20 junio, 2006

LA NJEVA ESPAÑA 20-06-06 La Feria centenaria de Mallecina


JOSÉ DE ARANGO

El «Calendario Zaragozano», fundado en el año 1840 por el célebre astrónomo Mariano Castillo y Ocsiero, que se sigue publicando y que cuando va finalizando un año ya pronostica el tiempo que va a hacer en los doce meses siguientes, recoge, desde su primera edición, la Feria de Mallecina que hasta hace un par de décadas se celebraba la víspera de la festividad de San Pedro. Para evitar que esta concentración ganadera no fuese en total declive, al coincidir seis años seguidos en día laborable, los organizadores decidieron fijarla en el último sábado del mes de junio. Hay menos ganado que antaño, pero pese a los duros embates que tuvo que soportar el sector ganadero lo cierto es que en este pueblo de la zona alta de Salas se viven aún escenas muy tradicionales como son las de que el visitante puede contemplar, en vivo y en directo, los tratos que se hacen entre tratantes -mandilón negro y tijera en el bolsillo superior- y vendedores con el consiguiente apretón de manos final y la visita a la taberna para tomar la «robla» o convidada.
Mallecina ofrece en esta feria anual uno de los escenarios más sugestivos de toda Asturias. Varios centenares de carbayos, tan viejos cuando menos como el mismo «Calendario Zaragozano», dan la adecuada sombra para que el sol no moleste y los ganaderos de la comarca practican esa ya vieja costumbre de «hacer feria». Es decir, que, aunque no tengan intención de vender, acuden con sus reses a la Feria de San Pedro porque es como una cita obligada, como un ritual heredado de los antepasados y «porque mi abuelo y mi padre siempre llevaban vacas a Mallecina y yo sigo con esa costumbre».
En la edición que se va a celebrar el próximo sábado, día 24, que por cierto coincide con la festividad de San Juan, la Feria de Mallecina es organizada, al igual que la fiesta del domingo 25, por un grupo de vecinos del pueblo que han confeccionado un programa ciertamente ambicioso. Y es que si bien la feria propiamente dicha se podría afirmar que se organiza ella sola, porque es cita anual de los habitantes de varios concejos, cuando el recinto ya va quedando vacío de ganado comienza el primero de los festejos, en una pista que se ha construido hace años, también bajo los carbayos, y que el sábado contará con la orquesta «Nueva Onda» -con músicos jóvenes de Salas y Pravia- y el trío «Nora». Son muchas las familias que acuden de merienda a San Pedro y cuando no había tantos coches como ahora el viaje se hacía en caballerías a las que se les engalanaba como para lo que era, una fiesta mayor. Las alforjas bien repletas eran la fiel demostración de que aquí no hay mucha afición a las dietas mediterráneas.
Para quien no quiera viajar en coche, por aquello de las incomodidades y por estar obligados los conductores a no tomar ni una gota de alcohol, Autos Mallecina ha decidido que este año habrá servicio de autobuses con «lanzaderas» para traer o llevar a los viajeros desde Salas y Pravia hasta el ferial y regresar por la tarde, en viajes continuos, hasta esas mismas villas, que están a poco más de una docena de kilómetros del pueblo. Es un buen recurso el viajar en autobús para evitar sustos a la hora de que pueda aparecer algún alcoholímetro al que te obliguen a soplar.
La verbena de la Feria de San Pedro suele acabar cuando empieza a salir el sol. Durante muchos años estos dos días de fiesta en Mallecina eran aprovechados por los vecindarios para divertirse antes de iniciar, justo al día siguiente, la faena de la recogida de la hierba. Por eso el mercado de aperos campesinos en esta feria -garabatas, estiles, zapicos, palas de dientes y piedras de afilar- fue siempre de los mejores de los concejos de Salas, Pravia, Tineo, Grado, Luarca -cuando aún no se llamaba Valdés-, Cudillero, Soto del Barco, Muros de Nalón y Candamo. Ese mercado, pese a la maquinaria, sigue en vigor. También el visitante puede adquirir los primeros ajos de la temporada siendo los de Camuño de los más solicitados por ser pueblo muy soleado. Y al día siguiente, domingo, la comisión tiene previsto repartir el bollo «preñao» y la botella de vino que los comensales degustan también debajo de los carbayos. Pero antes, a las doce, habrá misa de gaita en la ermita de San Pedro y seguidamente vermut musical a cargo del grupo «Ideas». A las cinco y media de la tarde, los que aún están para defenderse en un campo de fútbol jugarán un partido en el Antonio Pendás de La Arquera y entrada la noche comenzará la segunda y última verbena de estas ferias y fiestas de San Pedro en Mallecina amenizada por el grupo «Ideas», de Cornellana, y por la orquesta «Vivians». La Comisión de Festejos, que está integrada por Juan Carlos el de Sobrepasco, Serafín el de Carceda, Luciano el de Las Corradas, Mario el de Jomar de Pravia y Andrés, también de Las Corradas, lleva ya algún tiempo trabajando a destajo para que nada falle, para que haya también participación masiva de caballos y jinetes en las carreras de cintas del día de la feria y para que todo funcione a la perfección, incluidos los premios de asistencia que se van a otorgar a los ganaderos participantes.
En esta comarca de Mallecina y pueblos limítrofes hay siempre un antes y un después de San Pedro. Antes, hay que ir a comprar cosas que hacen falta para ir lucidos a la fiesta. Y para llevar unas buenas meriendas. Es como si el año quedase partido justo por estas fechas. Después, pues queda siempre el comentario y el recuerdo de cómo le ha ido a cada uno en estos dos días de sana y sincera diversión en uno de los pueblos más pintorescos del concejo de Salas. Y se valora también la calidad del ganado que había en el ferial hasta donde llegarán, un año más, los tratantes del País Vasco que vienen a comprar buenas parejas de bueyes para participar durante todo el verano en los concursos de arrastre de piedras, que son competiciones de gran raigambre en las zonas rurales de aquel territorio.
Por todo lo expuesto y mucho más que ofrece la ancestral Feria y Fiesta de San Pedro resulta muy recomendable el subir el último fin de semana de junio hasta Mallecina. Nadie a quien le guste la sencillez de las gentes campesinas en un día de profundo significado ganadero y festivo se sentirá defraudado. En Mallecina se encontrarán con una estampa que en muchos aspectos conserva el valor de lo histórico, de lo vivido por los padres de nuestros abuelos, de lo que tiene auténtico sabor a pueblo. Decididamente, hay que subir a Mallecina este próximo fin de semana. Nadie se arrepentirá.