25 marzo, 2009

EL COMERCIO 25-03-09 Ponencia sobre la crisis económica

El día 27, el Aula Valdés-Salas de la Universidad de Oviedo organiza la primera sesión pública del Observatorio de la Crisis, un trabajo coordinado por Joaquín Lorences, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico. El acto se realizará en el pabellón de La Veiga, en Salas, a las 16 horas.

LA NUEVA ESPAÑA 25-03-09 Actuaciones medioambientales: cuestión espinosa

Una historia de inauguraciones con ministra

-¡Mi cámara! ¿Dónde está mi cámara? ¿Dónde la habéis puesto?
-La llevas colgada del cuello, y es la décima vez que lo preguntas. También llevas tus cinco bolígrafos de la suerte y tu bloc tiene tantas hojas que Homero hubiera podido escribir en él tres veces su «Odisea», así que tranquilízate.
Desde el amanecer, Jacinto había conseguido poner el gallinero patas arriba, y sus congéneres están contagiados y hartitos a partes iguales con su nerviosismo.
Bien es verdad que la ocasión lo merece: tiene al alcance de las plumas la entrevista de su vida. ¡Nada menos que una inauguración con ministra y todo en la vecina villa! Podría suponer su consagración como reportero, el estrellato periodístico.
-¿Y a esta señora nadie le ha explicado donde se mete?
-¡No me amargues el día, Elvira! Bueno estoy yo para tus historias ¡Ah!, y cuídate mucho de ir a la inauguración con una de tus camisetas reivindicativas, que puedes acabar compartiendo menú carcelario con algún llanisco protestón.
-No pensaba ir, pero ahora que lo mencionas...
Le había gustado el paisaje que vio cuando el avión atravesó la capa de nubes, aunque al llegar a la costa pensó que era mejor hacer como que cerraba los ojos para descansar, así, si le preguntaban por el Muselón o Aboño, podría decir que no había visto nada.
El recibimiento en el aeropuerto fue afable y hasta un poco servil: besuqueos y rendibúes, fotógrafos, gaitas y nenina vestida de porruana con ramo de flores.
-Todo está preparado milimétricamente, señora ministra.
-A lo mejor hay algún problema con unes pites -dijo uno de seguridad- pero «na» de importancia.
-¿La Pita del bable? -interrogó asustado el presidente.
-No, otres pites
-¡Ah, bueno! -suspiró aliviado.
-¡Hay, el bable, que riqueza cultural! -exclamó emocionada la ministra.
-Mire señora, el bable no lo habla nadie, y es un invento de cuatro para timar a los asturianos. A donde vamos dicen pitas, por tanto a éste no lo entenderían. Dice pites porque es de Blimea.
-De Sotrondio -dice el segurata un pelín ofendido.
-Bueno, es lo mismo
-Van decime que ye lo mismo Gijón que Contrueces -remungó por lo bajo el aludido.
Los Faetones enfilaron hacia su destino a toda velocidad. A medida que avanzaban le parecía que el tiempo retrocedía.
-¿Dónde estamos?
-Ya falta poco, señora ministra.
-Estamos en tierra de la Gold Mines, y vamos pa Macondo -volvió a remungar el de seguridad.
-¿Y dónde está la gente? No se ve a nadie.
-No se preocupe, estará todo el mundo en la villa esperándola.
Se entristeció un poco, pero ni aunque la torturaran hubiera admitido que le hacía ilusión que hubiese niños con banderitas a lo largo de la carretera, así que se entretuvo mirando los desmontes de la autovía y contando las innumerables canteras.
Al llegar a su destino y posar el pie, contempló el paraíso natural: las obras de la autovía y sus viaductos, parques eólicos y bosques de eucaliptos. Todo le estaba pareciendo un poco raro, pero si con ella iba el Director General de Política Forestal, y además era de Los Verdes, sería que todo iba bien.
Comenzaron los discursos. El vate local glosa las virtudes del progreso, hace florilegios de la vida rural y menta a la madre de los ecologistas. Las autoridades locales hacen acopio de su verbo florido. El presidente habla de texturas sociales, compromisos organizacionales, clústeres, incardinaciones en las dimensiones contextuales? La ministra no entiende nada.
-Este idioma ye el tinés y nunca lo faló naide. Ye un invento de esti y otros cuatro etcétera, etcétera -dijo al oído de la ministra el crítico habitual.
A la hora de cortar la cinta se puso de muy mal humor ¿Un edificio nuevo para el Ayuntamiento? ¿Qué tenía que ver esto con ella? ¿Y cómo qué recuperación medioambiental del río? Estaba inaugurando un canal. Le habían sacado el dinero a su ministerio, cuando aquello tenía que haberlo pagado Fomento
El remate fue en el ágape. Aparte de cuatro servilismos nerviosos, todo el mundo estaba más pendiente de la cantidad y calidad de la tortilla de patata que de su persona. Parecía que con ello estuvieran dirimiendo la política mundial.
Por fin de vuelta. Ya se iba a largar de allí. Qué razón tenía su amiga Maleni: «Mira iha, yo a Ahturia ni de vacacione pagá». Que gracia tenía esa mujer.
Jacinto volvió algo descalabrado y de muy mal humor. Alguien había decidido que un gallo de genuina raza asturiana era un elemento sospechoso y, posiblemente, desestabilizador en la coyuntura actual.
De nada sirvieron sus protestas ni sus credenciales. Le encerraron en un cuarto de las oficinas de la policía municipal, vigilado permanentemente por un agente de la autoridad.
Cuando lo soltaron sólo quedaban los trozos de la cinta, y un ambiente de fin de fiesta que contribuyó a hundir aun más su ya maltrecha moral. «Se van a enterar», cacareó lloroso.