13 abril, 2010

LA NUEVA ESPAÑA 13-04-10 Realidad surrealista en Salas

Joaquín Ángel Vallina Gil (Salas)
Tengo que contarlo, necesito desahogar la tremenda impresión que me supuso asistir como ciudadano al último Pleno que se celebró en el Ayuntamiento de Salas, el 6 de abril del presente año. Por fortuna, cuando llegué ya había empezado y decidí abandonarlo antes de que concluyese. Pero aun así no me libré de un baño de realidad tan surrealista. En el momento en que tomé asiento, la oposición pidió explicaciones acerca del coste de una especie de álbum fotográfico editado por el Ayuntamiento que se repartió por todos los buzones del concejo. El Alcalde habló de la enorme satisfacción que tal envío produjo en las casas, así como de la obligatoriedad de informar sobre la gestión realizada. Advirtió además que en el mencionado álbum no se hablaba de proyectos tales como un mirador que serviría para contemplar las estrellas más lejanas o arrecifes de coral ¡Qué vena poética la de este señor!
Le prometo que nunca me figuré que tuvieran cabida en un ser humano tanta cursilería y prepotencia, pues, entre otras lindezas, llegó a afirmar también que nuestro concejo tiene mejores servicios que Oviedo ¡Cuántos ataques a la sintaxis, a la prosodia, al saber estar y al más elemental sentido común!
Pero lo más llamativo de todo fue en el turno de ruegos y preguntas, cuando al ser interpelada una concejala de su grupo por una carta publicada en un medio asturiano en la que se abogaba por la censura de una columnista de este periódico, al tiempo que se frivolizaba con un desgraciado hecho acaecido hace más de 20 años en la familia de la columnista, la edil apenas pudo responder pues tomó la palabra el Alcalde en defensa de semejante escrito, aduciendo la libertad de expresión, así como el didactismo y la función profiláctica del texto, en la misma línea, según el señor Menéndez, que las campañas más duras de la DGT. El grave peligro de esos escritos que, según la concejala no deberían publicarse, consiste en los diálogos que, a veces, se producen entre las gallinas y gallos de su corral. Por lo que se ve, el cultivo de la fábula constituye un peligro social espantoso.
Prometo que aún no me he repuesto de la desolación que me causó aquello, sobre todo porque en ningún momento dejo de lamentarme cuando pienso en qué manos se encuentra el concejo de Salas.
Cursilería, prepotencia, ausencia conspicua de argumentos así como dentelladas a cualquier crítica. Ése fue el comportamiento del Alcalde de Salas en un Pleno que, como antes le dije, lo viví como un desquiciante baño de realidad surrealista.
De verdad que nunca creí que en una persona pudiera haber tanta ignorancia y tan despóticos modos.

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