LA NUEVA ESPAÑA 06-07-10 Grado-Doriga, calidad de vida
Seis salenses que viajan a diario al centro de la región por trabajo esperan ilusionados la apertura del tramo de autovía, mañana, para olvidar los atascos
«A ver si inauguran el tramo de una vez por todas, que buena falta nos hace»Jeniffer GonzálezEmpleada de tienda en Grado lorena valdés
A falta de 24 horas para la apertura del tramo de la autovía Grado-Doriga, los salenses que recorren a diario este trayecto para ir a trabajar al centro de la región suspiran por decir adiós a los atascos y a las curvas de Cabruñana. Las interminables caravanas de camiones que les obligan a circular, hasta ahora, a 30 kilómetros por hora, en muchos casos, han llegado a desesperar al más paciente de los conductores. A partir de mañana, cuando se ahorren 5 kilómetros en su viaje y tarden apenas tres minutos en ir de Doriga a Grado en línea recta y sin estrés, más de uno pondrá el despertador un poco más tarde. Privilegios de estar más cerca del centro.
El taxista de Priero José Manuel Menéndez, que trabaja en Oviedo, volverá mañana a dormir en su casa salense. Lleva sin hacerlo desde el pasado 17 de junio a causa del corte de la carretera N-634 en Villazón por un argayo. «Salgo de trabajar a las 4 o a las 5 de la mañana; antes en 50 minutos estaba en Priero, ahora es casi imposible llegar en menos de una hora y cuarto, así que no me compensa el viaje», explica.
El taxista reconoce que «tengo unas ganas enormes de estrenar la autovía, yo creo que todos los de Salas estamos casi casi con una rueda del coche puesta ya en el tramo para ser los primeros en pasar», bromea.
José Antonio Fernández vive en Cornellana pero tiene una ferretería y tienda de muebles de cocina en Grado. Cada día sufre lo que él llama «el infierno de Cabruñana». «Cuando tengo que venir hasta Grado detrás del Alsa y de tres o cuatro camiones tardo igual 20 minutos, hay que armarse de paciencia», afirma el comerciante. Fernández confiesa que «después de cinco retrasos espero que abran el tramo de autovía como agua de mayo, ¡ahora ya no va a dar pereza ir a Oviedo!».
Con la inauguración del tramo de autovía Grado-Doriga a la joven Silvia Menéndez, de Rondero, hasta le han entrado las ganas de sacarse el carné de conducir. Tiene una peluquería en la villa moscona y no le da tiempo ningún día a ir a comer a casa. A partir de mañana podrá decir adiós siempre que quiera al socorrido tupper y a los bocadillos. «Hasta ahora es impensable ir a mi casa al mediodía, pero con la autovía la cosa cambia mucho, igual hasta puedo descansar un rato. Otra ventaja es que ya nadie se mareará por culpa de las curvas de Cabruñana», explica con una sonrisa.
De lunes a Sábado, Rubén Fernández, de Villamar de Abajo, se levanta cuando aún es de noche, para llegar a tiempo a su trabajo de electricista en el barrio de La Corredoria en Oviedo. «Nunca sabes lo que vas a tardar en el viaje», lamenta el joven, que emplea unos 55 minutos de media en el trayecto. Este salense, además de Cabruñana, tiene que salvar todos los días el obstáculo del argayo de Villazón. «El sábado tuve un accidente en el desvío que habilitó el Ayuntamiento; a mí no me paso nada, pero el coche quedó destrozado, así que yo ya viví en primera persona las consecuencias nefastas que ese argayo tuvo para Salas», relata, aún conmocionado por el suceso.
Y es que, como dice el taxista salense Hilario Rodríguez, «ya era hora que le tocase algo bueno a este concejo después de tanto retraso y de tanto aragayo con el que no levantamos cabeza». Para Salas, el tramo Grado-Doriga es un alivio a sus difíciles comunicaciones con el centro de la región, especialmente en el último mes.
«Las obras de la autovía ya se sabe que son delicadas, pero se han hecho mucho de rogar, ¡qué ganas tengo de probar el nuevo tramo con el taxi!», exclama Rodríguez, emocionado.
A Jennifer González, de Villazón, que trabaja en un supermercado de Grado, es hablarle de la autovía y tampoco se le quita la sonrisa de la cara. «Ya iban a inaugurar el tramo el viernes, pero, por problemas de agenda del Ministro, hubo que esperar a mañana, a ver si no pasa nada esta vez y lo inauguran de verdad, que buena falta nos hace». La joven asegura que «Cabruñana es un tapón a las ocho de la mañana cuando vengo a trabajar, no hay apenas espacio para adelantar y tienes que venir detrás de los camiones todo el rato».
En Salas, la apertura del tramo se ha convertido también en el monotema de las tertulias de los chigres. «Al final, la inauguran mañana seguro, ¿no?», preguntan los más incrédulos, mientras toman el vasín de vino del mediodía en la barra. «Sí, sí viene el ministro Blanco a hacerse la foto de rigor, porque decir, no va a decir nada de cuándo estarán terminados el resto de tramos. Pero, bueno, lo que está claro es que por fin nos vamos a ahorrar la romería de coches de Cabruñana, que no es poco», responden desde una mesa.
En Salas, cada kilómetro nuevo de la autovía Oviedo-La Espina lo consideran un importante avance hacia el futuro de un municipio que se quiere enganchar al tren del progreso. Mañana, los conductores se librarán de su, hasta ahora, peor enemigo en el viaje: Cabruñana.
«Los salenses tenemos ya una rueda del coche en el tramo para estrenarlo»
José Manuel Menéndez
Taxista en Oviedo
«Por fin voy a poder saber el tiempo que tardaré en llegar al trabajo»
Rubén Fernández
Electricista en Oviedo
«Cabruñana es un infierno, de Cornellana a Grado puedes tardar 20 minutos»
José Antonio Fernández
Dueño de comercio en Grado
«Ya era hora de algo bueno después de tanto retraso y de tanto argayo»
Hilario Rodríguez
Taxista en Salas
«Hasta ahora, para mí era impensable poder ir a comer a casa al mediodía»
Silvia Menéndez
Dueña de peluquería en Grado
«A ver si inauguran el tramo de una vez por todas, que buena falta nos hace»
Jeniffer González
Empleada de tienda en Grado
http://www.lne.es/occidente/2010/07/06/grado-doriga-calidad-vida/938931.html
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