La asociación se creó para recuperar la historia y hacer justicia social en las brañasGONZALO GAYO CORBELLA FUNDADOR Y PRESIDENTE EN FUNCIONES DE LA ASOCIACIÓN CULTURAL DE LOS VAQUEIROS DE ALZADA
Quería contarles cómo y por qué surgió la Asociación Cultural de los Vaqueiros de Alzada y cuáles son sus objetivos. Todo comenzó hace ahora trece años en el que iba a ser un viaje familiar de reencuentro con mis orígenes en la braña de Argumoso. Como muchos otros vaqueiros, mi bisabuelo dejó la braña para ganarse la vida con el negro carbón en la capital del Reino. No le fue mal, pero tuvo el alto precio de que el pasado quedó en el olvido. Un silencio de amarguras que ahora comprendo, pero que afortunadamente se rompió un día cuando un tío de mi padre me llamó a la redacción donde trabajaba para quedar y contarme durante una comida mis orígenes y también los recuerdos de mi padre, que falleció cuando yo tenía apenas 9 años. En apenas unas horas surgieron mil preguntas sin respuesta y aquellas cercanas vacaciones de verano no podían tener otro destino que Argumoso. Allí fui con mi mujer, mi hija Sara y mi hijo Gonzalo recién nacido. Ya por teléfono había contactado con vecinos de la braña y concertado con el párroco Rafael Laredo el bautizo de mi hijo de seis meses. Conocí a mi tía abuela Luisa y la familia que dejo atrás Xuan Gayo tras sus pasos a Madrid; a Honorio, cuyos relatos llevo en el alma y algún día escribiré en su memoria. A Aurelio Gayo y Celia, José el Capellán y tantos vecinos de las brañas.
Aquel bautizo era un homenaje a mis raíces y el legado para que mis hijos sientan el orgullo de ser vaqueiro. Había leído todo cuanto cayó en mis manos sobre la historia y tradiciones y aquel verano acudía a la parroquia de Canero, donde encontré en el libro de bautismos a todos mis antepasados hasta el año 1650. Casi 400 años de una historia en la que no habían salido de Argumoso.
Todo pudo quedar en aquel viaje y en otros tantos que realice por el occidente de Asturias de no ser por tantas injusticias que pude escuchar de vaqueiros y ver de braña en braña. Injusticias del pasado y también de un presente que condenaba a las buenas gentes de las brañas al olvido y en condiciones en muchos casos que atentan contra la dignidad de las personas.
Fue entonces cuando decidí crear la Asociación Cultural de los Vaqueiros de Alzada, para recuperar la historia y luchar para que se haga justicia social en las brañas. Ya entonces mis escritos tenían como destinatarios a alcaldes y consejerías del Principado, para pedir caminos, para que el alumbrado llegara a ésta u otra braña.
Fue en el año 2000 cuando decidí dar el paso y fundar la asociación, por tratarse de un nuevo milenio que trajera la esperanza y la justicia social a las brañas.
Lo fácil entonces habría sido crear la asociación en Argumoso, con mis vecinos y con Honorio Barrero de presidente de honor. Pero Honorio se fue y también me dijo que había que dar un paso más y abrir la asociación a otros territorios vaqueiros. Fue entonces cuando conocí a través de LA NUEVA ESPAÑA a Xuanín de Las Tabiernas por sus andanzas con el festival de la trashumancia. Hablamos por teléfono y le propuse ser miembro de esta asociación. Redacté los estatutos que rigen la actual asociación, así como el reparto de cargos en el que inicialmente yo era presidente, y así fue hasta una hora antes de la asamblea de aquel 5 de octubre de 2000 en la que constituimos la asociación en la Casa de la Cultura de Tineo.
En el inicio de la asamblea acorde con Xuanín que fuera presidente los dos primeros años y luego yo, en un turno rotatorio como permite el artículo 12 de los estatutos mediante la dimisión voluntaria de presidente, siendo sustituido por el vicepresidente. Unas horas antes de la asamblea tuve un accidente que pudo de costarme la vida cuando un camión hormigonera me echó a la cuneta cuando bajaba de Bustillán a Tineo y fue Xuanín en mi ayuda.
No era cuestión de cargos, sino de confianza, y la creencia que de que juntos podíamos luchar por las brañas. Mi mayor deseo fue y es que se consiga la mejora de las condiciones de vida de los vaqueiros, desde Somiedo a la última braña de Valdés, por una simple cuestión de justicia, así como recuperar sus tradiciones, cultura y darlas a conocer, y ése era y es el camino a seguir.
No voy a hablar de momento de Xuanín, de los quebraderos de cabeza de estos últimos años y en qué modo ha utilizado la asociación sin dar cuentas a nadie de lo hecho y recibido. Sí que diré que en enero de 2007 acordamos separar la asociación del Festival de la Trashumancia al que Xuanín se dedicaría mientras yo asumía la presidencia de la asociación que creé con unos fines concretos al servicio de las brañas, y no otros.
Así quedamos con la palabra dada y el compromiso de que me remitiría toda la documentación, que le recordé el pasado año en Aristébano y sigo esperando. Pero ni los acuerdos en el turno rotatorio, ni la palabra dada en enero de 2007 parecen tener valor alguno tras el artículo publicado este jueves en LA NUEVA ESPAÑA en el que se proclama presidente oficioso por el hecho de retener una documentación que no es suya.
Quiero que entiendan los lectores que no fundé ni creé esta asociación para engordar la vanidad ni la barriga de nadie. Al contrario, a muchos nos cuesta sacrificio el poder aportar un granito de arena para que se haga justicia en las brañas. Es por ello que la asociación que presido no cobra cuotas de ingreso a nadie ni pide ayuda, por lo que he instado a Ángel Fernández Parrondo, secretario en funciones de la asociación, que dé de baja la cuenta corriente en el Banco Herrero. La asociación dejará también de tener su domicilio social en el domicilio particular de Juan García y se dará cumplida comunicación al registro de asociaciones, según el artículo 3 de los estatutos.
Que la asociación tiene unos fines recogidos en el artículo 2 a los que se debe, por lo que aconsejo a Juan García que cree otra asociación, a su imagen y semejanza, sea responsable de sus actos y facilite la información a quien le siga como en la fiesta de la casa del Puerto.
Lamento el tiempo perdido, pero soy fiel y lucharé para que la asociación sea lo que siempre debió ser. Sin duda, recuperaremos ese tiempo con un nuevo impulso tratando de unir a los vaqueiros en sus demandas de justicia e instando a los responsables de lo público a que abran los ojos y apoyen el desarrollo de las brañas. Sé que existe y me consta esa sensibilidad en muchos de los primeros espadas en ayuntamientos y pedimos que ese esfuerzo se materialice en proyectos que pongan en valor el progreso del occidente de Asturias.