LA VOZ DE ASTURIAS 21-11-08 Las gemelas perdidas
Una familia de Salas lleva 70 años buscando a dos niñas desaparecidas en 1938. Margarita y Josefa se llamaban así por su madre y su abuela, que estuvieron presas en las cárceles de Salas y Santurrarán.
Amelia, prima de las niñas desaparecidas, ayer en su domicilio de Salas.Foto:ALEXIA E. MARTIN
J. CUEVAS
"Desde que tengo uso de razón, mi madre hablaba, como toda la familia, de las dos gemelas. Me gustaría mucho encontrarlas y aún no he perdido la esperanza". Quien habla es Amelia, una mujer de Salas de 71 años. En 1938, cuando ella solo tenía un año, su tía Margarita dio a luz a dos niñas gemelas: Margarita y Josefa Rubio Pérez. Su madre cumplía una condena del régimen franquista en la cárcel de Salas, pero fue trasladada a Oviedo para el parto. Aunque las pequeñas regresaron a la prisión con su madre, cuando cumplieron un mes se las llevaron de la cárcel. "Nunca más volvió a saber de ellas", lamenta Amelia.
Las dos niñas llevaban el nombre de su madre --Margarita-- y su abuela --Josefa--, ambas presas, primero en la cárcel de Salas y después, como otras muchas mujeres asturianas, en la de Santurrarán (Guipúzcoa). Cuando se las llevaron, la madre de Amelia siguió un rastro que de Oviedo saltaba al orfanato de Villapedre (Navia). "Mi madre fue a Villapedre al orfanato en el 41", recuerda.
Las dos gemelas tendrían tres años en aquella época. "La que estaba allí le dijo que las habían dado para criar fuera del orfanato, pero que cuando su madre saliera se las devolverían". Lo cierto es que la madre de Margarita y Josefa no alcanzó la libertad hasta 1961. Lo primero que hizo fue reclamar a sus hijas, pero en vez de recuperarlas, solo consiguió dos certificados de defunción. Oficialmente, las dos pequeñas habían muerto tres meses después de haber sido arrebatadas de su madre. Aunque la historia no encajaba con la información obtenida en el orfanato tres años después.
En realidad, como recuerda Amelia, toda esta familia salense siempre estuvo marcada por la represión. "Empezaron por matar a mi abuelo y a mi tío. Mi tía y mi abuela, presas, y mi padre estuvo primero escondido y después preso. Además, a un tío se lo llevaron a un campo de concentración y otro tuvo que marchar para Francia. En Salas había juventud y hubo mucho de eso"
La tía de Amelia, como el resto de la familia, "siempre vivió con esa obsesión". En todas las fotos que se conservan sale acompañada de pequeños. "Y mi madre siempre me preguntaba: a las nenas no las trajisteis?. Siempre dijo que fueron dadas a algún jefón de los que estaba allí, porque eran muy guapas".
La madre de las dos niñas falleció hace años de Alzheimer pero Amelia ha cogido el testigo de las investigaciones. "Fui a Navia y a Villapedre, al Arzobispado, al hospital, a la iglesia de San Juan y a la del Cristo". Pero no hubo forma de encontrarlas. Solo la gente del pueblo de Villapedre recordaba a dos niñas pequeñas en el orfelinato, a las que llamaban las gemelas . Una de las desaparecidas era rubia y la otra, morena, aunque las personas consultadas no recordaban el color del pelo, porque en aquella época los niños lo llevaban rapado.
La aparición de asociaciones de recuperación de la memoria histórica supuso un primer atisbo de esperanza para Amelia. Sabe que por la edad, Margarita y Josefa podrían haber fallecido, pero "yo tengo un año más que ellas y estoy viva". Ahora, el auto del juez Baltasar Garzón reconoce que los niños secuestrados por familias también tienen que tener la consideración de víctimas del franquismo, lo que anima a continuar con las investigaciones y deja abierta la posibilidad de un reencuentro familiar. Aunque hayan pasado siete décadas, Amelia no se rinde y las describe, por si alguien puede dar alguna pista. "Una era rubia y la otra morena. Una tenía un lunar de pelo blanco en la cabeza y la otra una mancha muy cerca del ojo".
