Nuevos proyectos energéticos en el occidente astur
CELSA DÍAZ
La noticia de la instalación de dos plantas de generación de energía eléctrica a partir de biomasa en el concejo de Salas parecía en principio atractiva. Una vez más, la visita matinal al gallinero puso las cosas en su sitio.
-Tu problema es que nunca haces una sosegada relectura -me decía Elvira con cierto disgusto-, y después de tanto tiempo no confío en que aprendas.
Me hizo reconocer que, si no fuera por sus sabios consejos y su paciencia hacia mi humilde persona, estos artículos carecerían de la suficiente profundidad. Agaché la cabeza y aguanté el chaparrón lo mejor que pude.
Sabiamente rememoró todas y cada una de las veces que comentamos la presión a la que está sometido el occidente astur con el tramposo argumento de unas hipotéticas necesidades energéticas que de no desarrollarse supondrían el desabastecimiento que conduciría al caos y a la ruina de la civilización, y las falaces consideraciones que se esgrimen una y otra vez para llenar nuestros paisajes de aerogeneradores sin cuento. Me recordó que nuestro paraíso natural es claramente excedentario en la relación producción/consumo de energía.
-¿No se tratará en realidad de hacer otro goloso negocio a costa de esquilmar una vez más estas tierras? -preguntó sin esperar en absoluto mi respuesta-. Analicemos puntualmente la cuestión. Si partimos de la premisa de que la eficiencia energética se basa en el principio de consumir cerca de las fuentes de producción, pues su transporte supone importantes pérdidas, además de destrucción de paisaje y de recursos (recuérdese, sin ir más lejos, la polémica subestación eléctrica en la braña vaqueira de Buspol). ¿Por qué el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Salas liga el éxito de estos proyectos a la finalización de la línea Soto de Ribera-Penagos? -recalcó con retintín-. El fomento de cultivos forestales «energéticos» para el abastecimiento de materias primas en estas plantas se refiere indudablemente a especies de crecimiento rápido, léase eucalipto, y todos sabemos los problemas que conlleva su plantación masiva: desecación del terreno y aumento de la erosión, pérdida de biodiversidad, deterioro paisajístico, etcétera. Parece que hay que insistir una y otra vez a ver si alguno se entera: estas energías sólo podrán calificarse de limpias si utilizan los recursos autóctonos y producen el volumen necesario para el abastecimiento local. ¿Acaso se le ha ocurrido a alguien que una zona ganadera como la que nos ocupa, excedentaria en restos provenientes de la estabulación de las reses, puede abastecer una pequeña planta de este tipo con dichos excedentes?
Me advirtió de que mientras la producción de energía eléctrica siga siendo el gran negocio del siglo que comienza continuará en manos de los mismos, que habiendo dejado todo hecho una piltrafa enarbolan ahora la bandera de la defensa de la naturaleza. Me previno contra sus intenciones más que sospechosas y unos intereses que no van más allá de seguir haciendo jugosos negocios. «Sólo la democratización de la producción energética con todas las consecuencias conllevará la tan cacareada revolución social. He dicho». Y se largó dejándome con dos palmos de narices.
http://www.lne.es/opinion/2010/02/23/bienvenido-mister-vatio-br/877214.html