07 julio, 2010

LA NUEVA ESPAÑA 07-07-10 Educación para la ciudadanía

Los drásticos recortes en educación son un nuevo escollo en la zona occidental







CELSA DÍAZ ALONSO
Estamos tan cabreados con el estado (casi mejor decir «no estado», pues ha desaparecido en parte) de la carretera nacional 634 a su paso por el pueblo de Villazón, que nos pasan desapercibidos otros problemas, no menos graves, para la supervivencia del occidente asturiano.
Uno de ellos, y que viene repitiéndose a lo largo de estos años, es la pérdida de esa calidad de enseñanza que tan a bombo y platillo pasea por el mundo mundial don José Luis Iglesias Riopedre, a la sazón eterno consejero de Educación en nuestro Paraíso Natural, y sus adláteres en la tarea. Cada cierto tiempo, nos regalan el oído con alguna gracieta referida al cierre de aulas -casualmente siempre en esa zona rural que tanto dicen cuidar- o cosa semejante. Esta vez le toca al Instituto de Salas, un centro de enseñanza que en los últimos años ha ganado cantidad de premios por actividades realizadas en distintos aspectos educativos, tanto por alumnos como por profesores.
El pago por el esfuerzo y el éxito es el tijeretazo de los presupuestos consignados a las mismas; presupuestos siempre destinados a cubrir materiales, ya que docentes y estudiantes utilizaban voluntariamente sus energías y tiempo libre en la consecución de estas tareas ¡Cuán bonita la foto en el periódico de turno y qué estadísticas más chiripitiflauticas para poder fardar en reuniones! La cruda y dura realidad es que importa un pepino.
Pero aún hay más. Esa atención a la diversidad, que es orgullo y pasmo de las naciones y que tan importante resulta en la ingente cantidad de papelotes y tareas burocráticas que absorben buena parte del tiempo de los profesores, desaparece en la realidad de un plumazo por obra y gracia del drástico recorte en el número de docentes. Es tal su disminución que resultará imposible hacer desdobles (laboratorios, idiomas etc.) o grupos flexibles. Se llegó incluso a intentar que los alumnos de este centro tuvieran menos oportunidades a la hora de escoger el tipo de bachillerato a cursar. Todo un órdago a la enseñanza pública. Por suerte, no encontraron en este claustro a nadie presto a salvar el mundo colocando sus posaderas en algún chiringuito, o pasando a formar parte del mágico número de sesenta y nueve asesores riopedrianos.
Recuerdo a nuestros prebostes (por si acaso a alguno se le había olvidado) que la calidad en la educación es un pilar fundamental en el progreso de cualquier lugar, y que con estas medidas no hacen más que colaborar en la condena a muerte de estas comarcas (¿Será de forma inocente y «sin querer»?) Es además ostensiblemente más injusto por el mero hecho de que por estos lares no hay posibilidad de elección, ya que se carece de cualquier opción de colegio concertado o privado, a los que parecen tener tanto apego las gentes que dirigen nuestra educación pública.

http://www.lne.es/opinion/2010/07/07/educacion-ciudadania/939482.html