LA NUEVA ESPAÑA 16-04-10 Los municipios que lideran la pérdida de habitantes en España son asturianos
Hasta diez concejos del Principado aparecen en el ranking con peor evolución demográfica por culpa del éxodo rural y la crisis industrial
- "Es preocupante que en las Cuencas no se hagan zonas residenciales atractivas"
Oviedo, Pablo GONZÁLEZ
Los concejos asturianos lideran el ranking de los municipios españoles que más población han perdido en todo el siglo XX (1900-2001) y en lo que va de centuria (2001-2009). Es decir, la Asturias rural y la del carbón ha dejado su huella en las secuencias estadísticas de la demografía española de los últimos ciento diez años. Entre los quince municipios más golpeados por la caída de población durante el siglo XX aparecen siete concejos de las alas asturianas: Valdés, Tineo, Salas, Piloña, Cangas del Narcea, Villaviciosa y Allande. Así, Asturias es la comunidad que cuenta con más presencia en el listado elaborado por la Fundación BBVA por delante de Galicia. A lo largo de estos cien años los siete concejos citados perdieron 64.372 habitantes, lo que equivale a la población de Siero y Llanera.
Mientras, el mismo cálculo llevado al listado de los municipios españoles que más población han perdido en la última década pone de manifiesto la presencia de seis concejos del Principado: Mieres, Cangas del Narcea, Aller, San Martín del Rey Aurelio, Tineo y Valdés. Estos municipios pierden un total de 11.674 habitantes. Esta cifra sólo es superada por los 12.933 que han perdido en conjunto los municipios andaluces de Granada y Cádiz, que encabezan este ranking (ver gráfico adjunto).
¿Cuál es la diferencia entre uno y otro ranking? A grandes rasgos los municipios que aparecen en el primero representan el impacto del éxodo rural. Los segundos, los efectos de la reconversión industrial en la demografía. «La historia del siglo XX es la historia del éxodo agrario en Europa y España, y más en una región tan ruralizada como Asturias», aseguraba ayer Manuel Maurín, profesor de Geografía de la Universidad de Oviedo.
En los tiempos de la industrialización se produjo el trasvase de población de los «núcleos sin otros recursos que los agropecuarios a concejos como Mieres, Aller o San Martín del Rey Aurelio», según Maurín. Luego, en el último tercio del siglo XX y en los últimos años de éste la crisis del sector industrial y minero se tradujo en el despoblamiento de las comarcas mineras. Una sangría que no se detiene ya que los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que sólo dos de los concejos que conforman las cuencas mineras (Sobrescobio y Morcín) no perdieron habitantes. «La ciudad lineal del Nalón y el Caudal tiene un problema de integración en el ámbito metropolitano porque no han conseguido atraer nuevos residentes como sí han hecho Carreño, Villaviciosa, Llanera, Noreña o Siero», asevera Rafael Menéndez, profesor de Geografía en la Universidad de Salamanca. Y es que Menéndez entiende que uno de los problemas demográficos de las Cuencas es que durante los últimos años se ha echado el resto en paliar los efectos de la reconversión, dejando a un lado otras políticas. «Es preocupante que en estos municipios no se haya reflexionado sobre la necesidad de crear zonas residenciales atractivas, con calidad y servicios urbanos», apostilla Menéndez, para abundar: «Ahora la cercanía al puesto de trabajo no marca tanto a la hora de elegir dónde se vive. Si Montevil, Roces o La Corredoria han crecido es porque ofrecen viviendas a precios asequibles y servicios».
Por su parte, el geógrafo gijonés Rafael Puyol, entre otras cosas ex rector de la Universidad Complutense de Madrid, asegura que, a grandes rasgos, las cifras muestran que «nos estamos acercando al final de un proceso que puede acabar con el abandono de muchos municipios rurales». Para Puyol, el problema del mundo rural ya no es la emigración interior, la redistribución de la población hacia las ciudades grandes e intermedias, sino «la baja natalidad y el envejecimiento». «Se ha intentado revitalizar estas zonas atrayendo inmigrantes, pero salvo en caso puntuales no ha surtido efecto», añade. «Es más de lo mismo. Estamos ante un proceso bastante claro en el que los muchos núcleos rurales están condenados al abandono total. Ya ha pasado en el Pirineo, en el Sistema Ibérico o en la montaña gallega», repasa.
Respecto a la salud demográfica de las cuencas mineras, es más optimista «porque cuentan con mayores posibilidades de atraer población. Pero el fenómeno de la concentración de la población en el triángulo Oviedo, Gijón y Avilés es imparable».
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