17 octubre, 2009

LA NUEVA ESPAÑA 17-10-09 La cultura también puede llevar riqueza a los pueblos, según Víctor Fernández

Víctor Fernández Blanco, ayer, durante su ponencia dentro del congreso celebrado en Salas. vicente díaz peñas

El economista de la Universidad de Oviedo pone como ejemplo Urueña, un pueblo de Valladolid con 12 librerías y 11 establecimientos turísticos

Salas, V. DÍAZ PEÑAS
«Las posibilidades que tiene la culutra para desarrollarse como un recurso económico son claras. Y esto no sólo es posible en las ciudades. Cada pequeña localidad conectada con su entorno tiene la posibilidad de sacarle partido a la cultura». Así concluyó ayer Víctor Fernández Blanco, del departamento de Economía de la Universidad de Oviedo, su ponencia en el cuarto congreso de rehabilitación sostenible del patrimonio cultural que se celebra hasta hoy en Salas. El economista dejó claro que la cultura también genera riqueza y puso ejemplos como el Guggenheim de Bilbao.
La cuarta edición de este congreso lleva por título «Economía y patrimonio en lo rural». La iniciativa está organizada por el Aula Valdés-Salas, la Universidad de Oviedo y el Ayuntamiento de Salas. Además, cuenta con la dirección del catedrático de economía de la Universidad Complutense Juan Velarde. El congreso comenzó el pasado jueves y continuó ayer con las ponencias de Miquel Vidal, Elisa Calado, Benjamín García, Joaquín Ocampo o el propio Víctor Fernández, que basó su discurso en la cultura como un recurso económico. Como explicó Fernández, la cultura es una fuente de riqueza que no sólo afecta al propio entorno cultural. Y es que, si se crea un festival, un museo o cualquier oferta cultural se está generando contrataciones en otros sectores. «Y a largo plazo también se genera trabajo cualificado, se atrae a nuevas empresas y se crean infraestructuras. Algo así se puede ver en Bilbao. El Guggenheim fue el motor para cambiar la margen derecha de la ría y toda la ciudad», comentó. El economista, que apuntó que el Niemeyer es el Guggenheim de Asturias, explicó que no siempre es fácil medir el impacto económico de un ente cultural y señaló la necesidad de confirmar que la inversión que se hace en cultura será bien aprovechada. Fernández también destacó que hay dos maneras de que la cultura sirva de desarrollo económico. Una de ellas es por medio de grandes proyectos e inversiones. La otra, más relacionada con el medio rural, es en la que «lo pequeño es hermoso».
En este sentido valoró la experiencia de Urueña, un pequeño pueblo de 221 habitantes que ha sabido aprovechar la cultura y ha creado 12 librerías y 11 establecimientos turísticos. Una localidad que es ejemplo de que el desarrollo cultural también es importante en los pueblos.
Asturias en el occidente
-Las ponencias previstas para hoy comenzarán a las 10. Xosé Luis Barreiro hablará sobre el papel de Asturias en la creación de Occidente. María Soledad Álvarez expondrá los viejos y nuevos patrimonios. Rafael Benjumea pondrá el ejemplo del Valle del Nansa, en Cantabria.
El futuro de la Asturias rural
-Desde el Ayuntamiento de Salas se hablará sobre las oportunidades de los valles de la cuenca del Narcea y desde la consejería de Cultura sobre la planificación y gestión del patrimonio cultura. Juan Velarde hablará a la una de la tarde sobre el futuro de la Asturias Rural. Tras la conferencia habrá un turno de conclusiones y se clausurará el congreso.
La escultura en el Norte
-A las dos de la tarde se inaugurará la V edición de la muestra «La escultura en el Norte» y un almuerzo.

