LA NUEVA ESPAÑA 19-11-09 La virtud de la circunspección
El continuo baile de fechas nos tiene ya un poco hartitos
CELSA DÍAZ ALONSO Vaya, vaya, vaya? Los occidentales vivimos en un mundo tan pulcro, tan aseado, que ni tomarnos unas cañitas por puro placer es ya suficiente. Ahora lo importante es que sea sana e, incluso, que posea unas virtudes terapéuticas y medicinales desconocidas hasta la fecha y sacadas a la luz tras sesudos estudios. Eso sí, siempre en las dosis prescritas por su experto nutricionista de cabecera (un sorbito antes de cada comida).
A renglón seguido nos enteramos de que a la última cumbre de la FAO no han asistido los dirigentes de siete de esos ocho países a los que tan bien les van las cosas y a los que al parecer les importa un pepino que media humanidad se muera de hambre mientras nosotros podamos seguir alimentándonos sanamente, incluyendo la cerveza. Resumiendo, se han pasado la reunión por el forro (la próxima vez que oiga a uno de esos individuos llenarse la boca con el término solidaridad procuraré no vomitar). Los asistentes a dicha reunión fijaron la enésima fecha para la desaparición de la hambruna mundial: el 2025 (je, je, je), que viene a ser como la dada por el señor Pepe Blanco para la llegada del AVE a Asturias (ja, ja, ja), o como la de la apertura del último tramo de la autovía Oviedo-La Espina (jua, jua, jua, jua), que por imponderables tampoco va a ser para esta primavera (¡ni nos lo imaginábamos!).
Dichos imponderables resultan ser unos continuos desprendimientos de terreno a la altura del pueblo de Porciles, (¡oh, sorpresa!), que no pudieron ser calculados. Tampoco fueron previstos los desplazamientos de terrenos del tramo Grado-Doriga, así que desde mi supina ignorancia me pregunto: ¿para qué sirven unos estudios geológicos por los que se paga un pastón y gracias a los cuales habrá que soltar otro pastón para deshacer el entuerto (sin contar el pastón previo de unas obras que no sirvieron para nada)?
En estos momentos de tremebunda crisis, las zonas rurales están más que nunca abandonadas a su suerte. Continúan siendo el submundo del derrochador primer mundo urbano. Nunca hay presupuesto para unas mejoras que cualquier ciudadano debería tener al alcance de la mano viva donde viva: asfaltado y cuidado de caminos y calles, saneamiento, buenas conexiones a internet, repetidores y antenas de radio y televisión, transporte público etcétera, sin embargo, siempre están ahí para acoger todo aquello que nadie quiere cerca de su casa: enormes parques eólicos, subestaciones eléctricas o minas a cielo abierto.
Quizá si el occidente de Asturias fuera más mimado, nuestros alcaldes no tendrían que cifrar todas las expectativas futuras en la finalización de la dichosa autovía, pero siendo los mismos que desde hace décadas permiten que estas comarcas se mueran de inanición sin mover un dedo, mintiendo y augurando un brillante futuro que dudamos de que vaya a llegar antes de que el estado de coma profundo se convierta en encefalograma plano, bien vamos.
Ante tal panorama recomiendo menos charlatanería de optimismo hueco y poner de una vez los pies en la tierra, para que en el futuro no los recuerde como los artífices de la muerte de una comarca. Aunque, bien mirado, ésa será la única manera de perdurar en la memoria colectiva.
http://www.lne.es/opinion/2009/11/19/virtud-circunspeccionbr/836250.html
1 Comments:
¡Muy bueno! A ver qué argumentos se puden dar para defender lo indefendible.
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