17 mayo, 2010

LA NUEVA ESPAÑA 17-05-10 Viescas, en peligro

Marcelino Rodríguez Álvarez (Oviedo)
El filólogo Xosé Lluis García Arias explica que el término «viesca» significa bosque o lugar frondoso poblado de arbustos y otras plantas, así como semillero de castaños, robles y avellanos o plantación de árboles. Hace casi un mes que las palas y las taladradoras ocuparon ilegalmente el monte del Acebo (Viescas, Salas) causando un daño ya irreparable en árboles y caminos (vid. LA NUEVA ESPAÑA de Occidente, 17 de abril de 2010). Si nadie lo remedia, la cantera que pretenden explotar se llevará también por delante los acuíferos subterráneos que abastecen a muchos de los pueblos de la zona; eso, por no hablar del perjuicio que ocasionará a la población (la cantera estará a menos de 300 metros del pueblo), el ganado y la fauna y vegetación autóctonas.

Al parecer, da igual que las obras no tengan los permisos oportunos, que las máquinas entren impunemente o que el dueño de la cantera okupa (quizás un poco agobiado por ciertos plazos administrativos) desafíe al Ayuntamiento y a los vecinos con esta actitud prepotente. La cuestión es que mientras el Alcalde se limite a interpretar su opereta de patéticos amagos en lugar de paralizar y denunciar de una vez por todas esta actividad ilegal –como él mismo la ha definido– no habrá nada que hacer.

¿Cómo respetar la autoridad de un Consistorio que ni siquiera es capaz de hacer cumplir sus propias disposiciones? ¿Qué le pasaría a un vecino del concejo si le diera por meter una pala en el monte? ¿Habría también para con él los mismos miramientos? Evidentemente, no. ¿Cuál es, entonces, la intención del Alcalde? ¿Terminar de sofronizar totalmente a los bienintencionados vecinos que todavía se preocupan por el tema? Lo verdaderamente sangrante es, sin embargo, que ni éste ni los otros (ni mucho menos la oposición municipal, ni el Seprona, ni nadie) acaben de llevar el asunto al lugar donde debiera estar: el Juzgado. ¿Por qué?

No importa. Sea por acción o por omisión, todos hemos firmado ya el acta de defunción del monte del Acebo y del pueblo de Viescas. Que nadie se lleve después las manos a la cabeza si llega el día en que, por ejemplo, haya que bombear agua desde el Narcea para atender a las necesidades de los pueblos de la zona. Eso, contando con que el agua del Narcea sea potable para entonces (reapertura de las minas de oro, depósitos de cianuro) y con que quede alguien en Viescas, Ovanes, Carlés, Oteiro o La Veiga de Soto para poder beberla...

Vecinos y políticos de todos los colores, vayan pensando en otro nombre para Viescas, porque en poco tiempo no quedarán árboles que justifiquen su topónimo, aunque es de sospechar que lo único que ya sepan es el epitafio que grabarán sobre las piedras que sepulten un pueblo: «Sit tibi terra levis, Viescas».

http://mas.lne.es/cartasdeloslectores/carta/3759/viescas-peligro.html