08 enero, 2009

LA NUEVA ESPAÑA 08-01-09 Salas inicia la primera fase de la urbanización de la calle principal de La Espina

Salas, E. PELÁEZ
La primera fase de las obras de urbanización de las aceras de la calle principal de La Espina (Salas) se inicia esta semana. El Ayuntamiento de Salas adjudicó a la empresa Constructora Hispánica los trabajos, que tienen un presupuesto de 206.899 euros.
Las obras afectarán al tramo de la avenida de la Constitución que se inicia en el cruce con la carretera que conduce a Tineo y termina a la altura de la iglesia parroquial. La actuación, financiada por el Gobierno regional, concluirá en seis meses, según aseguró el concejal de Obras, Alberto Tejada.
Los urbanización de la avenida de la Constitución coincidirá durante su ejecución con la segunda fase, que ha sido incluida por el Consistorio en el fondo estatal para la dinamización de la economía y el empleo. El gobierno local ya recibió ayer el visto bueno del Ministerio de Administraciones Públicas al proyecto que incluye, junto a la travesía de la carretera N-634 en La Espina, la mejora de las calles Ponteo, en Salas, y río Nonaya en Cornellana. La primera está ubicada en una zona próxima a la plaza Príncipe de Asturias. Los tres proyectos suman la cuantía asignada a Salas por el fondo estatal, que es de un millón de euros.

LA NUEVA ESPAÑA 08-01-09 Como Ulises en su Ítaca


Como Ulises de regreso a su añorada Ítaca, así Luis Arias regresa al lugar de su infancia, a orillas del Narcea, desde donde casi diariamente analiza los avatares y circunstancias que forman y deforman el mundo en que vivimos. Un análisis lúcido que seguimos asturianos de dentro y de fuera, republicanos varios y todo tipo de fauna y flora humanas. Examen sin concesiones, reflexión meditada y prosa de una calidad literaria que casi resulta sorprendente en los pobres tiempos que corren para el articulismo patrio.
Es Luis Arias una de esas rara avis que pululan por un mundo que, a veces, puede parecer que no es el suyo. Evoca tiempos mejores, en los que la política también era un arte y el pensamiento caminaba por encima de la chabacanería y el pesebrismo. Pero es un hombre de su tiempo, y en este segundo libro de artículos, que reúne parte de su producción publicada en LA NUEVA ESPAÑA desde 2001 (ya hubo una anterior recopilación, «Tiempo de castañas»), nos demuestra, por si acaso todavía alguien no se había dado cuenta, que es un lujo para Asturias contar con un cronista de su calidad literaria, capacidad crítica e independencia absoluta.
Y es precisamente este olvidado occidente, que a muchos nos duele en las entrañas, uno de los amores de Luis. A él viene dedicando desde hace muchos años parte de sus crónicas, que quedan reflejadas en una sección del nuevo volumen. Un occidente cuyos paisajes, ríos, playas sugieren las páginas más bellas, pero también las más demoledoras, recordando su retraso ancestral y, en demasiadas ocasiones, la poco envidiable gestión de sus políticos. Advertencia y condena ante una situación de olvido y abandono, y no por la añoranza de una Arcadia perdida, sino por una tierra y unos ciudadanos a los que se les está negando el futuro por el simple hecho de haber elegido vivir en «otro lugar». Y, tal y como a Luis Arias le gusta hacer, recordamos a Jovellanos cuando advierte que el bienestar de una generación no justifica arruinar el futuro de las siguientes.