14 enero, 2010

LA NUEVA ESPAÑA 14-01-10 Historia de una decepción


Proyectos incumplidos que no merman confianzas

CELSA DÍAZ ALONSO Estamos tan acostumbrados a que nuestros políticos mientan como bellacos que en pocas ocasiones logran sorprendernos. Tanto es así que cuando un alcalde del PSOE, como lo es en el caso de Salas, dice que desde el Principado de Asturias y el Ministerio de Vivienda mienten y ningunean, la cosa debe ser muy seria. Y, en efecto, lo es.
El monasterio de Cornellana, una de las joyas arquitectónicas de nuestro chiripitifláutico Paraíso Natural, se cae a pedazos sin que parezca importar un pepino -con todo el respeto hacia dichos vegetales, no vaya a ser que luego se me subleven todas las hortalizas de la huerta en solidaridad con tan carnosos frutos y hagan huelga general de hojas caídas- a aquellos que pueden poner remedio a tal situación.
Tiene que ser duro para el regidor de uno de los municipios asturianos en mayor decadencia tener que confiar continuamente en grandes proyectos estrella cuajados de contratiempos y despropósitos: autovías cuyos retrasos son tan innúmeros como las olas del mar; polígonos industriales que destrozarían en La Rodriga la vega más fértil del Narcea a su paso por el concejo de Salas y sobre el cual la Confederación Hidrográfica del Cantábrico no hace más que emitir informes desfavorables por incumplimiento de requisitos mínimos -habrá que animar al grupo municipal de IU, que se está moviendo tan eficazmente en este sentido?
-¡A ver si Ramiro se entera, que en este gallinero también hay grandes despropósitos!
-Cállate y déjame continuar, Elvira.
-¡Bah! Siempre con métodos dictatoriales.
? o presupuestos para restauraciones que, de llegar, lo harán cuando ya todo se haya venido abajo. ¿Nunca quedarán hartos del tan cansino «Vamos a hacer» que jamás viene?
Porque, aunque parezca imposible, una vez más el optimismo a raudales se cuela por todos los rincones. En una entrevista radiofónica a don José Manuel Menéndez, el aludido alcalde, y emitida el pasado domingo, la confianza sin fisuras en la realización de tan magnos proyectos era la nota a destacar ¡Ni mis gallinas ni yo entendamos nada de nada! Hoy sí, mañana no y pasado? Otra vez sí, seguro.
La única que parece que va a cumplir con lo prometido, pase lo que pase, es la empresa de extracción aurífera Kinbauri, que está dispuesta a lavar en el occidente astur todo el oro que haga falta, trayéndolo aunque sea en carretillo. Y eso a pesar de la oposición de cuatro «ecologistas» (así, con comillas) cuya retrógrada actitud antiprogreso sólo merece un desprecio total.

http://www.lne.es/opinion/2010/01/14/historia-decepcionbr/859443.html

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Muy bien, Celsa, muy bien. Esa historia de la mina de oro amenaza muchas cosas.

6:19 p. m.  

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