19 diciembre, 2008

EL COMERCIO 19-12-08 El empresario asturiano secuestrado en México pagó más de 1,6 millones de euros por su liberación

Sus secuestradores tardaron cinco días en soltarle tras cobrar el rescate. Manuel Horacio Rodríguez, de 69 años, dedicó su primer día en libertad a pasear por Oaxaca


Manuel Horacio Rodríguez, tras su liberación. / J. L. JERÓNIMO
S. R. / I. G. / AGENCIAS CERMOÑO / OAXACA
La esperada liberación del empresario salense Manuel Horacio Rodríguez Díaz, de 69 años, tuvo lugar tras «una negociación económica superior a los 30 millones de pesos». Es decir, más de 1,6 millones de euros. Así lo recogía ayer la prensa local de la región mexicana de Oaxaca, donde el industrial asturiano reside desde hace tres décadas.
Este hecho es uno de los pocos que han trascendido sobre la liberación del salense, natural de la localidad de Cermoño, que permaneció secuestrado más de cinco meses. Y es que los familiares del propietario de Romasa -una de las principales empresas del sector de la construcción del país azteca- no ha querido pronunciarse sobre el suceso, al igual que la embajada española en México, desde donde declinaron los requerimientos de EL COMERCIO para aportar información sobre el suceso porque «la familia está llevando el asunto de forma totalmente privada».
Sin embargo, la necesidad de pagar por la liberación de Rodríguez Díaz no ha sorprendido a sus allegados ya que, según indicaron fuentes cercanas a la familia, «ya la otra vez que lo secuestraron -en octubre de 1998- tuvieron que pagar mucho dinero. Esta vez, incluso sería más».
«Más delgado»
Lo importante, sin embargo, es que el empresario se encuentra perfectamente aunque «un poco más delgado», señalaron fuentes próximas a la familia. Y así lo demostró el propio Rodríguez Díaz, que ayer dio muestras de su buen estado de salud y de ánimo durante un paseo por el Zócalo -la plaza mayor- de Oaxaca. Según informó la agencia de noticias local Quadratín, el empresario conversó animadamente con sus conocidos, pero desestimó hacer públicos los detalles de su cautiverio.
Otro motivo para confiar en el buen estado físico del industrial es que varios amigos íntimos de Rodríguez Díaz, vecinos de Salas, no tuvieron noticias de la liberación hasta que los sanitarios confirmaron su estado de salud. Así, la noticia de la liberación, adelantada ayer por este periódico, no fue confirmada a los allegados hasta última hora de la noche, a pesar de que la puesta en libertad del emigrante asturiano tuvo lugar sobre las 13 horas -hora española- del miércoles.
La liberación del industrial se hizo esperar. Prevista para el pasado viernes, la vuelta del empresario a su casa se retrasó hasta el miércoles por causas que no han trascendido. Manuel Horacio Rodríguez Díaz fue secuestrado el 2 de julio en el parque deportivo de El Tequío, cuando, durante un tiroteo, falleció uno de sus guardaespaldas y otro resultó herido.

«Por lo menos pasará las navidades en casa, con los suyos», destacan los vecinos de Salas
Los allegados del propietario de Romasa confían en que viaje a Asturias «próximamente»

S. R. / AGENCIAS CERMOÑO / OAXACA
«Se encuentra sano y salvo, en compañía de su familia», informó el comisionado de la policía mexicana Jorge Alberto Quezadas tras la liberación, el miércoles, del empresario salense Manuel Horacio Rodríguez Díaz. Sólo esta afirmación es válida para muchos de los vecinos del núcleo salense de Cermoño, su pueblo natal: «Nos alegramos de que por fin lo hayan liberado después de tanto tiempo secuestrado, quién sabe dónde y en qué circunstancias», señaló ayer un allegado a la familia.
Con la puesta en libertad del industrial se consolida lo que hasta el miércoles sólo era una esperanza: «Por lo menos, pasará las Navidades en casa, con su familia», destacó otra vecina del concejo de Salas, próxima a la familia.
Visitas anuales
Los residentes en el núcleo salense, desde donde el empresario partió rumbo a México hace más de treinta años, esperan verlo pronto pasear por sus calles. Confían en que Rodríguez Díaz tome un avión con destino a Asturias «próximamente», algo que el presidente de la compañía Romasa acostumbra a hacer, al menos, una vez al año. Es en esas ocasiones cuando aprovecha para visitar a sus familiares y amigos y para descansar, no sólo del trabajo, sino del riesgo constante de secuestro al que están sometidos los empresarios extranjeros en el país latinoamericano. Él ya ha pasado dos veces por esa dura situación en diez años.