23 junio, 2010

LA NUEVA ESPAÑA 23-06-10 Desastres

Mejor que salir en la foto es que no haya foto







ANTONIO OCHOA
Hay muy pocos imprevistos que no hubiesen podido ser predichos y las inundaciones de los días pasados son un claro ejemplo. Sabemos positivamente que en Asturias hay periodos de sequía y aguaceros. Era seguro que las lluvias torrenciales tenían que producirse tarde o temprano y es seguro que se repetirán. Es seguro que habrá vendavales, tormentas eléctricas, olas enormes y temblores de tierra. Ha habido en el pasado y volverá a haber. Es seguro que habrá incendios, vertidos contaminantes y accidentes aéreos, marítimos y terrestres. Es seguro que habrá epidemias, atentados y crisis económicas. Es seguro, incluso, que varios de estos fenómenos se presentarán alguna vez juntos y en el peor momento, haciendo el máximo daño posible. No sabemos cuándo, es cierto, pero sabemos que pasará y que tenemos que estar preparados. Cuando se presenta un acontecimiento de este tipo, no se puede alegar que era algo impredecible porque es mentira.
Mejor que luchar contra los desastres es evitar que ocurran. No podemos, de momento, controlar los fenómenos naturales, pero estos rara vez devienen en catástrofes sin la ineptitud humana. Para que se inunde un hospital, no basta que llueva mucho; hace falta un incompetente que lo construya en una zona de aluvión. Para que se forme un embalse que anegue varias casas, no basta que crezca el río; es necesario que algún idiota coloque un talud en su camino o intente robarle su cauce. No es cuestión de mala suerte. Después de hecha la chapuza, es, simplemente, cuestión de tiempo que suceda. La idiotez y la deshonestidad, juntas o por separado, están en el origen de casi todos los grandes desastres.
Lo primero, predicción. Hoy en día es posible anticipar la mayoría de los fenómenos naturales e, incluso, identificar con cierta precisión las causas, lugares y fechas más probables de los accidentes de origen humano. Los segundo, prevenir. Debería haber un análisis exhaustivo del potencial comportamiento de las infraestructuras y equipamientos vitales existentes frente a estas circunstancias adversas y tener en cuenta este hecho en la planificación de las nuevos. Si excavamos una ladera inestable confiando en que no llueva torrencialmente, tendremos argayo asegurado. Si dejamos que las torres eléctricas se pudran confiando en que no habrá nevadas ni vientos fuertes, tendremos garantizado un apagón. Si no extremamos la vigilancia confiando en que los pirómanos se arrepientan por si solos, arderemos por todas partes.
Desgraciadamente, el dinero invertido en previsión y prevención no produce tantos réditos políticos como el que se invierte en reparar los daños. No permite salir en la foto porque evita que haya foto. Sin embargo es cien veces más rentable económica y humanamente. Los ciudadanos deberíamos reclamar que no se detrajera ni un euro de estos conceptos y, en aquellos casos en los que se hace oídos sordos a los reiterados avisos de los particulares, exigir que los culpables de ignorar estas advertencias hicieran frente personalmente a los daños causados por su estulticia, deshonestidad o incompetencia. Mientras los responsables últimos sigan quedando impunes, los desastres se repetirán una y otra vez.

http://www.lne.es/opinion/2010/06/23/desastres/933087.html

LA NUEVA ESPAÑA 23-06-10 Villazón busca atajos contra el aislamiento

Los afectados por el corte de la carretera entre Cornellana y Salas, desesperados ante la falta de una fecha para la reapertura







Pepito Díaz, cuarto por la izquierda, con algunos clientes de su  bar, junto a unos de los atajos.
Pepito Díaz, cuarto por la izquierda, con algunos clientes de su bar, junto a unos de los atajos.

Villazón (Salas), Lorena VALDÉS
«¡Menos mal que llegaste, en lugar de la comida casi tengo que ponerte la merienda!». El propietario del bar Casa Domingo en Villazón (Salas), Pepito Díaz, opta por tomarse con humor, junto a los pocos clientes que paran en estos días en su establecimiento, los rodeos y retrasos provocados por el corte en la carretera nacional entre Cornellana y Salas que dura ya seis jornadas y que obliga a los conductores a acceder a Salas por la AS-15, a través de Soto de los Infantes. «¡No queda otra, esto va para largo, si se hubiese arreglado a tiempo no tendríamos estos problemas!», afirma enfadado el hotelero con el apoyo unánime de sus contertulios.
Los afectados saben que el problema generado por las lluvias en la vía es serio. Así lo ratificó ayer el delegado del Gobierno, Antonio Trevín. «La ladera sigue presionando el vial. Esperamos en encontrar una situación sostenible este mes; los máximos responsables de Fomento y Carreteras están trabajando en ello, pero poco más puedo decir».
Sin fecha para la reapertura, los habitantes de Villazón intentan hacer vida normal. Maruja Díaz tenía cita en la peluquería en Salas a las cuatro de la tarde. Llegó por los pelos. «El argayo nos dejó sin Alsa y tengo que andar pendiente de que me vengan a buscar para hacer los recados».
Su sobrino, Luis Miguel Suárez, complaciente utilizó un camino habilitado para residentes en Villazón para que su tía no perdiese la vez. Quienes no conocen los atajos para evitar el obstáculo de Villazón no les queda otro remedio que dar la vuelta. Fue el caso de Arturo Fernández y Rosario Menéndez de San Estaban de Pravia. "La verdad no nos habíamos enterado que estaba cortada».

http://www.lne.es/occidente/2010/06/23/villazon-busca-atajos-aislamiento/932950.html