Última fundición de oro de Río Narcea Gold Mines, el pasado 29 de diciembre de 2006.
Boinás (Belmonte), V. DÍAZ PEÑAS
Casi todo en este mundo tiene un principio y un final. Éste es el caso de la compañía Río Narcea Gold Mines (RNGM), que finalizó, casi por completo, su andadura en Asturias después de estar trabajando más de diez años en las explotaciones auríferas de Boinás (Belmonte) y
Carlés (Salas). El pasado miércoles se conocía que la firma sueca Ludin Mining se ha hecho con el 71,2 por ciento del capital de Río Narcea por un total de 1.100 millones de dólares canadienses, unos 765 millones de euros, haciéndose con el control de la compañía, que inició su andadura en 1994.
Entonces un grupo de accionistas salió a Bolsa para financiar y poner en marcha el yacimiento de El Valle, en Belmonte. No obstante, la actividad comenzó entre 1986 y 1990 en
Carlés (Salas), de la mano de la empresa Angloamerican Corporation, que, finalmente, vendió el proyecto al grupo Río Narcea. Es entonces cuando RNGM impulsa el proyecto minero del Valle.
En 2001 la empresa compra la mina de níquel de Aguablanca (Badajoz), y en 2003 adquiere la mina de Tasiast (Mauritania). Todo enmarcado en un proyecto de gran envergadura que se truncó al serle denegado el permiso de explotación del yacimiento de Salave, en Tapia de Casariego, en febrero de 2006. La decisión obligó a la empresa a echar el cierre a sus instalaciones en Asturias, salvo las oficinas centrales, basándose en que la producción de
Carlés y Boinás no sería rentable sin la puesta en marcha del proyecto de Salave.
Un millón de onzas de oro
En lo que se refiere a los números, después de doce años de explotación en Asturias, el grupo Río Narcea vendió desde el año 1997 aproximadamente un millón de onzas de oro o, lo que es lo mismo, 31 toneladas. Una cifra a la que hay que sumar el mineral proveniente de Groenlandia y que fue tratado en El Valle. Además, la empresa generó unos 400 millones de euros en inversiones y gastos en Asturias.
Lo que daba el oro se acabó. En febrero del pasado año la empresa anunciaba el cierre de sus explotaciones en Asturias, una medida que afectó de manera directa a los 212 trabajadores del grupo e indirecta a otros tantos de subcontratas. Muchos auguraban entonces el final de una comarca que carecía de otro tipo de industria que la del oro, cayendo la noticia como un jarro de agua fría tanto en Belmonte como en
Salas. Ya nada fue lo mismo.
Tras largas negociaciones entre la dirección de la empresa y el comité de trabajadores, se llegó a un acuerdo por el que un total de 161 personas se acogerían al expediente de regulación de empleo. El resto seguiría trabajando en las oficinas, mientras que otros 10 llevarían a cabo labores de mantenimiento y restauración de las minas asturianas. Así se planeó y así finalmente ocurrió el 29 de diciembre de 2006, cuando las explotaciones de
Carlés y Boinás echaron el cierre, transcurridos apenas nueve días desde que Río Narcea fundiera los tres últimos lingotes de oro de Asturias y también de Europa. Un cierre que muchos esperaban fuera temporal, con la ilusión de que otra empresa se hiciera con el proyecto suspendido por RNGM.
Finalmente, el acuerdo llegó el pasado mes de abril, cuando la empresa canadiense Kinbauri Gold Corp. hizo efectiva su opción de compra de los yacimientos auríferos de Boinás-El Valle,
Carlés y las exploraciones de La Brueva y
Godán, todas ellas dentro del denominado «cinturón de oro del Narcea». La empresa canadiense pagó 5 millones de dólares americanos, es decir, 3,7 millones de euros.
En la actualidad Kinbauri realiza estudios para conocer las posibilidades de los yacimientos. Río Narcea, por su parte, trabaja en el proceso de restauración de la mina de El Valle.