Asturias como una película de serie B
CELSA DÍAZ ALONSO
El polaco Valdemar Daninsky, hombre lobo en sus horas libres -que solían coincidir con las noches de Luna llena-, era en el guión original de Paul Naschy -Jacinto Molina en sus horas libres, que solían ser las noches no sólo de Luna llena-, un asturiano llamado José Huidobro. A la censura de la época, hablamos de 1968, no le gustó que un personaje tan rarito y que daba tanto miedo fuera originario del solar patrio, que bastantes fantasmas tenía con algunos mortales que por él pululaban. Asturias como protagonista de película de serie B a través de un entrañable licántropo de andar por casa, cuyo apellido salmantino recuerda que hubo un tiempo en que aquí se llegaba para conseguir mejores condiciones de vida y trabajo: todavía no había leyendas urbanas.
En estos tiempos que corren la ficción se convierte en realidad y Asturias misma se vuelve película de bajo presupuesto. Despreciada y denostada por los que creen que sólo pueden sacar beneficios con una inversión escasa, procurando su venta a la baja para exhibir en salas de ínfima calidad. Pretenden suplir las faltas con reclamos engañosos, publicitando lo que ya no es; y sólo cuando ocurre la desgracia fatal se vuelcan en homenajes y reconocimientos entre lamentos de pérdida.
Y si nuestra región es de serie B, el occidente astur llega a la Z -con lo que implica el avance del abecedario en calidad filmográfica-. De no ser así, no se vendería tan barata la sierra de Carondio, concejo de Allande, cuyo valor natural (paisaje protegido, si mal no recuerdo) y arqueológico (posee uno de los conjuntos tumulares más impresionantes de Asturias) no parecen constituir un inconveniente para permitir la colocación de 25 aerogeneradores.
En la página oficial del Ayuntamiento allandés, elaborada en 2005, el señor José Antonio Mesa, alcalde entonces y ahora, hace suya la frase «Conocer es amar»; así que o bien ha sufrido un desengaño amoroso con su adorado terruño, o lo ha dado a conocer tanto a través de una intensa labor viajera y propagandística a lo largo y ancho de este mundo que ya resulta inútil volcar en su tierra más amor.
Debe ser así también en el concejo de Belmonte, que se desayuna con la fantástica noticia de que el Principado no hace ni caso al recurso presentado en 2008 por la Coordinadora Ecologista de Asturias ante el permiso dado a la empresa Kimbauri, sustituta de Narcea Gold Mines que tan gratos recuerdos ha dejado gracias a sus «buenas maneras», para que venga a dejar aquí la porquería de todo el oro de Groenlandia (y del mundo si hace falta, que para «enrollaos» nosotros). No he oído decir ni pío a las fuerzas vivas de la zona, así que deben estar encantados con el potencial turístico de las balsas de residuos (¿Pensarán reconvertirlas con el tiempo en lugares de ocio para la práctica deportes náuticos?)
Cuando esta tierra esté muerta y enterrada asistiremos estupefactos y cabreados a póstumos homenajes en los que aquellos que más han contribuido a este desdichado final declamarán discursos lacrimosos y depositarán ramos de flores. «The End.»
http://www.lne.es/opinion/2009/12/10/hombre-lobo-asturiano-br/845877.html