LA NUEVA ESPAÑA 26-06-10 En Salas: ni autovía, ni N-634, ni casi caminos vecinales
En abril de 2007 se levantaron las actas de ocupación definitiva de los terrenos expropiados para la ejecución del tramo Cornellana- Salas de la A-63. Hoy, la mayoría
de los propietarios afectados no ha recibido los importes de las indemnizaciones aceptadas de mutuo acuerdo.
Las obras avanzan lentamente mientras los anuncios de retrasos en la inauguración se repiten, convirtiéndose cada vez en menos creíbles.
Los vecinos padecemos los inconvenientes lógicos de toda obra necesaria, pero también los abusos de las prepotentes empresas adjudicatarias que se creen dueñas de todo y la dejadez de funciones de las administraciones, por mera sumisión a otras o por no muy transparentes intereses.
A la justicia mejor no acudir ni por orgullo porque ya sabemos cómo (no) funciona. Aparte de que hay denuncias... y denuncias. Y a la larga, además de costosa resulta
ineficaz. Así que mejor ejercer el derecho al pataleo, al menos sale, más barato.
La N-634, a la altura de Villazón, permanecía desde enero con un carril cortado debido a los importantes hundimientos y grietas que presentaba. Se circulaba de forma alternativa por el otro, regulado mediante semáforos, mientras se sucedían los desprendimientos de la parte superior, donde a unos metros en vertical se desarrollan las obras de la A-63. No se procedió en estos meses a ninguna reparación. El pasado miércoles la base de la nacional se desplomó sobre el cauce del Nonaya y el asfalto se convirtió en una especie de caparazón hueco y resquebrajado.
Las consecuencias: el aislamiento y la dificultad de las largas e incómodas alternativas de paso, con las obvias repercusiones económicas que implican para toda la zona.
La opción de paso alternativo más corto, aunque no para vehículos pesados, podría ser la llamada «carretera antigua» que discurre por la vega de Villazón, un tramo
recto y llano, de poco más de un kilómetro. Pero hete aquí que otras obras (en este caso saneamiento), ejemplo evidente de chapuza que como otras probablemente nunca
funcionará, han convertido este camino, ya no bien conservado, en intransitable.
En fin, todo un ejemplo de coordinación y eficacia de las distintas administraciones. Aunque aún queda una esperanza: quizás ahora que confluyen algunos intereses personales del Ministerio de Fomento y determinadas empresas se pongan manos a la obra. Los de los vecinos y los usuarios en general ya han demostrado que no les importan y mucho menos les inquietan.
Ana Belén González Díaz
Espinedo (Salas)
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