Ubaldo García, su mujer, Orfelina, y José de Arango, dirigente vecinal, en un homenaje al primero en Mallecina, en 2011. lne
Un grupo de amigos propone el nombramiento de Ubaldo García, dueño
del restaurante ovetense La Paloma, como hijo predilecto de Salas
Salas, Sara ARIAS
Un reconocimiento a «una persona entrañable y
un ejemplo para todos de lo que es hacerse a sí mismo». De esta forma
explica Maximino Fernández Sendín la iniciativa de proponer a Ubaldo
García, fundador del restaurante La Paloma de Oviedo, como hijo
predilecto de Salas, lugar del que es oriundo.
Un grupo de
amigos, conocedores de la trayectoria humana y laboral de Ubaldo García y
de su amor por Salas, decidieron durante una comida movilizarse en
busca de firmas para proponer al Ayuntamiento de Salas que le sea
concedido este título a García. Ya han reunido más de 150 apoyos, porque
«nadie se niega, estamos sorprendidos de lo popular y querido que es
Ubaldo en Asturias», explica Fernández. También han recabado el respaldo
de diferentes asociaciones y colectivos, como Hostelería de Asturias,
de la que García fue fundador y primer presidente, en 1977, junto a los
hermanos Cantón, de La Gruta, y los gerentes de otros afamados
restaurantes como Marchica, Casa Fermín, La Mallorquina, El Café de
Alfonso y el restaurante Lobato.
La próxima semana presentarán
las firmas en el Ayuntamiento de Salas. Fernández, que encabeza a los
impulsores de este reconocimiento, señala que cuentan con el apoyo
«total» del equipo de gobierno salense, por lo que esperan que su
iniciativa llegue a buen puerto y pronto puedan aplaudir a García en el
Consistorio cuando sea nombrado hijo predilecto de Salas.
Fernández
califica a García como «un ejemplo humano» y comenta cómo «hace alarde
constantemente de su condición de salense», a lo que añade el hecho de
haber «puesto a Salas en el mapa y engrandecido el prestigio de su lugar
de origen». Otras de las razones que les han llevado a buscar firmas
para respaldar la propuesta de nombramiento de hijo predilecto de Salas
son «su ejemplo de tesón, trabajo, superación y acertada gestión, como
lo demuestra, la permanencia, éxito y gran afluencia de clientes que
diariamente acuden a La Paloma», destaca Fernández.
Los
organizadores de esta distinción quieren que también sea un homenaje «a
su dulce, tenaz, abnegada y fiel esposa, Orfelina, que lo ha acompañado
en esta larga aventura de la vida, siendo el principal sostén del
negocio y de la vida familiar, sin olvidar y recordando el aforismo:
detrás de todo gran hombre, siempre hay una gran mujer», afirma
Fernández.
Para los impulsores de este reconocimiento, «Ubaldo
lo tiene bien merecido como culminación a toda una vida de trabajo y
pienso que, además, serviría de ejemplo de una gestión acertada en un
sector en constante evolución, como es la hostelería. Recomendamos a los
alumnos que pasen por La Paloma para que vean, estudien y analicen los
factores que intervienen en el éxito de este establecimiento después de
casi 40 años».
Según Fernández, el homenajeado «está
encantado, hablamos todos los días y está muy ilusionado con todo el
apoyo que está recibiendo y que no esperaba». Aunque declara que García
siempre le insiste en que su éxito profesional «no sería posible sin el
equipo humano que forma La Paloma, alguno con más de cuarenta años en el
negocio». Por lo que, para Ubaldo García, este título es también un
merecido homenaje para ellos.
Actualmente, García tiene 81
años y está retirado. Explica Fernández que «divide su tiempo y su
corazón» entre su pueblo natal, Mallecina, y Oviedo, «donde es fácil
encontrarlo paseando por la Losa apoyándose en un artesano bastón, con
el glamour de un artista, que lo es, de la vida, saludando».
Pese
al retiro, cuentan de él que suele acudir a La Paloma, donde «pone
orden si es necesario, mientras departe con unos y con otros, ya que
tiene muchos clientes cautivos de años».
García comenzó a
trabajar con sólo 14 años, en 1947, como aprendiz de camarero en la
antigua Paloma, «allí conoció a Orfelina, que años más tarde se
convertiría en su esposa», detalla Fernández. En 1957 se hizo cargo del
bar de la Casa Sindical y, en 1976, tras comprar los derechos a los
antiguos propietarios, abrió el actual La Paloma en la calle
Independencia. Hoy La Paloma es un símbolo de Oviedo. Un emblemático
establecimiento «de visita obligada y un punto de referencia para
ovetenses y foráneos a la hora de tomar el aperitivo». Sus dos productos
estrella son las gambas a la gabardina y el vermú solera «La Paloma».
García será nombrado hijo predilecto de Salas gracias a su humanidad y a su duro trabajo.
http://www.lne.es/occidente/2012/11/23/firmas-hombre-ejemplar/1330913.html