07 febrero, 2012

LA NUEVA ESPAÑA 07-02-12 Una mina de empleo para Salas

Los vecinos de Valderrodero esperan que la reactivación del yacimiento de magnesita conlleve un impulso económico para una zona muy desplobada

Ana María Rodríguez, José Manuel Rodríguez y Dulce María Riesgo, ayer, en Valderrodero.

Valderrodero (Salas), Lorena VALDÉS
En los oídos de Don José aún retumban los barrenos que los trabajadores de la mina de magnesita de Valderrodero (Salas) tiraban cada año, a modo de voladores, para celebrar la festividad de Santa Bárbara. «Ese día, en Casa Carallo, la fonda donde se hospedaban los trabajadores y los jefes de la obra, había una comilona tremenda que duraba hasta por la noche», rememora José Manuel Rodríguez, «Don José», quien seguía el banquete, todo un acontecimiento en la comarca, a una distancia prudencial desde su casa, una de las pocas que hoy permanecen habitadas en el pueblo. Tras décadas sin que en Valderrodero truene por San Bárbara, la mina será explotada de nuevo y los vecinos esperan que, gracias a la dinamita, «haya trabajo para los chavales de la zona, ¡que bien lo necesitan!».
Cuando era niño, José Manuel Rodríguez iba con frecuencia a los alrededores de la bocamina a buscar «libretas», que en realidad eran trozos de pizarra «en los que se escribía muy bien». Con el paso de los años, supo que sus «libretas» no eran el único tesoro que se escondía en lo que para él y sus amigos era un patio de juegos, a lo grande. «Mi padre se puso malo una noche y un médico de La Espina llamado Don Manuel vino a atenderlo a caballo, el medio de transporte más utilizado en la época. Por el camino vio una piedra muy reluciente que le llamó la atención y la mandó a analizar; poco después se supo que era magnesita», relata Don José, quien, a sus 84 años, conserva una memoria envidiable.
Poco tiempo después, se puso en marcha una explotación, que alcanzó su época de esplendor en los años cincuenta. «Yo diría que fue a finales de la década cuando más movimiento hubo», precisa el salense. Justo en ese momento, su mujer Dulce María Riesgo, se asoma a la ventana e interviene para precisar su afirmación. «José, acuérdate que nosotros nos casamos en el 59 y la mina ya llevaba años funcionando con un montón de obreros», dice.
Tras apagar el fuego en el que tenía puesto el caldo, pero sin quitarse el delantal, la mujer baja a la calle para unirse a la conversación, a pie de cuadra. «Al principio, el mineral se transportaba en cestos que cargaban los trabajadores en carros tirados por bueyes; ahora que hay tantas máquinas todo será mucho más fácil», opina el matrimonio, que confirma que «comenzaron hace unas semanas a trabajar en los alrededores de la mina, pero ahora llevan días parados».
Un problema con la propietaria de uno de los terrenos por el que pasan los vehículos de la empresa hacia la bocamina habría ralentizado la puesta a punto para volver a explotar el filón de magnesita de Valderrodero.
La magnesita se está cotizando al alza actualmente en el mercado porque se utiliza como materia prima para, entre otras cosas, la producción de abonos y de refractarios, así como de los productos más innovadores para el medio ambiente. Todo apunta a que el material de la explotación salense tendrá como destino la ciudad de Pamplona.
«Esperamos que el proyecto salga adelante, pero la competencia de China es muy fuerte», apunta Ana María Rodríguez a sus vecinos. «Tú eras una nena, pero aquí, en los buenos tiempos, se movió mucho mineral», agrega el matrimonio, que no pierde la esperanza de que alguna de esas casas que llevan años cerradas se vuelvan a abrir.
En Valderrodero están dispuestos a renunciar a la tranquilidad con tal de que el pueblo no quede vacío. «Y eso que la tos que provoca el polvillo de la mina es muy molesta», concluye Don José.

http://www.lne.es/occidente/2012/02/07/mina-empleo-salas/1195385.html