LA NUEVA ESPAÑA 13-11-08 Río Narcea vuelve a la carga
Costes adicionales
La situación del medio ambiente en el occidente asturiano
Algo huele a podrido en nuestro terruño astur cuando ante la propuesta de protección de un espacio natural de interés planteado por los grupos parlamentarios de la oposición el PSOE la rechaza argumentando que ya está suficientemente protegido, mientras bajo manga se negocia con una empresa de infausto recuerdo por estos lares, que pretende volver a la carga con una mina en galería: el denominado proyecto «Salave».
Aquellas protestas protagonizadas por los habitantes del concejo de Tapia, que, por cierto, veíamos con envidia algunos desde otros lugares donde la instalación de minas a cielo abierto fue bendecida por nuestros próceres locales, llegando algunos a ofrecerse de guías aficionados para que los que se preveía iban a ser los nuevos socios del club Cianuro Forever comprobaran con sus propios ojos las excelencias derivadas de semejante «negociazo». ¿Sirvieron para tan poca cosa que una vez más demuestran impunemente su desprecio por el occidente astur?
Durante la intervención que José Alba, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Oviedo, experto en economía de los recursos naturales y del medio ambiente, realizó el 4 de noviembre ante el Parlamento regional, dentro de las comparecencias informativas sobre la Estrategia Energética del Principado de cara al año 2012 -y a las que tan escasa, por no decir nula, cobertura se dio en los medios-, aludió a una ocasión en la que, expuesta toda la folletería turística del Principado, la comisaria de la exposición confesó sin ningún rubor que de las fotos se había quitado por arte de magia el cableado eléctrico (je, je). Esto quiere decir que, efectivamente, a nuestras mentes pensantes les da la cabeza para percatarse de que ciertas modificaciones en el paisaje tienen un coste económico, en ocasiones muy elevado, perfectamente cuantificable por gente como el compareciente.
¿Cómo van a borrar de las fotos un desaguisado como el que pretenden hacer? ¿Igual que el paisaje lunar de Boinás con su balsa repleta de metales pesados «y su canesú»? ¿Haciéndolo desaparecer del mapa fotográfico asturiano de un plumazo? Porque a ver quién es el valiente turista que se acerca a semejante paraje con ánimo de disfrutar del cacareado Paraíso Natural.
Y alguien tiene que pagar esos costes, ¿no? Pues los pringadillos de siempre. El occidente asturiano no debería permitir que continúen haciendo impunemente de nuestra tierra el basurero que nadie quiere al lado de su casa, que se puede llenar de mierda porque la sumisa y escasa población consiente todo lo que le venga encima, que da un poquito de miedo enfrentarse al sistema caciquil que campea por sus anchas en estos lares.
Mientras tanto, felicidad total, porque vamos a ser un referente mundial en la arquitectura de vanguardia gracias a los arriesgados proyectos de un nuevo museíto de colorines. Pero esto será para otra ocasión.
La situación del medio ambiente en el occidente asturiano
Algo huele a podrido en nuestro terruño astur cuando ante la propuesta de protección de un espacio natural de interés planteado por los grupos parlamentarios de la oposición el PSOE la rechaza argumentando que ya está suficientemente protegido, mientras bajo manga se negocia con una empresa de infausto recuerdo por estos lares, que pretende volver a la carga con una mina en galería: el denominado proyecto «Salave».
Aquellas protestas protagonizadas por los habitantes del concejo de Tapia, que, por cierto, veíamos con envidia algunos desde otros lugares donde la instalación de minas a cielo abierto fue bendecida por nuestros próceres locales, llegando algunos a ofrecerse de guías aficionados para que los que se preveía iban a ser los nuevos socios del club Cianuro Forever comprobaran con sus propios ojos las excelencias derivadas de semejante «negociazo». ¿Sirvieron para tan poca cosa que una vez más demuestran impunemente su desprecio por el occidente astur?
Durante la intervención que José Alba, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Oviedo, experto en economía de los recursos naturales y del medio ambiente, realizó el 4 de noviembre ante el Parlamento regional, dentro de las comparecencias informativas sobre la Estrategia Energética del Principado de cara al año 2012 -y a las que tan escasa, por no decir nula, cobertura se dio en los medios-, aludió a una ocasión en la que, expuesta toda la folletería turística del Principado, la comisaria de la exposición confesó sin ningún rubor que de las fotos se había quitado por arte de magia el cableado eléctrico (je, je). Esto quiere decir que, efectivamente, a nuestras mentes pensantes les da la cabeza para percatarse de que ciertas modificaciones en el paisaje tienen un coste económico, en ocasiones muy elevado, perfectamente cuantificable por gente como el compareciente.
¿Cómo van a borrar de las fotos un desaguisado como el que pretenden hacer? ¿Igual que el paisaje lunar de Boinás con su balsa repleta de metales pesados «y su canesú»? ¿Haciéndolo desaparecer del mapa fotográfico asturiano de un plumazo? Porque a ver quién es el valiente turista que se acerca a semejante paraje con ánimo de disfrutar del cacareado Paraíso Natural.
Y alguien tiene que pagar esos costes, ¿no? Pues los pringadillos de siempre. El occidente asturiano no debería permitir que continúen haciendo impunemente de nuestra tierra el basurero que nadie quiere al lado de su casa, que se puede llenar de mierda porque la sumisa y escasa población consiente todo lo que le venga encima, que da un poquito de miedo enfrentarse al sistema caciquil que campea por sus anchas en estos lares.
Mientras tanto, felicidad total, porque vamos a ser un referente mundial en la arquitectura de vanguardia gracias a los arriesgados proyectos de un nuevo museíto de colorines. Pero esto será para otra ocasión.