LA NUEVA ESPAÑA 17-10-09 Aunar esfuerzos en torno a la cultura vaqueira

Francisco Muñoz de Escalona (Salas)
Recientemente ha tenido lugar en Tineo un congreso convocado y organizado por la llamada Comarca Vaqueira con objeto de «profundizar para dar a conocer el verdadero legado y la historia de esta cultura». LA NUEVA ESPAÑA cubrió el mencionado evento con un reportaje de Pepe Rodríguez sobre la ponencia que presentó Jesús Suárez López resaltando que la cultura oral de los vaqueiros tiene relieve mundial, por lo que anuncia que será presentada a la UNESCO para optar a ser declarada como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Junto a la glosa de esta noticia hecha por el citado Pepe Rodríguez, su periódico publicó un texto titulado «En torno a los vaqueiros, algunas precisiones», firmado por José Feito y Miguel Garrido, promotores de la Asociación Vaqueira Pico de Aguión. Días después, su periódico publicó un extenso artículo de José Manuel Menéndez, alcalde de Salas y presidente de la Comarca Vaqueira, gracias al cual los lectores de su periódico supimos que el texto antes citado fue presentado por José Feito en un receso del congreso de Tineo. Junto a este dato el señor Menéndez hace una serie de detalladas puntualizaciones con el fin de encuadrar la presencia, intervención, entrega del texto (que llamaré manifiesto «En torno a los vaqueiros») y posterior desaparición del congreso del señor Feito.
Una vez expuestos los antecedentes, quisiera echar una vez más mi cuarto a espada sobre el tema vaqueiro, un tema sobre el que ya me he pronunciado en otras ocasiones sin ocultar que no lo he investigado, como sin duda han hecho otras personas tan conocidas como Alfredo García, Suárez López o David González, entre otros no menos conocidos. Creo que debo repetir una vez más que no encuentro razones de peso para magnificar y enaltecer a estas alturas la realidad vaqueira. La magnificación de cualquier realidad objeto de estudio siempre me pone en guardia contra los investigadores que la practican. Y a fe que los tres citados caen en ella, dicho sea sin menoscabo del mérito que sin duda tiene el trabajo que realizan. Toda realidad social ha de ser investigada, a ser posible, desde fuera de ella, porque los investigadores también deben respetar el consejo de Bertolt Brecht a los dramaturgos sobre el distanciamiento de lo representado en escena. Alfredo García llevó a cabo una meritoria investigación con la que destruyó la mitología que siempre rodeó la realidad vaqueira, algo que debemos agradecerle y que siempre será una aportación personal muy valiosa. Suárez López trata, por su parte, de enaltecer lo que llama cultura oral de los vaqueiros más allá de toda ponderación. Y no digamos González, un joven investigador seguramente nacido en alguno de los municipios de la llamada Comarca Vaqueira, y que cae en la contradicción de llamar brañas a los asentamientos de invierno de los vaqueiros cuando si es cierto que braña procede del término asturiano «branu» («verano»), no hay más brañas que las de estío.
Y lo mismo podría decir de José Feito y Miguel Garrido, los cuales, por muy vaqueiros que sean sus apellidos, eso no los faculta para erigirse en detentadores de la verdad sobre la realidad vaqueira. Otro tanto podría decir de José Manuel Menéndez, por muy presidente que sea de la llamada Comarca Vaqueira. Porque esta comarca, en el supuesto de que exista, es más xalda que vaqueira, y a nadie se le ha ocurrido inventar la Comarca Xalda. No es éste momento de desgranar la serie de puntualizaciones que cada uno de ellos hace en los citados escritos, publicados por su periódico, pero sí me gustaría apuntar que Feito y Garrido están en lo cierto cuando sostienen que los vaqueiros no tienen un territorio específico y que el término Comarca Vaqueira sólo obedece a un objetivo, al que los pedantes se refieren con el innecesario galicismo de «puesta en valor», cuando lo que quieren decir es, pura y simplemente, explotación económica de la cultura, en este caso, la vaqueira, por no atreverse a decirlo así para dar la impresión de que eso equivale a que se proponen lucrar se con las sagradas cosas de la cultura en general y de la vaqueira en particular.
La cultura vaqueira es una realidad que, al decir de Alfredo García, tuvo sus orígenes en la liberación de los arrendatarios de la nobleza y de la Iglesia que lograron ser propietarios de sus haciendas allá por los siglos XIV y XV, y que, en consecuencia, acabaron por adoptar una forma de vida (una cultura) diferenciada de la de aquellos arrendatarios que siguieron pagando sus cuotas a la nobleza o a la Iglesia (los xaldos, campesinos de los valles, los que no practicaban la trashumancia). Todo lo que no sea investigar las conflictivas relaciones entre vaqueiros y xaldos y sus causas es perder el tiempo; pero es que, para colmo, la cultura vaqueira entró hace como medio siglo en «moribundia», y hoy no existen más que ligeros rescoldos imposibles de empendolar, por mucho que se intente. Sólo queda el simple remedo de aquella cultura viva que hoy está agonizando porque sólo quedan algunas familias ganaderas que practican la trashumancia, cuya forma de vida cada vez se parece más a la de los demás campesinos y ganaderos de los valles, como la de éstos se parece cada vez más a la forma de vida de quienes viven en las ciudades.
Por todo ello, creo que el escrito de Feito y Garrido muestra un empecinamiento sin mucha causa, por lo que no debió ser respondido en el mismo tono por José Manuel Menéndez. Si tanto unos como otros están convencidos de que hay que mejorar el conocimiento de la cultura vaqueira y de que conviene hacer todo lo que esté en nuestras manos para conservar su memoria para las generaciones futuras de los asturianos de Occidente, estén donde estén, lo que se impone es aunar esfuerzos y olvidar rivalidades inoperantes. Voto por que así sea.

http://mas.lne.es/cartasdeloslectores/carta/2223/aunar-esfuerzos-torno-cultura-vaqueira.html