23 julio, 2007

LA NUEVA ESPAÑA 23-07-07 Plácido Arango sustituirá a Rodrigo Uría al frente del Patronato del Museo del Prado


El mecenas posee una selecta colección de arte y está vinculado a las entidades más prestigiosas
Plácido Arango, en el Museo de Bellas Artes de Asturias, ante dos de las obras de su colección personal.
Madrid / Oviedo
Un asturiano de origen sustituirá a otro de nacimiento. El ministro de Cultura, César Antonio Molina, propondrá el próximo jueves al Patronato del Museo del Prado la designación de Plácido Arango como presidente de este órgano, cargo en el que relevará a Rodrigo Uría Meruéndano, fallecido el pasado martes.
Según informaron ayer fuentes próximas al Ministerio de Cultura, esta propuesta será estudiada el 26 de julio en la reunión del Patronato convocada por César Antonio Molina con el propósito de designar al sucesor de Uría. Destacado empresario ligado al mundo de la cultura, Plácido Arango fue el segundo presidente de la Fundación Príncipe de Asturias, de cuyo patronato es actualmente vocal, fundador y ex presidente del Grupo Sigla (actual Grupo Vips), ex consejero del Banco Bilbao Vizcaya, mecenas y coleccionista de arte.
Arango forma parte de los consejos de diversas universidades estadounidenses y es vocal del Patronato del Metropolitan Museum de Nueva York, así como de los patronatos del Museo del Prado, de la Biblioteca Nacional y de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción. También es vocal de la Fundación Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona y de la Fundación Federico García Lorca.
Empresas y premios
Hijo de la emigración, su padre, Jerónimo Arango Díaz, asturiano de Villazón (Salas), partió con tan sólo 13 años a Cuba y acabaría instalándose definitivamente en México. Allí nació Plácido Arango en Tampico (Taumalipas) el 15 de mayo de 1931. Creó, junto con sus dos hermanos, la cadena de distribución Aurrerá, primera empresa de hipermercados de América Latina, que se convirtió más tarde en el Grupo Cifra. En 1965 fijó en España su residencia, abrió una sucursal de Aurrerá y apostó por un nuevo concepto de restaurante-cafetería-tienda, fundando el Grupo Sigla, S. A., y abriendo en 1969 el primer Vips.
Este grupo, denominado en la actualidad Grupo Vips, gestiona la cadena de establecimientos Vips, que incluye, entre otras, marcas como El Bodegón, Teatriz, TGI Friday's, Ginos, Rugantino, Tattaglia, Paparazzi y Lucca. En 2005 el grupo, que ahora preside su hijo Plácido Arango, adquirió la cadena de restaurantes The Wok.
El futuro presidente del Patronato del Prado es también una personalidad destacada en el mundo de las ciencias y las artes, como lo prueba su pertenencia al Patronato de la Fundación Príncipe de Asturias, de la que fue presidente desde 1987 hasta 1995.
En 1987 formó parte de la comisión asesora del Centro de Arte Reina Sofía y un año después fue designado miembro del Patronato del Centro y de su comisión de compras. En 1988 fue elegido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Es también académico correspondiente de la institución para México.
En 1992 donó la primera edición de los «Caprichos» de Goya al Museo del Prado. Dada su pasión por la pintura, es propietario de una de las mejores colecciones privadas de España, y está considerado como el poseedor del mejor elenco de obras de arte de México. Cuenta con cuadros de Goya, Chillida, El Greco, Zurbarán, Tàpies, Rufino Tamayo, Diego Rivera, Julio González, Solana, Henry Moore, Gordillo y Guinovart, entre otros. Además, tiene una colección de crónicas de Indias.
Elegido en 1990 miembro del consejo de administración del Banco Bilbao Vizcaya para resolver la crisis que mantuvo la entidad tras la muerte de Pedro Toledo, continuó con un papel destacado en el banco tras la fusión de éste con Argentaria. Entre otros muchos galardones, está en posesión de la gran cruz de Isabel la Católica, la gran cruz de la Orden del Mérito Civil, la medalla de oro del Spanish Institute de Nueva York y es hijo adoptivo de Asturias.

