LORENA VALDÉS , Salas
«¡Qué suenen con alegría los cánticos de mi tierra!». Los tradicionales villancicos navideños son los protagonistas en las calles principales de Salas desde el pasado sábado, a través de la iniciativa de ADACOS, la asociación de autónomos y comercios de Salas. Sin embargo, las populares canciones no han sido recibidas con entusiasmo, más bien todo lo contrario. Algunos comerciantes se opusieron, desde el principio, a que se colocasen los altavoces cerca de sus establecimientos, con amenazas de denuncias incluidas, otros optan por subir el volumen de la radio para contrarrestar y también hay quien se queja de que la música comienza temprano.
A tres días para la celebración de Nochebuena, operarios del Ayuntamiento comenzaban ayer a colocar las primeras luces navideñas en la avenida Galicia de Salas. Y es que el espíritu navideño no inunda la localidad. «Con la crisis que hay, que se va a esperar habría que hasta apagar las bombillas», comenta un hombre de mediana edad, mientras guarda turno en la ferretería. Retrasos a parte, las luces no son el tema de polémica. El debate navideño se centra en los villancicos.
A Maxi Busto, propietario de la inmobiliaria Abinmo, le gusta trabajar tranquilo por eso ante la idea de tener los villancicos sonando al lado de su puerta se opuso en rotundo. «Ese sonido es odioso, no puedes hablar por teléfono, ni con los clientes. Algunos comerciantes ya avisamos que si nos ponían los altavoces encima de nuestros negocios, no íbamos a parar hasta que los quitarán, como si teníamos que avisar a protección civil».
Más condescendiente aunque cansada también de tanto «Campana sobre Campana» se muestra Alicia Ocejo, de la tienda Parati regalos. «Mañana y tarde escuchando los mismos villancicos terminas un poco harta y los clientes también. Lo que hago es contrarrestar subiendo el volumen de la música de mi ordenador. Escucho una cadena que puedes programar la música dependiendo de tu estado de ánimo y lo prefiero a tanto villancico folclórico». El cartero Roberto Quintana, con más trabajo que nunca en esta época, afirma que hace «oídos sordos» y así no se entera de que suenan.
Está claro que los villancicos no pasan por su mejor momento en Salas. Muchos dicen que perdieron el gusto por las canciones navideñas hace cinco años cuando un altavoz instalado en la torre del castillo Valdés-Salas reproducía sin cesar villancicos «a un volumen insoportable». Un lustro después, los vecinos siguen recordando aquel sonido «enloquecedor».
Entre la juventud, el villancico tampoco encuentra su hueco. «Acaban de ponerlos pero ya estoy deseando que llegue el día de Reyes para que los quiten. Tengo un altavoz al lado del salón de mi casa y no puedo ver a gusto la televisión a no ser que ponga el volumen a tope», lamenta Guio Lozano. Su amigo Kewin García celebra "vivir más alejado, así no me entero de nada".
Gerardo Cernuda, propietario de la librería Cernuda, confiesa también que al final de la Navidad acaba un poco «harto» de los villancicos. «Seguramente sino hubiese ambientación habría gente que protestaría igual». Frente a tanto descontento, las hermanas Edelmira y Adelina Alba echan un capote a los organizadores de la iniciativa y explican que no les estorban. «Estamos encantadas». Y es que ya lo dice Manolo López, presidente de ADACOS: «Es imposible organizar nada que les guste a todos, pero la asociación está formada por más de 25 autónomos y todos estuvimos de acuerdo en poner villancicos. Al volumen que están es imposible que molesten. Lo que se pretendía era animar el pueblo y las ventas».
La asociación
«Amigos del Paisaje» de Salas organizó el sábado su tradicional cena de
Navidad en el restaurante «Casa Pacita». Los asistentes disfrutaron de un delicioso menú y tuvieron la oportunidad de charlar animadamente sobre los proyectos del colectivo para el próximo año. En la imagen, miembros de la Asociación salense en el transcurso de la velada, informa L. VALDÉS.