CARTA ABIERTA A JOSE DE ARANGO DE JOSÉ M. MURIAS DÍAZ
Con motivo de la publicación de un artículo en el diario La Nueva España, el 13 de Junio de 2006, por José de Arango, referido al tema de los vertidos que, con motivo de su actividad minera en Carlés (Salas) y Boinás (Belmonte), se producen por la empresa Río Narcea Gold Mines, nuestro socio José Manuel Murias Díaz dirige la carta abierta a dicho articulista que reproducimos a continuación.
A D. José de Arango:
Soy un vecino de Carlés, Salas, he leído su artículo de opinión publicado el día 13-06-06 en la página 2 de La Nueva España bajo el epílogo: "Los ecologistas y el Río Narcea". Desde mi modesto entender, combina usted muy bien la relación causa-efecto con unas consideraciones que, sin duda, dejarán convencidos a la mayoría de los lectores desconocedores de los datos que maneja en su artículo. Luego arremete contra los ecologistas, imputándoles una campaña de «acoso y derribo» contra la empresa, desencadenante del anunciado cierre de actividades de Río Narcea Gold Mines S.A., según dice y argumenta usted, causa que no concuerda con lo que la empresa está haciendo público a través de la prensa en estos días ni tampoco con las que en este mismo medio ha hecho el Comité de Empresa y, me temo, que tampoco con lo que la misma empresa declaraba en el proyecto de viabilidad. Del Plan de Restauración mejor hablar en otro momento porque corremos el riesgo de que alguien nos diga que lo van a mejorar por encima de las "exigencias legales" en materia de medio ambiente, tal como usted menciona de alguna manera en su artículo.
También parece obviar que en estos días la empresa ha solicitado permiso al Ayuntamiento de Tapia de Casariego para vallar los lagos de Silva, terreno de su propiedad, por posibles riesgos para las personas que se acerquen por la zona, según argumenta la misma; se me ocurre pensar que serían más necesarias las vallas de protección en los accesos a Carlés, que esta empresa ha desviado por el borde de su explotación a cielo abierto, con unos taludes de hasta 90 ó 100 m. de altura; además, en este caso, creo que no les requeriría permiso alguno el Ayuntamiento. Existen precedentes ...
De otra parte, conozco lo que ha publicado la prensa sobre la resolución de la Fiscalía en relación con la denuncia de los ecologistas por los vertidos al Río Narcea, basada, según dice, en informes aportados por las consejerías relacionadas en el tema. Con estos datos puedo entender los argumentos de la fiscalía en su resolución, y, si quiere, hasta con los de los funcionarios encargados de sacar las muestras y analizarlas regular y preceptivamente en los controles periódicos de vertidos al río Narcea, controles que daban por debajo del límite máximo permitido, es decir, agua apta para el consumo humano. ¿Se imagina la situación de estos funcionarios si resultase que después del referido proceso rutinario, en los análisis pedidos por la Fiscalía para incorporar al proceso abierto como consecuencia de la denuncia ecológica, se encontrasen con unas concentraciones de arsénico de 330 partes por billón y de antimonio de 700 ppb como las analizadas por la Universidad Autónoma de Madrid, por encargo de Greenpeace y "La 4" de TV?. Yo, lego en analítica de vertidos, intuyo que no se está analizando la concentración de arsénico en los vertidos que van al río Narcea, sino que se trata de los resultados de unos análisis de tomas efectuadas aguas abajo en el río inferiores en ppb al límite máximo permitido, por el efecto de disolución en un caudal muy superior. Si lo contempla así la normativa, nada que objetar, pero lo debería dejar claro quien corresponda para tranquilidad de todos. Si es así, admitida esta tesis (los salmones parecen no estar de acuerdo con ella ya que en ese tramo de río no "pican"), y como inmerso en el mundo rural en el que estoy, desde aquí ruego a quien corresponda que proceda a revisar los múltiples casos en los que han sido severamente sancionados ganaderos por realizar vertidos de purines al río, en los que no se haya tenido en cuenta el factor de disolución de los componentes tóxicos. ¿O es que hay dos varas de medir? Acláresenos, exigimos igual trato.
Posteriormente (La Nueva España, 15-06-06), el director minero de Río Narcea, Sr. Castañón, admite que llegan al río caudales con entre 100 y 500 ppb de arsénico, procedentes -eso sí- de acuíferos de Carlés. Alarmante. A este señor le anticipo que algunos vecinos de Carlés le hemos "captado" el mensaje; el mismo que hace varios meses nos han anticipado a través de algún singular mensajero. La lógica nos lleva a pensar que con la `'sana" intención de disuadimos de continuar reclamando la restauración de dos manantiales de vital importancia para el pueblo, desaparecidos durante la segunda fase de prospecciones y no restaurados, como en la primera fase; por tanto, premeditadamente, en nuestra opinión.
Y, finalmente, permítame que humildemente le diga que con estas opiniones está siendo usted un defensor incondicional, quiero pensar que por falta de datos y por desconocimiento de la empresa y del lugar, que en su escrito reconoce de alguna manera. Empresa que todo parece indicar que nos va a dejar una negra herencia ecológica. Pero, no se preocupe, le siguen o le anteceden el Sr. Menéndez, ex vecino de Carlés, y un abogado de Tapia de Casariego, residente en Madrid y, tal vez, alguno menos notorio pero más notable, como esforzados defensores que los lectores de La Nueva España han podido apreciar en múltiples declaraciones publicadas en la misma. Seguramente los anteriores por motivos distintos a los de usted.