LA NUEVA ESPAÑA 23-07-07 Carta abierta a Belén Fernández


LUIS ARIAS ARGÜELLES-MERES
Dígame que no, doña Belén. Dígame que no es cierto que, a medida que se va incrementando la despoblación en el campo, el medio ambiente corre cada vez más peligro en el medio rural. Dígame que sí. Dígame que está usted dispuesta desde su Consejería a poner sobre el tapete políticas agrarias viables y rentables pensando en las gentes que pretenden seguir residiendo en las localidades donde se emplazan sus raíces. Dígame que no. Dígame que no aceptará usted que las crestas de todas las montañas del occidente asturiano se inunden de parques eólicos. Que para usted todo tiene una medida, que sabe decir no.
En las áreas de las que va a ser usted la mayor responsable política del Gobierno asturiano también se corre el riesgo de matar pulgas a cañonazos. No se trata de hacer una defensa numantina del lobo al tiempo que se mira para otro lado cuando ríos como el Narcea pueden sufrir agresiones para las que no siempre hay remedios a mano. Sabe usted muy bien de qué estoy hablando. Su Presidente se comprometió en la campaña electoral a llevar a cabo los saneamientos aún pendientes de hacer, especialmente los de los pueblos ribereños. Le puedo asegurar que estaré muy pendiente del grado de cumplimiento tocante a la referida promesa.
Mire, doña Belén, por lo que publica este periódico, tanto su nombramiento como la fusión de Medio Ambiente y Desarrollo Rural en una sola Consejería despiertan recelos. Me parecen lógicos. Primero, porque, como le he dicho antes, pareció más dispuesta a proteger al lobo que a los paisajes. Segundo, porque ambos ámbitos, los de desarrollo rural y medio ambiente, son lo suficientemente importantes como para que haya una Consejería al servicio de cada uno de ellos. Tercero, ya emplazándonos en lo paradójico, ¿acaso el medio ambiente y el desarrollo rural colisionan entre sí? Los hechos lo corroboran si seguimos las actuaciones de determinados alcaldes del Occidente. Constancia de ello la tiene usted.
Permítame recordarle algo acerca de su inmediato pasado político al lado del señor Buendía. Cuando, según lo publicado en la prensa, la empresa Río Narcea Gold Mines decidió construir una nueva balsa de lodos sin los correspondientes permisos, a usted eso no pareció inquietarla demasiado. Al final se autorizó, si bien es cierto que la multinacional cerró las instalaciones muy poco tiempo después. Le traigo esto a colación, entre otras razones, porque quiero creer que se afanará usted por el cuidado de nuestro medio ambiente, así como por el estricto cumplimiento de las normativas existentes en tan sensibles ámbitos.
Al asumir usted la principal responsabilidad política en desarrollo rural y en medio ambiente, quiero creer que es consciente de que hacen falta proyectos creíbles en lo primero y compromisos rigurosos en lo segundo. Y que es necesario -insisto- también poner a algunos dirigentes municipales en su sitio.
Yo, que no soy ecologista, me asombré cuando un alcalde del Occidente asturiano se permitió declarar públicamente que los ecologistas de su concejo eran gentes inmaduras. Me asombré porque el mencionado señor, pensando en el bien de la humanidad, debería estar enseñando Psicología en Oxford, en lugar de dedicarse al gobierno de un Ayuntamiento pequeño. Y me horrorizó que las cosas puedan llegar a tales extremos.
Incurriendo en una perogrullada mayúscula, es indudable que los ecologistas no siempre tienen razón. No es menos obvio que a veces aciertan en lo que plantean, y que la historia del siglo XX atestigua, entre otras muchas cosas, que son necesarios, por elementales razones dialécticas.
Tengo para mí, doña Belén, que, entre las muchas tareas que le quedan por delante, la relación con los responsables municipales es primordial. Me lo decía ayer con su acostumbrada lucidez un buen amigo mío. Uno de los muchos problemas de los concejos pequeños consiste en que en la mayor parte de los casos no tienen un proyecto global para su municipio, que se vuelca sobre todo en las villas como principales «caladeros de votos», expresión desafortunada y miserable donde las haya, y que ese derecho a vivir en el mundo rural que reivindicaba no hace mucho el alcalde de Cudillero pasaría por unas dotaciones de servicios mínimamente dignas, léanse recogida selectiva de basuras, cobertura para la telefonía móvil, acceso a internet con conexiones efectivas, saneamientos y un largo etcétera. Esto que le digo sería útil tanto para el medio ambiente como para el desarrollo rural. Desde luego que es un derecho vivir en el campo, y es obligación de los políticos hacer que este derecho vaya más allá de la retórica, con servicios propios del siglo XXI.
Señora consejera, hacen falta políticas fiables y consistentes ya, que no se queden en actuaciones festivaleras, que vayan más allá de excursiones y pitanzas, con su vate incluido. Tiene que haber para el medio rural otro futuro posible que no sea, pongamos por caso, como tengo escrito, que el Narcea se convierta en el río Nora.
Y, como despedida, me permito sugerirle algo. Si tiene a bien darse una vuelta por la edición del Occidente de este periódico, léase la columna que escribe cada semana la pintora salense Celsa Díaz. Su gallinero es uno de los mejores testimonios que conozco acerca de la situación actual del campo en Asturias. Le garantizo que, además de divertirse, aprenderá.
Reciba un respetuoso saludo.