09 agosto, 2007

LA NUEVA ESPAÑA 09-08-07 Cacareando con lobos


CELSA DÍAZ ALONSO
La última ocurrencia de Elvira es pasearse por todos lados portando una cámara fotográfica con la que dispara incansablemente a diestro y siniestro.
-¿Para qué haces tantas fotos si no reproduces nada interesante?- le ha dicho un viejo gallo.
-Eso lo dices porque no hago retratos gallináceos. ¿No sabes que seguiremos siendo iguales durante muchas generaciones, especialmente igual de tontos y complicados? Es el mundo el que cambia, y éste que habitamos es el que quiero dejar para el día de mañana.
Veo que la humana vocación notarial afecta también a las gallinas y recuerdo aquellos fotógrafos de hace mucho tiempo que viajaban de pueblo en pueblo. Creo que eran tiempos en que, aunque el llamado progreso había comenzado a enseñar las narices, parecía que el mundo seguiría siendo igual durante mucho tiempo, como había sido igual para nuestros abuelos y los abuelos de sus abuelos. Cambiaban las personas, mientras amarilleaban las imágenes que habían quedado detenidas en el tiempo y algún día desaparecían, por eso era a ellas a las que había que retratar para alimentar la memoria.
-No os riáis, ignaros, no veis que cada día aparecen nuevos campos eólicos que modifican el paisaje, se abren enormes heridas a los montes para las nuevas comunicaciones que nos unirán con el mundo mundial y parte del extranjero, y, pensando en lo que pueda venir, se recalifican terrenos, como una invocación a la lluvia de riqueza, aunque sea para tostaderos de maíz, que los ríos se van muriendoÉ
-Eso son los cormoranes.
-¡Que va! Las garzas.
¿En que se parece esta Asturias, Paraíso Natural, a la que conocimos de niños? ¿Cómo será esta Asturias, Paraíso Natural, dentro de unos años? ¿Estamos ante una botella a medio vaciar o a medio llenar? Caben todas las apuestas y opiniones, y merecen especial interés, difusión y pasión las de chigre (aunque las viertan en medios de comunicación personajes relevantes), fruto del conocimiento superficial, que resulta más osado que la ignorancia absoluta. Recordemos que el conocimiento real genera prudencia. Un experto señalará variables, apuntará tendencias, elaborará modelos y calculará sus probabilidades; nunca, nunca jamás será un augur.
-No, la culpa la tienen las nutrias.
-Será el cambio climático.
-Este verano confirma una vez más que el cambio climático es un cuento narrado por atracadores; no hay más que ver lo verde qué está todo.
-O sea, que todos los estudios científicos realizados durante décadas y las conclusiones de la Organización Meteorológica Mundial y del IPCC las tumbas tú de un plumazo por cómo te haya ido este verano y tu incomparable capacidad de percibir los matices del verde. ¡Viva el método científico!
-Pues sí, y los científicos no se ponen de acuerdo.
-Mira, lo que existen son distintos modelos sobre velocidad e intensidad del cambio, sobre el grado de influencia de la actividad humana y las estrategias para enfrentarse a él. El ser humano, desde que inventó la cultura y la tecnología, se convirtió en un factor que provoca rapidísimos e intensos cambios en el medio. Ante ello, siempre se enfrentan los puntos extremos: el catastrofismo y el optimismo.
-Seguro que entonces serás una catastrofista, Elvira, como eres ecologista.
-Y tú seguro que eres imbécil.
-Los ambientalistas, ecologistas para entendernos, estáis de enhorabuena con lo que ha aumentado el número de lobos.
-¿Estás seguro de que ha aumentado el número de lobos? ¿Tienes los datos del censo? ¿Cabe la posibilidad de que ahora los ataques de los lobos tengan más repercusión en los medios de comunicación? ¿Se acercan más los lobos a las poblaciones? ¿Es desechable sin ningún tipo de dudas que tenga alguna influencia el aumento del monte bajo y, por tanto, el área de campeo, como consecuencia del despoblamiento de los montes y el abandono de los pastos de montaña? ¿Estamos absolutamente seguros de que no existe ningún otro factor que no hayamos tenido en cuenta? ¿Estamos plenamente convencidos, sin resquicio para la duda, de que el número de lobos ha aumentado y la culpa la tienen los ecologistas de la calle Uría de Oviedo?
-Un amigo mío vio tres lobos, y a mí me parece que sí.