Reciba un cordial saludo.
José Manuel Murias Díaz
Carlés, a 19 de junio de 2006
A D. José de Arango:
Soy un vecino de Carlés, Salas, he leído su artículo de opinión publicado el día 13-06-06 en la página 2 de La Nueva España bajo el epílogo: "Los ecologistas y el Río Narcea". Desde mi modesto entender, combina usted muy bien la relación causa-efecto con unas consideraciones que, sin duda, dejarán convencidos a la mayoría de los lectores desconocedores de los datos que maneja en su artículo. Luego arremete contra los ecologistas, imputándoles una campaña de «acoso y derribo» contra la empresa, desencadenante del anunciado cierre de actividades de Río Narcea Gold Mines S.A., según dice y argumenta usted, causa que no concuerda con lo que la empresa está haciendo público a través de la prensa en estos días ni tampoco con las que en este mismo medio ha hecho el Comité de Empresa y, me temo, que tampoco con lo que la misma empresa declaraba en el proyecto de viabilidad. Del Plan de Restauración mejor hablar en otro momento porque corremos el riesgo de que alguien nos diga que lo van a mejorar por encima de las "exigencias legales" en materia de medio ambiente, tal como usted menciona de alguna manera en su artículo.
También parece obviar que en estos días la empresa ha solicitado permiso al Ayuntamiento de Tapia de Casariego para vallar los lagos de Silva, terreno de su propiedad, por posibles riesgos para las personas que se acerquen por la zona, según argumenta la misma; se me ocurre pensar que serían más necesarias las vallas de protección en los accesos a Carlés, que esta empresa ha desviado por el borde de su explotación a cielo abierto, con unos taludes de hasta 90 ó 100 m. de altura; además, en este caso, creo que no les requeriría permiso alguno el Ayuntamiento. Existen precedentes ...
De otra parte, conozco lo que ha publicado la prensa sobre la resolución de la Fiscalía en relación con la denuncia de los ecologistas por los vertidos al Río Narcea, basada, según dice, en informes aportados por las consejerías relacionadas en el tema. Con estos datos puedo entender los argumentos de la fiscalía en su resolución, y, si quiere, hasta con los de los funcionarios encargados de sacar las muestras y analizarlas regular y preceptivamente en los controles periódicos de vertidos al río Narcea, controles que daban por debajo del límite máximo permitido, es decir, agua apta para el consumo humano. ¿Se imagina la situación de estos funcionarios si resultase que después del referido proceso rutinario, en los análisis pedidos por la Fiscalía para incorporar al proceso abierto como consecuencia de la denuncia ecológica, se encontrasen con unas concentraciones de arsénico de 330 partes por billón y de antimonio de 700 ppb como las analizadas por la Universidad Autónoma de Madrid, por encargo de Greenpeace y "La 4" de TV?. Yo, lego en analítica de vertidos, intuyo que no se está analizando la concentración de arsénico en los vertidos que van al río Narcea, sino que se trata de los resultados de unos análisis de tomas efectuadas aguas abajo en el río inferiores en ppb al límite máximo permitido, por el efecto de disolución en un caudal muy superior. Si lo contempla así la normativa, nada que objetar, pero lo debería dejar claro quien corresponda para tranquilidad de todos. Si es así, admitida esta tesis (los salmones parecen no estar de acuerdo con ella ya que en ese tramo de río no "pican"), y como inmerso en el mundo rural en el que estoy, desde aquí ruego a quien corresponda que proceda a revisar los múltiples casos en los que han sido severamente sancionados ganaderos por realizar vertidos de purines al río, en los que no se haya tenido en cuenta el factor de disolución de los componentes tóxicos. ¿O es que hay dos varas de medir? Acláresenos, exigimos igual trato.
Posteriormente (La Nueva España, 15-06-06), el director minero de Río Narcea, Sr. Castañón, admite que llegan al río caudales con entre 100 y 500 ppb de arsénico, procedentes -eso sí- de acuíferos de Carlés. Alarmante. A este señor le anticipo que algunos vecinos de Carlés le hemos "captado" el mensaje; el mismo que hace varios meses nos han anticipado a través de algún singular mensajero. La lógica nos lleva a pensar que con la `'sana" intención de disuadimos de continuar reclamando la restauración de dos manantiales de vital importancia para el pueblo, desaparecidos durante la segunda fase de prospecciones y no restaurados, como en la primera fase; por tanto, premeditadamente, en nuestra opinión.
Y, finalmente, permítame que humildemente le diga que con estas opiniones está siendo usted un defensor incondicional, quiero pensar que por falta de datos y por desconocimiento de la empresa y del lugar, que en su escrito reconoce de alguna manera. Empresa que todo parece indicar que nos va a dejar una negra herencia ecológica. Pero, no se preocupe, le siguen o le anteceden el Sr. Menéndez, ex vecino de Carlés, y un abogado de Tapia de Casariego, residente en Madrid y, tal vez, alguno menos notorio pero más notable, como esforzados defensores que los lectores de La Nueva España han podido apreciar en múltiples declaraciones publicadas en la misma. Seguramente los anteriores por motivos distintos a los de usted.
Reciba un cordial saludo.
José Manuel Murias Díaz
Carlés, a 19 de junio de 2006