LA VOZ DE ASTURIAS 02-03-10 Réplica a una carta
María Ángeles Fernández Gil
Gijón
Con fecha 21 de febrero de 2010, se publicó en el periódico LA VOZ DE ASTURIAS una carta firmada por doña Susana Álvarez Álvarez, concejala de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Salas.
Dicha carta, por su más que deficiente redacción, y también por su intencionada ambigüedad, pudo en su momento resultar un tanto incomprensible para algunos lectores, lo cual ha contribuido a que en estos últimos días el asunto haya sido tratado en diversos foros de Internet dedicados a la actualidad asturiana. Quienes allí han entrado habrán quedado perplejos al comprender el alcance de las palabras de doña Susana.
La concejala criticaba en su carta, sin dar nombres, las colaboraciones que publica en prensa regional la pintora salense Celsa Díaz Alonso.
Las críticas se dirigían no tanto al contenido de estas colaboraciones como a su forma, quizás demasiado literaria para el gusto y sensibilidad de doña Susana. Además, se permitía la grosería de aludir humorísticamente con maldita la gracia a cierta tragedia familiar acaecida hace ya muchos lustros y cuya sola mención en semejante tono dicen mucho de la edil y su altura moral.
En el último párrafo invocaba «la salud de la sociedad», atacada según ella por la «difusión de estos pensamientos». Es decir, debería evitarse la publicación de los artículos de Celsa Díaz; vamos, lo que se ha llamado censura toda la vida.
Prepotencia, ignorancia, grosería, censura ¿Es esto lo que nos pueden ofrecer nuestros representantes políticos?
¿Nadie en la FSA va a llamar al orden a esta señora?
Gijón
Con fecha 21 de febrero de 2010, se publicó en el periódico LA VOZ DE ASTURIAS una carta firmada por doña Susana Álvarez Álvarez, concejala de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Salas.
Dicha carta, por su más que deficiente redacción, y también por su intencionada ambigüedad, pudo en su momento resultar un tanto incomprensible para algunos lectores, lo cual ha contribuido a que en estos últimos días el asunto haya sido tratado en diversos foros de Internet dedicados a la actualidad asturiana. Quienes allí han entrado habrán quedado perplejos al comprender el alcance de las palabras de doña Susana.
La concejala criticaba en su carta, sin dar nombres, las colaboraciones que publica en prensa regional la pintora salense Celsa Díaz Alonso.
Las críticas se dirigían no tanto al contenido de estas colaboraciones como a su forma, quizás demasiado literaria para el gusto y sensibilidad de doña Susana. Además, se permitía la grosería de aludir humorísticamente con maldita la gracia a cierta tragedia familiar acaecida hace ya muchos lustros y cuya sola mención en semejante tono dicen mucho de la edil y su altura moral.
En el último párrafo invocaba «la salud de la sociedad», atacada según ella por la «difusión de estos pensamientos». Es decir, debería evitarse la publicación de los artículos de Celsa Díaz; vamos, lo que se ha llamado censura toda la vida.
Prepotencia, ignorancia, grosería, censura ¿Es esto lo que nos pueden ofrecer nuestros representantes políticos?
¿Nadie en la FSA va a llamar al orden a esta señora?