29 junio, 2010

LA NUEVA ESPAÑA 29-06-10 El cierre de la carretera remata al Occidente

Ni por favor ni gracias

El grado de abandono, de indiferencia y de desprecio al que hemos llegado ha tocado fondo







CELSA DÍAZ ALONSO La persona pacífica y sosegada suele ser malinterpretada por el mediocre de poca preparación, escasas luces o baja catadura moral -o más habitualmente todo junto- que, al igual que el niño malcriado, es necio para el respeto y susceptible al temor. Y es con las que el matón de chigre, cobardón y acomplejado, se encocora y se ensaña, se pone faltón y gallito.
Por la actitud de nuestros representantes, mandatarios y personas principales, se colige que las virtudes que habitualmente los adornan no son el conocimiento, la brillantez y la honestidad. Por eso no respetan a nadie y sólo responden a lo que temen. Así que, si nadie para los pies a estos insignificantes, sin ni siquiera saludar, arrollan cuando llegan, hacen sus gracias soeces y se van sin despedirse dejándolo todo lleno de su basura. Se han olvidado -tal vez nunca supieron- algo tan elemental como «por favor» y «gracias».
En el artículo anterior decía que los ciudadanos somos mansos hasta lo lanar, quizás especialmente en Asturias y, posiblemente, aún más en estos parajes. El grado de abandono, de indiferencia y desprecio al que hemos llegado parece haber tocado fondo y el Occidente comienza a sentirse demasiado incómodo, a revolverse en su dulce pereza.
Nos sentimos un poco culpables de no haber reaccionado antes, pero siglos de caciquismo han hecho del conformismo pasivo la actitud habitual: es más cómodo perder mil veces a un juego amañado pero conocido que jugar a otro sin trampas pero nuevo.
Los empresarios y vecinos del concejo de Salas se unen para exigir el derecho a unas comunicaciones dignas y seguras. Se irritan ante la graciosada faltona de que donosamente les abrirán un tramo de autovía, mil veces prometida y dos mil retrasada, a la que la mayor parte del concejo a duras penas puede llegar, «en compensación por haberse caído la nacional 634». Por haberla dejado caer es más correcto. Y todo ello después del silencio cómplice, después del cerrojazo informativo, después de que la respuesta a las dificultades de comunicación no fueran la facilitación e información de soluciones, sino la prohibición y la sanción. Si a los graves daños económicos que se están produciendo añadimos la posibilidad de emergencias sanitarias, nada desdeñable dada la edad media de las gentes de estas tierras, ¿vendrá siempre un helicóptero si no está ocupado en llevar a la playa a algún preboste o a su familia?
Los vecinos de Doriga se manifiestan por los destrozos e incomodidades, exasperantemente prolongadas, de las obras de la autovía que los Reyes Magos nos traen. Somos ciudadanos con derecho al respeto y a servicios de calidad independientemente del número de nuestros votos. Pero, como dijimos ni «por favor» ni «gracias».
La historia suele terminar en que el pacífico, el sosegado, ya harto y comprendiendo que no caben razones, pone al bravucón, haciendo la carrera del señorito, de patitas en la calle.
Conocí a un matón de chigre que presumía de haberse dejado expulsar para marcharse sin pagar. Algo así parece merodear por algunas cabezas, y ya se están buscando retiros dorados y puestecillos cómodos, muy por encima de sus capacidades, ante una posible debacle. Estaría bien que esta vez no se fueran sin pagar.

http://www.lne.es/opinion/2010/06/29/cierre-carretera-remata-occidente/935968.html