largo plazo de una comarca.
No voy a entrar en lo que de manera inmediata pueda ser económicamente más rentable, pero, si de escarmentar en cabeza ajena hablamos, por estos lares fronterizos conocemos muy bien lo que supone este tipo de minería y las consecuencias que trae en un plazo no demasiado lejano: diez años de explotación y cientos, de contaminación, degradación paisajística y biológica, alteración de los recursos hídricos, contaminación atmosférica y un largo etcétera. ¿Alentador, verdad? Y todo esto con la connivencia de las autoridades locales y regionales: éstos escudándose en un silencio sepulcral y aquéllos jaleando tamaño despropósito. El Ayuntamiento tinetense ha tomado una decisión. Difícil desde luego, pero realmente valiente.
La autodenominada «clase política» -terminología que ya nos da una idea de las alturas por donde transitan tales personajes- nos tiene acostumbrados a medidas populistas que no van más allá de los cuatro años vista que duran las legislaturas, y eso es quizá lo que desconcierta de Marcos Líndez. Su decisión, absolutamente impopular en ciertos sectores, denota una seria preocupación por el concejo de Tineo a largo plazo; la creación de una industria maderera fuerte y sostenible, que bien gestionada supone un importante recurso para muchas generaciones. Si el concejo consigue ser una potencia forestal, su futuro está asegurado.
Marcelino Marcos, alcalde por el PSOE, ya ha sorprendido a propios y extraños enfrentándose, sin pelos en la lengua y con todas las consecuencias, al consejero de Educación y sus desastrosas medidas para el occidente asturiano cuando una vez más el cierre de aulas era noticia. Ahora le toca el turno a un empresario con una fama que podríamos calificar siendo muy comedidos de «poco ejemplar», que no duda en chantajear con la eliminación de puestos de trabajo ya existentes a Ayuntamiento y trabajadores, creando así un enfrentamiento seguro del que él sale indemne, importándole un bledo dejar a los mineros en la calle ante la negativa de nueva apertura. ¿Es acaso esta postura encomiable? ¿Es defendible una coacción de estas magnitudes?
Y es precisamente por ello que echamos de menos un pronunciamiento claro por parte de las consejerías implicadas y de nuestro Gobierno regional, que sólo tímidamente y con la boca pequeña hacen algún comentario sin mojarse demasiado. Si la cosa sale bien, Marcos Líndez será el héroe que todo partido quiere tener en sus filas; si no, será cabeza de turco a la que echar todas las culpas de aquí al 2050.
Hasta ahora Marcelino Marcos Líndez ha demostrado tener ideas claras y coraje para defenderlas. ¿No es esto un lujo en los tiempos que corren?