11 septiembre, 2010

LA NUEVA ESPAÑA 11-09-10 A Salas no le llega el riego

La falta de agua arrastró al abandono el proyecto que pretendía convertir El Viso en la capital suroccidental del golf con una inversión de varios cientos de miles de euros







El edificio construido en el campo, abandonado.
El edificio construido en el campo, abandonado. ignacio pulido
El Viso (Salas), Ignacio PULIDO
El golf no prosperó en Salas por «falta de riego». Al menos eso se deduce de las palabras del alcalde de Salas, José Manuel Menéndez, el cual confiesa de que «el proyecto de crear un campo de golf en lo alto de El Viso no llegó a cuajar como consecuencia de la ausencia de agua». Lo que hace unos once años nació como un plan «visionario» para acercar a los salenses la práctica de este deporte es hoy un sueño roto que se manifiesta en unas instalaciones abandonadas y, en el mejor de los casos, convertidas en una suerte de área recreativa.
La cima de El Viso es una atalaya con unas vistas privilegiadas sita a escasos cinco kilómetros de la capital salense. Éste podría ser el lugar idóneo para ubicar un campo de golf de no ser por dos detalles: el primero, según el alcalde, la ausencia de agua; el segundo, que su altitud impide la práctica de este deporte durante la mayor parte del año. A pesar de todo, el consistorio de Salas optó por embarcarse en este proyecto que abrió sus puertas allá por el verano de 2001 de la mano de unos cursos para neófitos impartidos por monitores de La Llorea.
La idea de crear un campo municipal de golf en El Viso se remonta a 1999, año en el que se iniciaron las labores para recuperar catorce hectáreas de monte improductivo, tarea cuyo presupuesto se elevó a 108.000 euros, subvencionados por el Principado y por los fondos Leader. Tras dos años de trabajos, el nuevo espacio público, que contaba con nueve hoyos, un lago artificial y 640 árboles autóctonos, fue inaugurado con motivo de unas clases que fueron impartidas en agosto de 2001.
Apenas ocho meses después, en abril de 2002, todo parecía ir viento en popa. En esas fechas fue creado un club que, en primera instancia, contó con cien socios. Este ente nació con el objeto de gestionar el campo municipal, dar vida a las instalaciones y organizar torneos. Por su parte, la labor del Ayuntamiento se restringía al abono del terreno, el corte de la hierba y el mantenimiento. Asimismo, a las infraestructuras del campo se sumaba un espacio destinado a la práctica y cuyas obras le costaron 34.560 euros a las arcas municipales.
La señalización del campo o la construcción de una cafetería y unos vestuarios eran aún una tarea pendiente a principios de 2003, cuando el Ayuntamiento anunció la construcción de un inmueble de ciento cincuenta metros cuadrados y que contaba con un plazo de ejecución de seis meses. Sin embargo, las obras de este edificio, dotadas con un presupuesto de 63.000 euros, nunca fueron finalizadas, tal y como se puede comprobar sobre el terreno.
Y es que, tras la fiebre inicial, el campo de golf de El Viso cayó en el olvido. El interior del edificio de la cafetería, almacén y vestuarios nunca fueron rematados y hoy en día son presa para vándalos. No en vano, varias de sus ventanas han sido rotas y se puede acceder a su interior con total impunidad. La suerte que han corrido el resto de instalaciones es similar. El estado del campo impide la práctica deportiva y tan sólo es utilizado como área recreativa.
Según el alcalde, las razones de esta decadencia se hayan en que fue imposible encontrar agua con la que surtir a las instalaciones. «Se intentó, pero no conseguimos agua. Incluso llegamos a realizar perforaciones de más de ciento treinta metros de profundidad», precisa el regidor salense. Y añade: «Un campo de golf no se puede mantener sin agua». José Manuel Menéndez reconoce que incluso él fue partícipe de la fiebre por el golf que recorrió Salas a principios de la década. «La gente estaba interesada pero el campo tan sólo acogió cursos de aprendizaje. Incluso su subí a pegar algunos palos», concluye.

http://www.lne.es/occidente/2010/09/11/salas-le-llega-riego/966273.html