La lucha por la conservación de un árbol centenario
Juan Menéndez Arango, ayer, a la sombra del tejo del cementerio de Salas. l. valdés
«Amigos del Paisaje» denuncia el alarmante estado del ejemplar del cementerio a causa del cemento y del uso de detergentes
Salas, Lorena VALDÉS
Las raíces del tejo de Salas
se ahogan por el cemento. El material del suelo del cementerio en el que
se ubica este árbol centenario, declarado monumento natural en 1995, es
una de las causas a las que la asociación «Amigos del Paisaje» achaca
el alarmante estado de conservación de este ejemplar. El colectivo
salense ya ha puesto en conocimiento del Principado, así como del
Ayuntamiento, el importante deterio de este árbol, que luce en su
frondosa copa una gran cantidad de ramas parduzcas, símbolo de que su
salud se resiente.
El futuro de este tejo, emblema del
patrimonio natural del concejo, también preocupa a la fundación
Valdés-Salas, que ha encargado al Servicio Regional de Investigación y
Desarrollo Agroalimentario (SERIDA) un estudio sobre su estado actual y
el proceso de recuperación que está previsto que se presente en el
municipio el próximo mes de septiembre. «La Fundación trabaja asimismo
en el proyecto de clonar este ejemplar y otros de Asturias para crear un
bosque de tejos y así garantizar la supervivencia de esta emblemática
especie», explica Isidro Sánchez, director del Aula Universitaria
Valdés-Salas.
Además de lo colmatado del terreno que impide
al tejo de Salas seguir viviendo con tranquilidad, Juan Menéndez
Arango, presidente de «Amigos del paisaje», señala la importancia de
«sensibilizar a los vecinos y propietarios de lápidas del cementerio
sobre el cuidado de este árbol maltratado por el paso de los años». «Los
detergentes y otros productos que se utilizan para limpiar el
cementerio, y que en ocasiones se guardan incluso en el interior de su
tronco, también afectan a la conservación del tejo, cuyo estado ha
empeorado considerablemente en el último año», afirma Menéndez Arango.
El
tejo de Salas se levanta en el centro del cementerio de la capital de
la villa, delante de la iglesia de San Martín, y destaca por su altura,
15 metros; su enorme tronco, con un perímetro de 6,1 metros, y su copa,
que alcanza los 13 metros. «A pesar de su estado actual, existe la
esperanza de salvar este árbol, con más de 500 años de historia, si se
llevan a cabo las medidas y cuidados necesarios. Es imprescindible que
se cambie al menos parte del suelo del cementerio por otro material más
adecuado, como madera, y que se lleven a cabo con cierta periodicidad
podas por parte de un especialista en esta especie», adelanta el
presidente de «Amigos del Paisaje».
Patrimonio etnográfico y
cultural, la Administración regional decidió el pasado mes de febrero
dar luz verde a la categoría de «sitio histórico», reconocida en la ley
de Patrimonio Cultural de 2000, para otorgar el máximo nivel de
protección a estos árboles milenarios, poderosos y longevos, tan
asociados al mundo rural y a las tradiciones asturianas. La protección
afecta en principio a doce ejemplares centenarios distribuidos por todo
el territorio asturiano, uno de ellos el tejo de Salas.
En el
cementerio salense existe otro tejo centenario de menores dimensiones,
el perímetro de su tronco mide 2,9 metros, y que ha soportado mejor el
paso del tiempo. «Este árbol por suerte está sano y perfectamente
conservado», asegura Menéndez Arango.
Ahora, el objetivo de Salas es salvar el tejo que da vida y aporta un hilo de esperanza al cementerio que preside.
http://www.lne.es/occidente/2012/07/24/tejo-salas-le-falta-oxigeno/1274800.html