LA NUEVA ESPAÑA 14-12-07 Siempre el salmón
LUIS ARIAS ARGÜELLES-MERES
Érase una vez un niño nacido en Lanio, pueblo situado un poco más abajo de la desembocadura del Pigüeña en el Narcea, y no mucho más arriba de que este último se entregase al Nalón. Padre le había contado que el Pigüeña, antes de que considerable parte de sus aguas fuesen retenidas para generar energía eléctrica, había tenido un caudal considerablemente mayor. También le había hecho saber que, mucho más distante aún en el tiempo, el Nalón bajaba con aguas limpias con un potencial salmonero grandioso. Así pues, allá en mi infancia, la que, según Rilke, es nuestra verdadera patria, el Narcea a su paso por Lanio era un río privilegiado que no había sufrido ni merma en su caudal ni contaminación en sus aguas. Un río lleno de vida y pródigo en truchas, reos, salmones y anguilas. Un río que encumbró a Cornellana como capital salmonera, cosa que tampoco conviene olvidar y que reivindicaré siempre.
Y ahora tengo noticia de que el Ayuntamiento de Pravia organiza unas actividades que tienen como objetivo que se conozca más y mejor todo lo que rodea al salmón, en la presente etapa de desove, y al reo. Estupenda la iniciativa, máxime si sirve también para que, recordando lo mucho que hemos perdido en los tres ríos nombrados, quienes dirigen la vida pública tomen conciencia de cuál es_ nuestro tesoro, al que tenemos que mimar no sólo a beneficio del presente.
El salmón, siempre el salmón. El bajo Narcea sin él perdería nada más y nada menos que su magia. ¿Les parece poco?
Y ahora tengo noticia de que el Ayuntamiento de Pravia organiza unas actividades que tienen como objetivo que se conozca más y mejor todo lo que rodea al salmón, en la presente etapa de desove, y al reo. Estupenda la iniciativa, máxime si sirve también para que, recordando lo mucho que hemos perdido en los tres ríos nombrados, quienes dirigen la vida pública tomen conciencia de cuál es_ nuestro tesoro, al que tenemos que mimar no sólo a beneficio del presente.
El salmón, siempre el salmón. El bajo Narcea sin él perdería nada más y nada menos que su magia. ¿Les parece poco?