Amelia, prima de las niñas desaparecidas, ayer en su domicilio de Salas.Foto:ALEXIA E. MARTIN
J. CUEVAS
"Desde que tengo uso de razón, mi madre hablaba, como toda la familia, de las dos gemelas. Me gustaría mucho encontrarlas y aún no he perdido la esperanza". Quien habla es Amelia, una mujer de Salas de 71 años. En 1938, cuando ella solo tenía un año, su tía Margarita dio a luz a dos niñas gemelas: Margarita y Josefa Rubio Pérez. Su madre cumplía una condena del régimen franquista en la cárcel de Salas, pero fue trasladada a Oviedo para el parto. Aunque las pequeñas regresaron a la prisión con su madre, cuando cumplieron un mes se las llevaron de la cárcel. "Nunca más volvió a saber de ellas", lamenta Amelia.
Las dos niñas llevaban el nombre de su madre --Margarita-- y su abuela --Josefa--, ambas presas, primero en la cárcel de Salas y después, como otras muchas mujeres asturianas, en la de Santurrarán (Guipúzcoa). Cuando se las llevaron, la madre de Amelia siguió un rastro que de Oviedo saltaba al orfanato de Villapedre (Navia). "Mi madre fue a Villapedre al orfanato en el 41", recuerda.
Las dos gemelas tendrían tres años en aquella época. "La que estaba allí le dijo que las habían dado para criar fuera del orfanato, pero que cuando su madre saliera se las devolverían". Lo cierto es que la madre de Margarita y Josefa no alcanzó la libertad hasta 1961. Lo primero que hizo fue reclamar a sus hijas, pero en vez de recuperarlas, solo consiguió dos certificados de defunción. Oficialmente, las dos pequeñas habían muerto tres meses después de haber sido arrebatadas de su madre. Aunque la historia no encajaba con la información obtenida en el orfanato tres años después.
En realidad, como recuerda Amelia, toda esta familia salense siempre estuvo marcada por la represión. "Empezaron por matar a mi abuelo y a mi tío. Mi tía y mi abuela, presas, y mi padre estuvo primero escondido y después preso. Además, a un tío se lo llevaron a un campo de concentración y otro tuvo que marchar para Francia. En Salas había juventud y hubo mucho de eso"
La tía de Amelia, como el resto de la familia, "siempre vivió con esa obsesión". En todas las fotos que se conservan sale acompañada de pequeños. "Y mi madre siempre me preguntaba: a las nenas no las trajisteis?. Siempre dijo que fueron dadas a algún jefón de los que estaba allí, porque eran muy guapas".
La madre de las dos niñas falleció hace años de Alzheimer pero Amelia ha cogido el testigo de las investigaciones. "Fui a Navia y a Villapedre, al Arzobispado, al hospital, a la iglesia de San Juan y a la del Cristo". Pero no hubo forma de encontrarlas. Solo la gente del pueblo de Villapedre recordaba a dos niñas pequeñas en el orfelinato, a las que llamaban las gemelas . Una de las desaparecidas era rubia y la otra, morena, aunque las personas consultadas no recordaban el color del pelo, porque en aquella época los niños lo llevaban rapado.
La aparición de asociaciones de recuperación de la memoria histórica supuso un primer atisbo de esperanza para Amelia. Sabe que por la edad, Margarita y Josefa podrían haber fallecido, pero "yo tengo un año más que ellas y estoy viva". Ahora, el auto del juez Baltasar Garzón reconoce que los niños secuestrados por familias también tienen que tener la consideración de víctimas del franquismo, lo que anima a continuar con las investigaciones y deja abierta la posibilidad de un reencuentro familiar. Aunque hayan pasado siete décadas, Amelia no se rinde y las describe, por si alguien puede dar alguna pista. "Una era rubia y la otra morena. Una tenía un lunar de pelo blanco en la cabeza y la otra una mancha muy cerca del ojo".